Salvador Sostres el 11 ago, 2016 Pilar Rahola es el sÃmbolo más inequÃvoco de la devastación de la polÃtica catalana. Todo se vuelve atroz a su alrededor; y deja un estremecedor desconsuelo tras su paso. Su vanidad y su vulgaridad se unen en una bisectriz nunca antes dibujada. España jamás tendrá que molestarse en mandar los tanques a Cataluña mientras los independentistas tengan a Pilar. Ayer subió a Youtube los vÃdeos de una fiesta que dio el fin de semana en su casa de Cadaqués. Entre los asistentes destacaban el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep LluÃs Trapero. Es de verduleras alardear en público de tus invitados, por muy verduleros que también ellos sean dándote permiso para que subas el vÃdeo a las redes sociales. Y es de una total irresponsabilidad, y de una aparatosa falta de sentido de Estado, que el jefe de los Mossos y el presidente de la Generalitat se dejen retratar en tales circunstancias. Sus cargos tienen una dignidad que hay que preservar y lo peor es que ni pensaran en ello cuando autorizaron a Rahola a cometer la horterada de divulgar a través de Youtube y de Twitter lo que se supone que era una fiesta privada. A propósito de estas imágenes, los independentistas tendrÃan que reflexionar sobre la calidad estética y moral -que no es lo mismo pero es igual- de su causa tal como hoy está planteada. La zafiedad nunca es un atajo y siempre lleva a la zafiedad. Sólo la decepción puede aguardarte entre bermudas y guitarras. El trio cantor de Puigdemont, Rahola y el jefe de los Mossos es el que si Cataluña fuera independiente te gobernarÃa. España también tiene, por supuesto, sus defectos, pero como mÃnimo es más grande. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 11 ago, 2016