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¿Cómo gestiona Rusia las sanciones de Occidente?

¿Cómo gestiona Rusia las sanciones de Occidente?
Jorge Cachinero el

Las sanciones y las medidas restrictivas que Occidente ha impuesto sobre la economía de Rusia después del comienzo de la llamada operación militar especial de ésta en Ucrania, el 24 de febrero de 2022, son las más onerosas y las más exhaustivas que se aplican sobre la Federación Rusa, o, para el caso, sobre su antecesor, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), desde el final de la II Guerra Mundial en 1945.

Los sectores industriales afectados por dichas prohibiciones -aprobadas sin permisos de los reguladores pertinentes- al suministro de productos al mercado ruso incluyen los de la electrónica, de los sensores láser, de los equipos de navegación y de otros equipamientos de alta tecnología; los de rodamientos, de motores o de tráileres; los servicios profesionales de consultoría o de auditoría; el de los productos de consumo eléctricos, de menor importancia estratégica para Rusia; y el de las materias primas por encima de determinados precios establecidos.

Las limitaciones y restricciones afectan por igual tanto a la importación como a la exportación y la comercialización de determinadas materias primas rusas están prohibidas de ser distribuidas en determinados mercados.

En Rusia están persuadidos de que este es un proceso que no terminará pronto, aún más, que pudiera durar durante décadas, y, por ello, desde que se impusieron sanciones a Rusia, tras el referéndum que se celebró en Crimea, en 2014, mediante el cual los ciudadanos de la península decidieron regresar a la soberanía de la Federación Rusa, el gobierno ruso llevaba años preparándose para hacer frente a nuevas sanciones potenciales provenientes desde Occidente.

En estos momentos, Rusia está activamente identificando suministradores y mercados alternativos a los tradicionales entre países amistosos a ella, aunque es bien consciente de que los productos manufacturados en estos últimos, si lo son bajo licencia estadounidense, también, le están vetados.

El despliegue diplomático que realizó Rusia en Samarcanda, Uzbekistán, el 15 y el 16 de septiembre de 2022, durante la Cumbre de jefes de Estado de los países miembros de la Organización de Cooperación de ShangháiShanghai Cooperation Organization (SCO), en inglés- y otros invitados, fue espectacular no sólo por lo que todos esos países representan en la escena geopolítica mundial -sin duda, nos estamos adentrando en el conocido como el siglo de Eurasia-, sino, además, por la implicación de los acuerdos económicos y comerciales allí cerrados.

Putin (i), Modi (c), Xi (d), durante la Cumbre de jefes de Estado de la Organización de Cooperación Shanghái -Shanghai Cooperation Organisation (SCO), en inglés- Samarcanda, Uzbekistán, 16 y 17 de septiembre de 2022.

Hasta el momento presente, el gobierno de la Federación Rusia ha tomado 300 medidas para navegar las sanciones que le han sido impuestas por Occidente y tiene otras 272 preparadas para ser ejecutadas.

Las ayudas de las autoridades económicas rusas para los sectores considerados como demasiado grandes para caer -concepto popularizado por un congresista estadounidense, en 1984, como too big to fall, en su versión original-, en los sectores financiero y de las tecnologías de la información, llegarán a los 2 billones de rublos -es decir, aproximadamente, más de 33 millardos de dólares estadounidenses al cambio actual-, de los cuales, 1.3 ya han sido desembolsado a las más de 100.000 compañías beneficiarias.

Estas medidas han ayudado a estabilizar la situación en el mercado ruso, tras el primer impacto de las sanciones, y a evitar el colapso rápido de la economía de Rusia que Occidente buscaba con ellas, de tal forma que la caída del Producto Interior Bruto (PIB) de Rusia, en 2022, será de un 2%.

La realidad es que la economía rusa se ha adaptado muy rápidamente a las nuevas condiciones del entorno operativo y competitivo y el alza en los mercados, debido a su escasez, de los precios de las materias primas en las que Rusia es el primero o uno de los primeros productores mundiales han ayudado a que los ingresos del Estado ruso le hagan, en estos momentos, nadar en liquidez.

