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El Inaccesibilísimo

El Inaccesibilísimo
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Carmen Calvo, activa promotora de la manifestación pandémica del 8M, pecado original de la gestión gubernamental del COVID, presentó hoy la proposición socialista de la Ley de la Memoria Histórica y Democrática, que viene a ser la revisitación, ampliación o repanocha de la memoria histórica de Zapatero. A la Memoria Histórica le sale un apellido: Democrática.
Lo presentado hoy es delirante y nos sumerge ya en las profundas aguas del totalitarismo. Es un totalitarismo no violento porque está basado en la estupidización social permanente y cualquier forma de violencia podría despertar a los dormidos, pero lo totalitario informa cada frase, cada palabra de este texto asombroso, redactado ya en un lenguaje que no se camufla.
Con absoluta celeridad quiero dirigir ahora la atención del lector a uno de sus artículos, relativo a los restos de Franco. En su momento se dijo en este blog que la decisión del gobierno, con visto bueno judicial, estatalizaba la momia de Franco y no era ninguna broma. Lean el siguiente artículo:

“Artículo 19. Inhumación del dictador Francisco Franco. 1. Los restos mortales de Francisco Franco no podrán ser ni permanecer inhumados en ningún lugar de acceso público que, con independencia de su titularidad, pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración del golpe militar de 1936, de las violaciones de derechos humanos cometidas durante la Guerra Civil o de la dictadura franquista. 2. Corresponde al Gobierno garantizar el cumplimiento de lo dispuesto en el apartado anterior. A tal efecto, el Consejo de Ministros podrá ordenar la exhumación de los restos mortales de Francisco Franco y su inhumación en un lugar que reúna las condiciones adecuadas para impedir la realización de actos públicos de exaltación, enaltecimiento o conmemoración. En todo caso se asegurarán unas condiciones adecuadas de dignidad y respeto.”

Los restos de Franco no podrán estar en ningún lugar de acceso público, con independencia de su titularidad. No es que le nieguen lo público, es que no podrá estar en lo “privado” si es de “acceso público”, es decir, si es visitable, transitable con comodidad o susceptible de ser objeto de curiosidad, visita conmemorativa o enaltecedora. ¿Y qué será considerado como tal? ¿Su mera visita será perseguible? El texto es claro: evitar el “acceso público”. Para ello, el Gobierno, que deberá garantizar lo anterior, contará con plenos poderes para decidir la exhumación o inhumación si el lugar no es considerado adecuado.
Para hacerlo inaccesible, podrá exhumar e inhumar, exhumar e inhumar…
Esto supone convertir los restos de Franco en una especie de patrimonio nacional sobre el que el Gobierno podrá decidir, sin que la familia tenga ya vela en exhumación alguna. Por supuesto que no, porque estamos en materia estatal.
La estatalización de los restos de Franco no es una casualidad. Esto no es “una cortina de humo”, como se dice habitualmente. El proyecto de Memoria Histórica II es un proyecto de gran importancia política que deja temblando el marco retórico de la Transición y reabre el de la Guerra civil (gobiern exhuma e inhuma, exhuma e inhuma…).
La victoria nacional en el 39 fue la base del Estado de Franco, que hereda “de la Ley a la Ley la clase política de la Transición. Con esto de se aspira a un cambio en el eje de esa legitimidad. No es un asunto menor. El origen de este Estado es Franquista, pero los herederos, como los nietos que ocultan a la abuela muerta para seguir cobrando su pensión, estatalizan la momia de Franco, ¡se la quedan! para que el Estado Franquista se reapodere de su origen secuestrando al propio Franco.
Esto es como cuando Anthony Perkins se queda con la madre en Psicosis. Perkins está perturbado, pero aquí hay algo similar. Una relación conflictiva de posesión, autoafirmación, travestismo y dependencia. ¡La casa truculenta es el Estadote!

