A mí no me importaría votar el día de Navidad, porque siempre he pensado que es una cosa y lo mismo celebrar el Nacimiento que hundir a los socialistas en la miseria.
Y la verdad es que no tengo ninguna duda sobre que Pedro Sánchez reúne las condiciones políticas y morales para no importarle nada más que su supervivencia, y mandarnos a votar el día de Navidad o de Año Nuevo.
Supongo que el PSOE intentará evitar de alguna manera que su actual líder les lleve al suicidio, pero pienso también que los que de verdad podrían frenarle son demasiado cobardes para dar la cara, como ha quedado acreditado hasta el día de hoy.
En cualquier caso, no hay que subestimar que los socialistas decidan suicidarse ellos solos, porque así nos ahorran el siempre desagradable trabajo de tener nosotros que acabar con ellos.
A mí no me preocupa lo más mínimo votar en Navidad, y celebrar el mismo día el gran Nacimiento de la Humanidad y el gran derrumbe de la izquierda imposible. Siempre es bello cuando se concreta la esperanza y cuando nuestro deseo de mundo mejor se vuelve tangible en la Tierra.
Pedro Sánchez sabrá lo que hace. En sus manos está el Gobierno y cómo celebraremos este año la Navidad. Está siendo un personaje tan nefasto que yo hasta tengo ganas de que acabe de demostrar hasta dónde es capaz de caer, para que de una vez por todas los españoles tengamos claro lo mucho que hay que exigirle a la izquierda para poderla volver a votar.
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