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¿Qué espera Argelia de Rusia?

¿Qué espera Argelia de Rusia?
Jorge Cachinero el

NB: Una versión distinta de este artículo fue publicada anteriormente en El Economista con un título diferente.

El Economista, 17 de abril de 2023, p. 31.

Argelia cree haber identificado una oportunidad para su país en el actual proceso de realineamiento de la geopolítica mundial, tras el comienzo, en febrero de 2022, del conflicto entre Estados Unidos (EE. UU.) y la Federación Rusa en Ucrania.

Para materializarla, Argelia desearía que Rusia abandonara su objetivo de desarrollar una política exterior equilibrada en el Próximo Oriente porque no considera que ésta sea viable.

Según el gobierno argelino, esta aspiración rusa es irrealista, a la vista del empeño de EE. UU. por hacer exactamente lo contrario, en la región del Norte de África y del Próximo Oriente –Middle East and North Africa (MENA), en inglés-, al apoyar a determinados países en contra de otros.

En Argelia existe la convicción de que, tras el estallido de la guerra en Ucrania, Rusia no debería tratar a los países de la región MENA por igual, sino, más bien, en función de cómo éstos han reaccionado hacia la Federación Rusa tras el comienzo del enfrentamiento militar en el este de Europa.

Siguiendo esta lógica, según Argel, si los gobiernos MENA se han dividido entre aquellos que apoyan las posiciones de Rusia, o amistosos, los que permanecen neutrales y los que toman partido por los intereses estadounidenses, o inamistosos, hasta el punto, en algunos casos, de suministrar armas a Ucrania, Rusia debería reciprocarles.

La relación entre Argelia y Rusia es larga y comenzó antes, incluso, de la declaración de independencia de Argelia de su potencia colonizadora, Francia, hace 62 años.

Ahora, Argelia considera que ha llegado el momento para que Rusia reformule su vinculación con Argelia y opte por una estrategia nueva que convierta a ésta en el pivote en torno al que gire la política rusa hacia África.

En opinión del gobierno argelino, su país tiene el potencial de convertirse en la plataforma ideal para la proyección de la influencia de Rusia hacia el continente africano.

Para ello, Argelia confía en que Rusia entienda cuáles son sus necesidades.

Para empezar, el gobierno argelino compra sistemas de armas rusos por un valor de $20 millardos anuales, todos los años, desde hace 20.

Sin embargo, en estos contratos argelino-rusos, Argelia nunca ha conseguido de Rusia el que le permitiera producir localmente parte de ese equipo después de $400 millardos y de 20 años.

Mural de las Fuerzas Armadas argelinas, 2021, en el que figura destacado una representación del caza ruso Su-57, ya que Argelia fue el primer país del mundo en comprárselo a Rusia.

Esta política rusa de que no querer transferir tecnología militar rusa a Argelia contrasta con las políticas de aquellos otros países -China, Francia, Alemania o Italia- que también le venden armas a Argel, pero que, además, le están permitiendo a los argelinos fabricar, y, con ello, aprender, parte de estos sistemas.

Quizás, ésta sea la razón precisamente por la que Rusia no quiera compartir su saber hacer con Argelia.

Asimismo, Rusia permanece ajena al negocio del petróleo y del gas argelino, a pesar de que Argelia no se vea a sí misma como un competidor potencial de aquella, sino, más bien, un colaborador o un socio.

Al liderazgo argelino le gustaría, también, incrementar la cooperación con Rusia en otros ámbitos, especialmente, el de las infraestructuras.

Según Argel, su país es una gran oportunidad para cualquier inversor en este sector, dada la dimensión de los proyectos que están por desarrollarse en la región como son el gasoducto, el ferrocarril y la autopista transaharianas.

Esta carretera, por ejemplo, conectaría a Argel con Lagos, en Nigeria.

Argel, por otra parte, se lamenta del interés escaso que Rusia parece mostrar por involucrarse en la cultura y en el arte argelinos.

Ligado a lo anterior, Argelia cree que su país es una oportunidad y un destino de bienvenida para el turismo ruso, ya que, en la actualidad, su país cuenta con 100.000 ciudadanos que poseen la doble nacionalidad ruso-argelina y, por ello, se podrían construir puentes culturales entre las dos sociedades con mucha naturalidad.

Al gobierno argelino le gustaría, en definitiva, que Rusia reconsiderara su estrategia hacia África, en general, y el papel de Argelia dentro de ésta, en particular.

Así, Argelia desearía ser más central para Rusia en África y que, a su vez, la política africana de la Federación Rusa estuviera más alineada con los intereses locales de Argel.

Según el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, “mi visita a Rusia está prevista en el calendario y tendrá lugar en mayo (2023) por invitación del presidente de Rusia”.

Esta será la oportunidad de avanzar en las relaciones entre los dos países.

 

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