Los primeros socialistas expropiaron Rumasa, pero eso no era nada. Ahora “expropian” los restos de Franco para, con ellos, controlar el origen de la legitimidad real de la soberanía. Teniendo ese origen, el que tienen, en el que han participado a dos carrillos, quieren fundar ahora un Estado Antifranquista, Estado Antifa (se regermaniza España con el eterno sucursalismo alemán del PSOE) y esa contradicción entre su condición de herederos-isidoros de Franco y su proclamación antifranquista la resuelven con la intervención del muerto, con la estatalización de los restos.

La mentira y la farsa es tal que hay que apoderarse de la momia para efectuar sobre ella la resignificación del PSOE.

El PSOE abre el paso a una extraña economía estatal de la reliquia (¡le dan a esos restos, como al Dedo Incorrupto de San Nepomuceno en Los Bingueros, un poder simbólico actuante, ya operativo, ya irradiador! ¡Politizan lo que quede de Franco, su reliquia!).

Esto se les puede convertir en un cierto problema, pero sobre todo hará que el lugar sea siempre forzosamente un lugar no de culto, sino de anticulto. No será un panteón olvidado y visitable, como el de cualquier rey antiguo, sino un lugar de no-ceremonia, de no-visitación, de no-rememoración. Una no zona muy extraña, de mucha significación en su no poder significar nada.
De toda España, de toda el país, un pedazo de suelo privado será privado pero vigilable políticamente y prohibido al paso. Pero no será un trozo de suelo… ¡serán unos restos mortales!

La cuestión de dónde reposen esos restos estará técnicamente siempre abierta sobre la nota de la inaccesibilidad.

En ese trozo de materia que quede(delicado tema el de la transustanciación), materia leve pero inaccesible, el Estado ejercerá su poder escatológico concreto.

Con esto se hace imposible la superación del franquismo y el Estado queda encadenado a la custodia celosa (no democrática, sino clausurada, puramente estatal, para sí) de esos restos de significado político absoluto.
Los Estados honran la tumba de su fundador, ¡aquí la ocultarán! Tal es la mentira, el tamaño de la farsa descomunal…
El Estado podrá exhumar e inhumar tantas veces como quiera. Ex-franquizar, in-franquizar… (los restos no tendrán descanso mientras haya “pública accesibilidad”). El Estado postfranquista será re-franquista, intrafranquista, retrofranquista, perifranquista, ¡ultrafranquista! pero no realmente antifranquista.
¡Encadenado ya a la eternidad de esos restos para sostener su mentira absoluta, monumental! ¡Tan grande que necesitarían una pirámide hacia dentro, una antipirámide para su antifranquismo!

El Estado se queda con los restos para que no haya allí culto alguno a la figura, pero al hacerlo instituye una ocultación, un rito inverso. Como no rompió con ello, pero lo heredó, han de vivir vigilando el cadáver como el descendiente cobrapagas. ¡Lo tienen por castigo!
¿Qué otro régimen se refunda sobre la apropiación negativa de una reliquia, sobre su inaccesibilidad?

El Estado se lo queda. El Estado Post-Transición se funda en esa apropiación mortuoria, en la “inaccesibilidad” de Franco. ¡El Inaccesibilísimo!
Del culto personal a Franco pasamos, vía Transición, a la nueva fase del no-culto a Franco, pero sin superar el franquismo, y por ello han de controlar políticamente la momia.

¿Y por qué lo hacen “inaccesible”? ¡Porque sería acceder al “secreto” de su mentira y de su origen!

El lugar para ello, fijémonos bien, tiene que tener dos rasgos: no ser público, claro está, y a la vez debe ser recóndito, inaccesible, no visitable, una especie de cripta remotísima, de cuevilla intransitable.
El Gobierno se reserva, pues, la momia para si, su control, pues en ella está su origen y España se convierte en un Estado con momia. ¿Y no es esto un irónica confirmación póstuma de Franco, que constituyó su primer Estado en un nacionalcatolicismo faraónico que hacía descender desde Dios su poder terrenal!

(Perdonen lo acelerado del escrito, pero es un asunto en el que urgía decir algo inmediato, y sobre el que seguiremos hablando y leyendo).

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