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La trascendencia de Asia Sudoriental

La trascendencia de Asia Sudoriental
Jorge Cachinero el

Asia Sudoriental tiene una importancia capital dentro del continente asiático debido a su centralidad geográfica, a su significación nuclear para el comercio regional y al hecho de que es un área de disputa entre grandes potencias.

Las oportunidades que Asia Sudoriental ofrece son múltiples, dado que las economías de sus países son muy dinámicas y se encuentran entre las de crecimiento más rápido del mundo y sus estructuras demográficas muestran expectativas para que esa progresión continúe, al menos, durante las dos o tres décadas siguientes.

Los riesgos a los que hace frente Asia Sudoriental tienen que ver con su ubicación física medular, al estar situada entre dos grandes potencias globales emergentes en la región, es decir, China e India, y con la complejidad de las realidades políticas internas de la mayoría de los países de la zona.

Los países de Asia Sudoriental son menos propicios a dejarse enredar en disputas internacionales importantes, ya que son pequeños y medianos en tamaño.

Este rasgo, que podría haberlos convertido en más vulnerables a la competición entre las grandes potencias en la zona, en realidad, ha permitido, en la práctica, que hayan resistido mejor a la presión para tomar partido en las confrontaciones entre India y China o entre ésta y Estados Unidos (EE. UU.).

Las naciones de Asia Sudoriental, en definitiva, están guiadas por el norte verdadero de la prosperidad económica y de la estabilidad y aquellas grandes potencias que sepan entenderlo llevarán mucho camino andado en su capacidad para influir sobre ellas.

La llave para ganarse a los países de Asia Sudoriental es el desarrollo.

Todos estos atributos están bien reflejados en las características y en el funcionamiento de la organización multilateral de la que se dotaron, en 1967, es decir, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático o Association of Southeast Asian Nations (ASEAN), en inglés.

La ASEAN -cuyos miembros son Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam- no es una institución muy fuerte, algo que, de forma especial, se ha hecho sentir durante los dos años últimos, los de la guerra civil en Birmania.

No obstante, la ASEAN es lo suficientemente resistente como para que la opinión de sus miembros sea escuchada internacionalmente y sus mensajes coordinados sean tenidos en cuenta.

A pesar de todas las debilidades institucionales de la ASEAN, el concepto de una voz colectiva que represente la unidad subregional de Asia Sudoriental es potente en sí mismo.

Los países de Asia Sudoriental, en general, o de la ASEAN, en concreto, pueden simpatizar más o menos con China, pero en lo que sí coinciden es en despreciar a EE. UU. cuando observan que saca músculo militar contra Pekín dentro de su región.

Este impulso estadounidense es contrario completamente a los intereses de todos estos países sudasiáticos, ya que son dependientes económicamente de China y cuyas cadenas de valor están integradas en las de ésta.

Esta región ha atraído, a lo largo de la historia, mucha atención de EE. UU., aunque no siempre haya sido algo positivo, como se puso de manifiesto en los años de la Guerra Fría, que, para Asia Sudoriental, fueron cualquier cosa menos fríos.

En definitiva, los países de Asia Sudoriental tienen mucho más que perder que ganar de la competencia y de las tensiones entre China y EE. UU.

Todos ellos sospechan, de manera especial, cuando escuchan y son invitados a alinearse en torno a constructos acuñados por la diplomacia estadounidense, como el del “orden internacional basado en reglas”, que nadie sabe cuáles son, o el de “naciones con ideas afines” – like-minded nations, en inglés-, ya que los consideran términos unilaterales, cuestionados y problemáticos.

La caracterización de las relaciones de los países de la ASEAN con Pekín varía desde la amistad hasta la tensión.

Lo que ninguna de estas naciones cuestiona, en ningún caso, es que China sea una potencia regional, a punto de convertirse en global, si no lo es ya, y que ellas deban convivir con China.

Cualquier empeño de la política exterior de EE. UU. de que los países de la ASEAN se vayan a desenganchardecoupling o de-risking, como le gusta decir al gobierno estadounidense- de China no tiene sentido.

China no va a desaparecer de Asia Sudoriental y así continuará siendo, al menos, durante los cien años próximos.

 

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