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Pep de Merimée

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La despedida alemana al grito de Que Viva España estaría bien verla como ironía o soberana burla del público alemán, contento de desprenderse por fin de Pep, pero es imposible ese nivel de ironía en la masa futbolera alemana. Es un reconocimiento, seguro. Y nadie, ni siquiera la Selección, ni Nadal, ni Alonso, ha conseguido algo así, que Munich cante el Viva España.
Se hace hasta raro si se considera que el Bayern de Guardiola fue derrotado por Real Madrid, Barcelona y Atleti. Ese viva España adquiere un tono casi sumiso, de indudable reconocimiento.
Guardiola ha conseguido lo que no consiguió el Madrid en medio siglo. Ha desgermanizado al Bayern, primero, y luego lo ha puesto a corear, dócil, el Que Viva España, como en un karaoke mallorquín.
Para Pep ha tenido que ser un poco mortificante. No solo es despedido como español, sino que es despedido además con una españolidad a lo Manolo Escobar. Llegó como una tecno-solución mediterránea, como un ingeniero de energías limpias del fútbol, pero se va con Manolo Escobar, ¡se va con el hatillo! ¡Pep Sacristán en aquella película!
Es despedido como fueron recibido los viejos emigrantes. Su españolidad, o su no-españolidad no ha avanzado nada. ¡No sabía que estaba luchando contra un gigante!
O sea, Pep se ha ido como se fueron los camareros en los años 60. Ha sido sublime. Despedido ¡amorosamente! (que es peor) con una españolidad no acuñada desde “Madrit” sino desde el corazón de Europa. ¿Cómo se lucha con eso?
Pep, de un modo irónico y a la vez trascendente, ha llevado sin querer (aunque esto ya no podemos jurarlo) a España donde nadie la llevó. Ha provocado la sumisión masiva alemana. La condición de Marca España, de embajador moderno que tiene Guardiola hay que reconocerla. ¡Tenía razón Cardenal!
Esta despedida a Pep, rehabilitando a Escobar, quizás debiera hacernos pensar. La españolidad de Manolo Escobar era más profunda. Siempre pensamos que era un canto franquista, ibérico, de poco vuelo, de dentro hacia fuera, pero quizás sea más bien un canto europeo, y que por eso persiste. La visión europea y necesaria, como una Carmen, de lo español. Pep como una Carmen. ¡Pep de Merimée!

Nota: gracias a @DesiertoPolako descubro que, efectivamente, “Que Viva España” es un pasodoble de origen belga y luego holandés, alemán, noruego, francés, plenamente europeo y, sólo después, español.
Que el “que viva España” no sea español da que pensar.
Ojo a las repercusiones: Manolo Escobar como cantante europeo y el origen continental, flamenco encima, de lo cañí.

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