Asimismo, el ministerio de Finanzas ruso ha realizado ya el mapa de los retos actuales y de los riesgos futuros en previsión de sanciones secundarias potenciales, especialmente, en el sector de la energía, y tiene preparados 400 proyectos específicos para hacerles frente a todos ellos, que forman parte del proceso de preparación, en marcha, del presupuesto de Rusia para el período 2023-2025.

Ministerio de Finanzas de la Federación Rusa, Moscú.

Entre todos ellos, destaca el esfuerzo que las autoridades rusas están realizando para mejorar la soberanía tecnológica de la economía rusa.

Con esta idea, Rusia busca restaurar la paridad tecnológica de forma que pueda compensar las dificultades de adquirir, en el momento presente, aquellas tecnologías de difícil acceso.

De forma simultánea, Rusia está ya buscando e identificando socios tecnológicos nacionales alternativos a los ahora prohibidos.

En este proceso de sustitución de importaciones, Rusia tendrá que trabajar y que invertir entre 2 a 5 años antes de poder alcanzar dicha soberanía tecnológica.

En este marco de actividades, Rusia está poniendo en marcha mecanismos de desarrollo tecnológico y de innovación muy similares a los de cualquier otra economía tecnológicamente puntera.

Por ejemplo, en Rusia se están desplegando experiencias piloto de arenerossandboxes, en inglés- reguladores, que permitan testar el impacto de nuevas legislaciones para los sectores de los vehículos autónomos, de la sanidad, de la computación cuántica o de la energía de hidrógeno, y, desde 2021, proyectos farobeacon projects, en inglés- en las industrias de los automóviles, de los vehículos eléctricos, de los dispositivos médicos, de la aviación o de los motores.

Todos ellos están contando con préstamos blandos, con un volumen de fondos disponibles de hasta 500 millardos de rublos, del gobierno, que está prestando una atención especial a las start-ups tanto de las ciencias básicas como de las ciencias aplicadas.

Medvedev, subdirector del Consejo de Seguridad, expresidente y ex primer ministro de la Federación Rusa, en la planta de microchips de la empresa Angstrem-T, Zelenograd, Moscú.

Por último, el gobierno ruso está asegurándose de que las instituciones y las fundaciones del país dedicadas a la investigación y al desarrollo estén conectadas, guiadas y supervisadas por sus principales clientes, presentes y potenciales, de forma que se vayan profundizando los lazos entre las instituciones de investigación, los desarrolladores de las soluciones tecnológicas y los clientes en el mercado desde el comienzo del proceso.

De nuevo, el gobierno ruso está estimulando a dichas instituciones y centros de investigación mediante excepciones tributarias y aseguramientos muy significativos con el objetivo de lanzar y de distribuir a lo largo del país múltiples Silicon Valleys.

Las sanciones económicas suelen ser una herramienta que se utiliza cuando los que las aplican no son capaces de identificar otros medios para hacer valer sus puntos de vista y son un instrumento que tienen una eficacia discutida y discutible, desde hace años, sobre su capacidad para cambiar el comportamiento de los que las sufren.

En realidad, las sanciones proveen de un sentimiento de gratificación a las poblaciones de los gobiernos que las imponen, es decir, son más un mecanismo demagógico de política interna que cualquier otra cosa.

En el caso de las que Occidente está imponiendo ahora a Rusia podría afirmarse que, por un lado,

  1. sustituyen a la diplomacia y ocultan a sus ciudadanos el gran fracaso en los intentos de arreglar y de reconstruir la arquitectura de seguridad de Europa, en particular, y del mundo, en general,
  2. están empujando a la Unión Europea (UE) a un desastre económico de dimensiones catastróficas y, quién sabe, si irreparables y
  3. están acelerando el proceso de adaptación de la economía rusa a un entorno de cooperación y de competición que lleva años basculando hacia el este, hacia Eurasia.

 

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