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Blogs French 75 por Salvador Sostres

La mejor idea del mundo

Salvador Sostres el

Los disturbios americanos tienen que ser reprimidos como cualquier otro acto vandálico. Severamente reprimidos tal como los policías que mataron a George Floyd han sido arrestados y tienen que ser juzgados y asumir la responsabilidad de lo que hicieron. De fondo, es un linchamiento el trato que cierta servidumbre mediática da al presidente Trump, un linchamiento que Twitter fomenta y una vez más la izquierda trata de negar la dignidad de los que discrepan.

El presidente de los Estados Unidos acierta cuando dice que tras el pillaje llegan los disparos. Y no es una incitación al odio sino una realidad. La realidad del mundo libre y de las sociedades avanzadas en que la Ley y el Orden prevalecen y con ellos la libertad. El mayor enemigo de la libertad no es ni siquiera la tiranía, sino el caos.

Que Twitter tenga la poca vergüenza de acusar a alguien de odio, cuando esta red social ha inventado el linchamiento moderno y las más abyectss formas de mentira y de hostigamiento con que hoy se puede acosar a un hombre inocente; que Twitter pretenda situarse en un plano moral distinto al nuestro, distinto y superior, es una burla, un escarnio, porque en realidad es la más siniestra cloaca de nuestra era, y en la que habitan los más despreciables seres propagando su miseria como matones de barrio.

Es muy de la izquierda ser los mayores asesinos de la Historia y dar lecciones de pacifismo. También acierta el líder del mundo libre cuando da trato de terroristas a los Antifa. El supuesto antifascismo es una forma de fascismo, tal vez la forma de fascismo más violenta y estúpida que hoy conocemos. Twitter y los Antifa se parecen. El pillaje y Twitter son lo mismo. Poner a cada cual ante las responsabilidades de sus actos es lo que hacen los países libres. Si Twitter quiere dar lecciones tiene que estar preparado para cuando vayamos a reclamárselas. Si alguien se toma la justicia por su mano ha de encontrarse de frente al Estado. El pillaje no tiene nada que ver con un conflicto racial y es fascista -o antifascista, que es exactamente lo mismo- justificar a quienes lo llevan a cabo. Es reírse de los negros tomar sus problemas, sin ningún afán por resolverlos, para atacar a al presidente Trump. Los que lo hacen son unos racistas que usan el dolor ajeno como carnaza, porque al final todo mundo sabe que cuando mayores sean los disturbios mayor será el castigo que recibirán sus protagonistas. Es mezquino y bajo azuzar a los desgraciados para que se provoquen aún más desgracia.

El presidente Trump es un empresario y como todos los empresarios tiene una motivación personal. La tiene en Twitter, la tiene con los Antifa y la tiene en su concepción ordenada del mundo. Pero como también sucede con todos los empresarios de éxito, sus intereses personales coinciden con los intereses de la Humanidad, y la riqueza y puestos de trabajo que con sus empresas ha creado son una metáfora de lo que para la democracia y la libertad resulta que la cloaca de Twitter tenga que asumir la responsabilidad de sus ratas y que los Antifas y demás vándalos sean puestos ante el espejo -y la Ley- de su violencia atroz y sanguinaria.

El presidente Trump vive como todos una vida de contradicciones e imperfección y aunque sus modales son peculiares, queda muy poco de la grotesca imagen que la izquierda proyecta de él cuando se aísla la verdad del montón de basura mentirosa. Ningún presidente ha sido tan valiente en la defensa de sus intereses, que son los nuestros. Los Estados Unidos son una idea y continúan siendo la mejor idea que ha tenido el mundo.

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