Salvador Sostres el 28 mar, 2017 La CUP asaltó ayer la sede central del Partido Popular en Barcelona. Vienen a por nosotros. De un modo físico y criminal. Lo hicieron con los escraches, y lo hicieron ayer en la sede del PP exactamente igual que en el 36 nos vinieron a buscar para asesinarnos en las cunetas. Es importante decirlo, y sobre todo, es importante pensarlo. Los métodos de la CUP son los mismos que los de la FAI y si esta vez dejamos que nos vuelvan a matar, más que un asesinato será un suicidio. Vienen a por nosotros. Están viniendo a buscarnos. A nuestras sedes, a nuestras casas. Cada vez son más violentos y cada vez la policía llega más tarde. El contexto justificativo que el independentismo crea alrededor de estos salvajes, por miedo a perder su apoyo parlamentario, provoca que cada vez parezca más normal lo que tendría que ser motivo de detenciones y de un gran rechazo social. Llevados por su entusiasmo, y por su ignorancia, Esquerra y lo que queda de Convergència no se dan cuenta de que también la CUP irá a por ellos, de sus casas a las cunetas, como hizo la FAI con los catalanistas de orden que les rieron las gracias pensando que por Cataluña estaban en el mismo bando. Es la vieja y dolorosa lección que la derecha catalana no aprendió del 36 ni de ninguna otra época: la lección fundamental de que la extrema izquierda sólo milita en el bando del crimen, de la muerte, de la Iglesia calcinada, de la noche en que vinieron a buscar a tu abuelo o a tu padre. El compadreo con la CUP es mortífero como el compadreo de la Lliga con Esquerra durante la República, y como Companys armando a la FAI justo antes de la Guerra. Luego dicen que todo es culpa de España, pero visto el terror de la FAI y de sus checas, Barcelona deparó un recibimiento multitudinario a Franco cuando entraron sus tropas por la Diagonal, aunque sólo sea porque seguir vivo resulta imprescindible para poder hablar en catalán. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 28 mar, 2017