Podía esperarse un duelo frío de tanteo, pero el campeón del mundo, Magnus Carlsen, y el recién coronado aspirante, Fabiano Caruana, han jugado una animada partida en el Grenke Chess que ha empezado este sábado en Baden Baden, ciudad alemana famosa por sus balnearios. Lo que se vio sobre el tablero no fue un masaje, precisamente, aunque acabara en tablas. Como anticipo de lo que podremos ver en Londres es muy prometedor, entre dos jugadores que siempre lo dan todo y a los que es muy difícil terminar de rematar.
La imagen de arriba es de Georgios Souleidis
La suerte quiso que los dos rivales del próximo Mundial se enfrentaran en la primera ronda del torneo de Alemania. No es la primera ni la segunda vez que ocurre, aunque en el fondo no importa tanto la ronda en la que les toque cruzarse. Lo que tiene valor es que todo lo que jueguen ambos finalistas antes de noviembre será analizado con lupa. En otros tiempos, los jugadores se guardaban sus mejores armas y experimentaban con aperturas secundarias, para no desvelar su arsenal. Carlsen y Caruana desplegaron un ajedrez vistoso y agresivo. El noruego tuvo la partida ganada, según los ordenadores, pero el campeón, pese a todo humano, pudo incluso perder al final.
Para Fabiano tampoco tuvo que ser fácil jugar justo después de terminar el agotador torneo de Candidatos. Magnus, motivado, encontró la ocasión perfecta para reivindicarse como número uno del mundo, de momento indiscutible. El noruego construyó un centro del campo que ni la selección española de fútbol, pero Caruana encontró recursos y la energía necesaria para complicar el final de torres. Todos cantaban la victoria del primero, pero para ello el número uno habría tenido que ver un movimiento de ciencia ficción, en la jugada 54, Th7 era el único movimiento que ganaba. Nunca sucedió.
El Grenke Chess promete, con su inteligente mezcla de estrellas, jugadores no tan conocidos y a la china Hou Yifan, que plantó cara a Vishy Anand, a quien hizo tablas en un duelo entre excampeones.
En otra de las partidas, Arkadij Naiditsch bailó con Maxime Vachier-Lagrave un rock salvaje. Quien perdiera el paso se quedaba sin el punto, pero ambos encontraron recursos para hacer valer sus fuerzas y tuvieron que firmar las tablas. El alemán desperdició una buena ocasión, porque fue quien tuvo más cerca la victoria, pero como Carlsen, también pudo haber perdido perfectamente.
Ajedrez