No se asusten por el tÃtulo. Aprovechando la tranquilidad de estos dÃas les voy a hablar de ‘Una noche muy guarra’, que era el nombre de la convocatoria que tuvimos un grupo de amigos aficionados a esto de comer y de beber bien unos dÃas antes de Navidad. Reunidos por Juanma Bellver, el motivo era probar algunos productos de cerdo ibérico que elaboran los hermanos Francisco y Atanasio Carrasco en Guijuelo bajo la firma JAMONES CARRASCO y que se encuentran (doy fe) entre los mejores de España. Un pernil ibérico con más de cinco años y algunos cortes frescos (presa, secreto…) de sus mejores gorrinos. El lugar de la cita, la taberna EL QUINTO VINO (Hernani, 48), uno de los sitios más interesantes de Madrid para comer de manera tradicional y disfrutar con grandes vinos.
El Quinto Vino ofrece de lunes a viernes un menú de 9,50 euros (con pan, copa de vino y postre o café) que es uno de los más atractivos de la capital y que puede conocerse con antelación en su página web. El de los miércoles es un cocido estupendo. Vean por ejemplo el previsto para el próximo lunes 8: lentejas con chopitos o menestra; empanadillas de atún o escalope con pimientos verdes.
Al margen de los menús, la barra y el comedor ofrecen un amplio surtido de platos tradicionales y de vinos (300 referencias) bien seleccionados, muchos de ellos por copas. Imprescindibles sus croquetas (que les hace cada dÃa especialmente para ellos una señora que se llama Esperanza), pero no se pierdan las anchoas, el zarangollo, los callos, las albóndigas, las cebollas rellenas de bonito, las judÃas con liebre, los alcauciles con papada…
La reunión la tuvimos en el reservado que tienen en el fondo del local, en el sitio donde está la bodega, un lugar que como dijo alguno de los asistentes es el reservado ‘más canalla de Madrid’. Con Luis Roldán, el propietario de El Quinto Vino (en la foto de abajo), y los hermanos Carrasco, disfrutamos de una noche única. Nos comimos casi un jamón (muy bien cortado, por cierto) comparando distintos cortes y distintas zonas del pernil. Y luego seguimos el homenaje con las imprescindibles croquetas de la casa, con una magnÃfica ensaladilla rusa, con algunas piezas de presa y de secreto también de Carrasco (no las comercializan, es una pena porque son de altÃsima calidad), con algunos quesos…
Naturalmente lo regamos bien. Muchos de los asistentes aportamos alguna botella de vino, más alguna otra que salió de la espléndida bodega de la casa. Que recuerde, un champán André Clouet, un peculiar fino de 7 años (La Bota de Fino, creo recordar), un cabernet argentino Luigi Biosca 1995, un Barbaresco de Gaja de 2000 (una de las estrellas lÃquidas de la noche, claro), un Aurus también de 2000, un amarone Santa SofÃa de Giol 1997 y para los postres un sauternes Chateau de Fargues 1999 (otra estrella bebible de la noche).
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