Salvador Sostres el 08 abr, 2022 Un optimismo que sin duda es el mío y también algunas cargas de vergonzosa autoindulgencia, que no tengo más remedio que confesar, nos llevan a creer que el Bien es el centro de la Tierra y que nos defendemos del mal que acecha y que es posible ahuyentarlo. Es mentira, como el amor romántico. Lo que está en el centro, y muy enraizado, es el mal, con su crueldad, con sus ganas de hacer daño. El Padre Carlos pierde los nervios cuando juega al fútbol y patean a uno que ya estaba tendido en el suelo. No le indigna que sea su amigo, no le indigna el dolor o la violencia. Por supuesto que le indignan, pero cuando embiste contra el que patea no es un amigo, no es un colega, es un custodio del Bien, de la frágil y temblorosa llama del Bien que por muy poco permanece, just still remains. Al Padre Carlos le supera el linchamiento regodeándose, sin que ninguna oposición aunque sea torpe y bruta, tardía y manifiestamente perdedora se alce para contrarestar el despliegue del odio y la maldad. A mí me sucedió cuando Santi Santamaría empezó a insultar a Ferran Adrià. Por supuesto que Ferran es mi amigo, y mi hermano, pero si salí con todo a defenderle, y a atacar al mentiroso, fue porque había en juego algo superior a mi amistad y al propio Ferran y era su talento, su prodigioso talento que nos incumbe a todos y del que todos tendríamos que ser custodios porque de él depende el progreso de la Humanidad. También cuidar de los genios es rezar. También adorar a Dios es proteger su capacidad operativa en la Tierra. Pero tanto el Padre Carlos como yo, peleando contra el linchamiento o contra Mordor, que es lo mismo aunque expresado de un modo distinto, somos accidentes, protuberancias en el plan del mal y podemos atenuarlo, desesperarlo, sabotearlo, desbaratarle la descarada marcha militar con que además pretendía humillarnos. Es lo que con mucha suerte y mucha sangre y mucha muerte tenemos a veces el gozo de alcanzar, y aquel día nos sentimos como si estirando los dedos hubiéramos tocado la cara de Dios, pero lo más que hemos logrado es que nuestra derrota no sea tan escandalosa. Se alza el Padre Carlos contra el linchamiento y levanta a su hermano del suelo. Grita Dios contra el linchamiento de su Hijo y lo hace resucitar al tercer día. Es importantísimo. Es lo que nos da esperanza y un hombre se justifica por su fe y sólo vale lo que vale su esperanza. Pero seguimis hundidos en las tinieblas y continúa siendo peligroso andar por los caminos. Esto me gustaría que lo entendieras, como el falso amor romántico. Yo no vine a llenarte, ni a realizarte, ni a ser lo más importante de tu vida; ni desde luego a que tú lo fueras de la mía. Casarse es quererse por encima de nosotros, y ser los invencibles aliados que permanecen fuertes y unidos para que nuestra hija pueda crecer luminosa, libre, tranquila. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 08 abr, 2022