Salvador Sostres el 05 ago, 2015 Cuando mi hija nació me colapsó el absurdo sentimiento de que tenÃa que ser un padre modélico, y aunque durante dos o tres dÃas procuré convertirme en algo muy extraño, sin pasiones y sin defectos, pronto vi que estaba haciendo el ridÃculo y volvà a mi natural humanidad, sujeta a la imperfección, a las pasiones, a una cierta ira a veces, y a sobre todo a esa inevitable ternura que, yo creo que por suerte, me lleva a ser más magnánimo que justo. Todos necesitamos compasión, sobre todo los que todavÃa no se han dado cuenta de ello, y no hay mayor arrogancia que la de los que dicen que no querrÃan ser amados por piedad. ¿Qué otra clase de amor crees que mereces? Mi hija se ha dado pronto cuenta de mis defectos y me riñe repitiendo lo que mi esposa me dice cuando se enfada. Al principio me dolÃa pero pronto me di cuenta de que el mejor modo de no caerse del pedestal es no haberse subido artificialmente a él, y que cuando pretendemos que vivimos en un plano superior a los demás estamos sembrando decepciones inevitables. Que tu hija sepa cuanto antes que no eres perfecto, que dudas y que tienes miedo. No la acostumbres a creer que eres un superhéroe, pero haz que nunca olvide que la quieres, que eres su primera y última lÃnea de defensa y que siempre para ella tendrás abiertos los brazos. Somos lo que defendemos, y yo soy la pasión última por ti, Maria, cuando ya todos se hayan marchado, cuando se hayan llevado hasta el escenario, cuando creas que más bajo no se puede caer y que es imposible recomenzar. Soy tu paz de rezar un Padrenuestro cuando todo lo has luchado y todo lo has perdido; soy tu paso delantero y el de detrás, soy tu incondicionalidad. Y tengo defectos amplios como el mar, y si alguna vez te riño y alguna vez me enfado no es porque sea mejor que tú sino porque mi afán de padre es protegerte de lo que sé que hace daño. ¿Por qué lo sé? Porque probablemente estuve ahà antes que tú, y no me importa tenértelo que confesar. Yo no soy tu modelo, ni tu guÃa turÃstico de la virtud, ni tu ejemplo por encima de los demás mortales. Soy tu padre. Simplemente tu padre. Totalmente tu padre. La sombra que siempre hallarás, húmeda y desdibujada, cuando no sepas con quién apurar las últimas gotas de ternura. Y aunque ahora eres pequeña y no sabes de qué te hablo, y tampoco cuando seas joven me comprenderás, acabará siendo el rostro de tu padre el único que veas tras el cristal, bajo el temporal, cuando todo parezca torrencialmrnte caer. Porque es asà como somos y nos anudamos, porque Dios nos hizo a su semejanza, porque con todas las impurezas que me puedas reprochar, yo soy orgullosamente, fielmente, tozudamente tu padre. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 05 ago, 2015