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India, Rusia y el G20

India, Rusia y el G20
Jorge Cachinero el

NB: Una versión distinta de este artículo fue publicada anteriormente en El Economista.

El Economista, 7 de julio de 2023, p. 24.

India continúa su curso de crecimiento simultáneo como potencia económica global y como potencia política regional, a los 75 años de haber obtenido su independencia del Reino Unido, en agosto de 1947.

India será pronto la tercera economía del mundo, sólo por detrás de las de China y de Estados Unidos (EE. UU.), ha desbancado a Pekín como el mayor comprador de petróleo ruso, que ha sustituido a los de Arabia Saudí y de Iraq, que, hasta el momento, eran sus mayores proveedores, y defiende con orgullo su autonomía estratégica en política internacional.

PIB por países.

En 2023, India preside la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y el G20, de cuyas cumbres anuales respectivas fue, en julio, y será, en septiembre, el anfitrión.

Sobre la segunda, el gobierno indio ha manifestado que el obstáculo principal es el lenguaje propuesto por los países occidentales para condenar a Rusia por su intervención en Ucrania.

De forma adicional, India ha manifestado que no tiene intención de invitar al Zelensky a la misma.

La política exterior de India se define con la palabra multipolaridad.

Así, la influencia de India se multiplica en tres áreas de intervención, entre su:

  • vecindario en Asia -Sri Lanka, Bangladesh o las Islas Maldivas, donde donó más de $20 millardos, en 2020-, prioritario para el gobierno indio,
  • vecindario extendido -Océano Pacífico y Asia Meridional, hacia los que proyecta su Política para los Océanos Índico y Pacífico, y Asia Central, con cuyas repúblicas celebró una cumbre en 2022-, y
  • más allá, como es el caso del Reino Unido, a pesar de algunas turbulencias recientes, o la Unión Europea (UE) -cuyas relaciones con alguno de sus miembros, Italia o Alemania, han mejorado, lo que está ensombreciendo las que mantiene con las instituciones europeas-, a la que no ve como un jugador importante en los problemas de seguridad del mundo.

En este contexto, para India, Rusia es un socio antiguo y de largo plazo, con el que mantiene una relación de vínculos muy estrechos y con quien comparte visiones similares sobre la mayoría de los asuntos globales, ya que ambas son y se sienten grandes potencias y son, en su orientación estratégica, poderes en Eurasia y en el Pacífico.

Modi (i), Putin (d).

En resumen, India y Rusia nunca han tenido un conflicto entre ellas a lo largo de la historia y se profesan mutuamente una gran amistad.

En estos momentos, Rusia está apoyando a la India en su aspiración de incorporarse como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en caso de que se materialice su ampliación.

Por su parte, en el nuevo Concepto de Política Exterior Global ruso, India figura como uno de los socios críticos de la Federación Rusa en todas las áreas de sus relaciones internacionales.

A pesar de todo ello, la relación entre la India y la Federación Rusa no está exenta de retos.

En primer lugar, las dos potencias han tenido que hacer frente a los problemas nuevos que se han generado por la situación internacional presente, tras el 24 de febrero de 2022, en concreto, los efectos derivados de las sanciones a Rusia y el deseo de Occidente de aislar a Rusia de los sistemas financieros tradicionales.

La realidad es que India y Rusia hicieron frente a esas dos provocaciones muy bien y con diligencia, como demuestra el acuerdo que las dos pusieron en práctica para hacer posible sus operaciones comerciales y financieras mutuas a través de sus monedas respectivas, es decir, la rupia y el rublo.

Asimismo, Rusia e India han manifestado su voluntad de equilibrar el superávit comercial enorme que Rusia ha alcanzado sobre India en el último año.

Si el valor de la balanza comercial entre los dos países era de menos de $10 millardos, hasta 2022, en la actualidad, en un solo un año, éste supera los $30 millardos, dado que esos $20 millardos adicionales se han generado porque India se ha convertido en el mayor importador de petróleo ruso del mundo.

Como dicen representantes del gobierno indio, “para mejorar las relaciones bilaterales, Rusia y la India deben beneficiarse de ellas, por igual”.

Por último, el entorno geopolítico nuevo ha generado presiones a la relación bilateral indo-rusa.

Si bien el partenariado estratégico entre India y Rusia es “único”, como reconocen ambas partes, India quiere seguir desarrollando sus relaciones con terceros, como EE. UU., lo que, en el contexto actual, podría generar tensiones con Rusia.

En sentido inverso, mientras la relación de Rusia está siendo cada vez más estrecha con China, la interacción de Nueva Delhi con Pekín es cada vez peor y más problemática.

La India vive el surgimiento de China como potencial global como una amenaza a su independencia y a su soberanía, especialmente, en el Océano Índico, dónde la presencia de la Armada china cada vez es más notoria.

Putin (i), Modi (c), Xi (d).

Para estos dos casos, en los que las relaciones de Rusia y de India con estas potencias son asimétricas, Nueva Deli debe buscar una fórmula para aislar que estos impedimentos obvios no empañen sus relaciones bilaterales con Moscú.

Por encima de todos estos desafíos, India y Rusia aspiran a conseguir numerosos objetivos similares en el entorno internacional.

Hasta ahora, ambas potencias han sabido navegar muy bien los problemas a los que han tenido que hacer frente, desde febrero de 2022, en las aguas turbulentas de las relaciones internacionales de hoy en día.

 

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