Si las elecciones dan lo que dijo ayer el CIS el gran debate será de qué modo el PSOE va a suicidarse.
Los socialistas pueden suicidarse en primer lugar haciendo presidente a Pablo Iglesias, con el apoyo de Convergència, a cambio la propina que Homs y su banda pidan por de mantener en el poder en Cataluña, y que de ninguna manera será un referendo, por mucho que ahora ladren.
Y el segundo modo que también el PSOE tendrá de suicidarse será absteniéndose para que el PP pueda gobernar con Ciudadanos.
Que Pedro Sánchez merezca por arrogante y por inepto el peor de los escarnios, no significa que sea una buena noticia para España que el PSOE esté camino de la chatarrería.
La izquierda en España nos ha vuelto a fallar. Nos falló en el 36 y nos vuelve a fallar ahora, siempre con su retórica de la checa y con su incapacidad para comprender el alma.
La izquierda en España nos ha vuelto a fallar, con su sectarismo, su odio y su revanchismo, y la dramática inconsistencia del PSOE nos va a dejar de premio este populismo barato y matón de Podemos, ideal para liquidar cualquier sistema de libertades.
Con el único paréntesis razonable y hasta brillante de Felipe González, la izquierda en España tiene todavía la asignatura pendiente de evolucionar, no sólo para ser compatible con la democracia, sino para permitirnos a los españoles vivir en paz y en libertad sin acabar destrozando cada una de nuestras trabajadas y tan difíciles prosperidades.
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