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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Mil cheesecakes

Salvador Sostres el

Ferran Adrià dice siempre que Carles Abellán es uno de los mejores creadores de restaurantes del mundo. Talaia, Suculent, Comerç 24 y Bravo 24, entre otros, fueron hijos suyos. Ahora ha abierto La Barra en el paseo Juan de Borbón. Pescado y marisco. El producto realzado por el toque discreto pero intenso de su estilizada cocina. Tras décadas de destacar Barcelona por sus restaurantes de cocina creativa, vuelven la excelencia de la materia prima sutilmente elevada por todo lo que hemos aprendido. La herencia de El Bulli no brilla de una manera tan expresiva, pero sin las técnicas y los conceptos de Ferran no sabríamos sacar tanto provecho de estos fabulosos productos. La Barra es una fértil mezcla de calidad, talento e inteligencia.

El restaurante es una barra como su nombre indica, sinuosa, sexy, con cómodos asientos y un servicio en el que sólo el hijo de Carles, Tomàs, está perfectamente en su sitio y demuestra tener el don de su padre para resultar encantador con todo el mundo. Los otros tienen todavía que aprender a intervenir sin interrumpir las conversaciones de la mesa y a estar más pendientes de unos clientes que a veces tenemos que dar las brazadas del que está a punto de ahogarse para que alguien nos atienda en lo que necesitamos. Carles y Tomàs sabrán qué hacer para mejorar estos detalles.

Por lo que a mí respecta, no sería enteramente sincero con ustedes si este artículo no incluyera una confesión que me es difícil y molesta, porque siempre he despreciado lo dulce por considerarlo un submundo de hombres sin carácter: pero dos postres destacan con insólita luz en La Barra. He disfrutado como un loco con las fresas con nata. Magnífica nata y maravilloso helado de leche de oveja. Pero lo que verdaderamente me ha dejado sin palabras, como sólo con algún plato de El Bulli me había pasado antes, es el cheesecake de queso Coulommiers y trufa negra. Estoy en condiciones de afirmar que es uno de los mejores diez platos que me he comido en mi vida, por su feagilidad y a la vez su totalidad. Por culpa de este postre estratosférico me cuesta horrores mantener la compostura cuando llego a La Barra; y tengo que hacer un monumental ejercicio de autocontrol para pedir como una persona normal (o lo más normal que yo puedo llegar a ser cuando me esfuerzo), porque lo que de natural me saldría es gritar que me trajeran mil cheesecakes, mil, para contemplarlos todos delante mío, e írmelos comiendo con la paz de quien sabe que nunca se van a terminar, y poder morir, juntos mi postre y yo, como dicen que mueren los que se han amado mucho.

Próxima apertura de la terraza, que alegrará a muchos pero no a mí. La derecha somos indoor y siempre nos pareció una ordinariez comer en la calle.

La Barra
Paseo Juan de Borbón, 19
937 605 129

Cocina 8 (El Cheesecake, un 10)

Sala 9

Servicio 6 (excepto Tomàs Abellán, 9)

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