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Arbitrar con pánico el Mundial de Ajedrez

Shohreh Baya teme volver a Irán tras difundirse una imágenes en las que aparece dirigiendo una partida sin hiyab

Arbitrar con pánico el Mundial de Ajedrez
La árbitro iraní Shohreh Bayat observa a las jugadoras en la final del Mundial de Ajedrez, en Shanghái, el pasado 6 de enero. Foto: Lewis Liu / FIDE / REUTERS
Federico Marín Bellón el

Shohret Bayat, árbitra de ajedrez de 32 años, ha cumplido su sueño profesional como juez principal del Mundial femenino que se disputa estos días en Vladivostok (Rusia), después de celebrar su primera mitad en la ciudad china de Shanghái. La campeona Ju Wenjun y la aspirante Aleksandra Goryachkina no le han dado quebraderos de cabeza, pese a lo igualado del marcador y a que el duelo ofrece la mayor bolsa en la historia del ajedrez femenino: medio millón de euros. Pero no todo va bien en el Mundial.

Bayat ha confesado que vive con temor, después de que una de las fotografías tomadas en Shanghái y difundidas por la prensa internacional la mostrara sin el preceptivo pañuelo o hiyab, como obliga el régimen de su país. El resultado es que tiene miedo de volver a Irán, donde las mujeres pueden ser incluso encarceladas por violar el estricto código de vestimenta islámico.

Shohreh Bayat, esta vez con la cabeza parcialmente cubierta, en la final del Mundial femenino. Foto: Lewis Liu / FIDE / REUTERS

Según dijo Bayat a la BBC, ella está en contra de la obligación del pañuelo, como muchas de sus compatriotas, pero hasta ahora la había respetado incluso cuando arbitraba lejos de su país. En el Mundial, sin embargo, no ha sido tan escrupulosa en el cumplimiento de la norma, y un día descubrió en el móvil que su fotografía estaba en todos los medios de su país, que daban por hecho que ella protestaba así contra el hiyab.

«Va contra mis creencias», contó la árbitra a la BBC. «La gente debería tener derecho a elegir cómo quiere vestir. No tendría que ser obligatorio. Lo estaba soportando porque vivo en Irán y no tenía más remedio». Shohreh Bayat también dijo que la federación de su país le ha dado instrucciones para que «escriba algo», se supone que un texto de arrepentimiento, sugerencia a la que se ha negado, aunque sabe que no solo es peligroso para ella, sino para su familia. «En mi país hay mucha gente en la cárcel a causa del pañuelo. Es un asunto muy serio. Es posible que quisieran ponerme como ejemplo», explica, antes de confesar que siente «verdadero pánico».

Por parte de la FIDE, solo el británico Nigel Short ha dado la cara por Bayat –es cierto que la polémica acaba de estallar–, de quien ha destacado que es la primera secretaria general de un deporte federado en Irán y la única árbitra de primera categoría del continente asiático, lo que la convierte en «una gran embajadora para su país». El testimonio del vicepresidente de la Federación tiene aún más valor, por cuanto en el pasado también realizó alguna declaración incorrecta o mal entendida sobre la capacidad de las mujeres para jugar al ajedrez.  

Valentía extra

La polémica se produce días después de que la gran estrella emergente del ajedrez iraní, el joven de 16 años Alireza Firouzja, haya decidido jugar al margen de su país, que no permite a sus deportistas enfrentarse a  representantes de Israel. El chaval disputó los mundiales de rápidas celebrados hace unas semanas bajo la bandera de la FIDE. Muchos hablan ya de Firouzja como próximo candidato al título mundial, y en su caso la decisión es valiente, pero a él no le van a faltar «novias». Uno de los países mejor colocados para quedarse con el gran maestro es Francia, donde reside en la actualidad.

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