Los españoles hemos perdido a María Seguí, una de las mujeres más formadas y competentes que ha tenido nuestra Función Pública. María es un lujo para cualquier empresa o Estado y ha tenido que dimitir.
Para ella estará siendo un episodio desagradable, pero se irá a su casa y no podrá descansar ni un minuto, porque la van a inundar de ofertas de trabajo mucho mejor remuneradas que el cargo al que ha tenido que renunciar.
En cambio nosotros nos habremos quedado sin su talento indiscutible, y no vamos tan sobrados.
Puede que Seguí estuviera torpe a la hora de no reconocer el conflicto de intereses que evidentemente existe si concedes una subvención a proyectos de investigación en los que participa tu marido. Torpe e incluso algo displicente, porque a los que no somos funcionarios siempre nos irritan, por humillantes, según qué trámites. Pero ni María robó, ni robó su esposo; y la subvención estaba bien concedida y se usó exactamente para su propósito.
Nadie puede discutir la irregularidad técnica, o formal, pero todavía se puede discutir menos su nimiedad en comparación a la categoría profesional e intelectual de la protagonista. Su error no ha perjudicado a nadie, pero su marcha a todos va a lesionarnos.
La corrupción tiene que ser perseguida, pero si convertimos la dedicación pública en un paseíllo para que se entretengan con sus linchamientos los ultrapuros, al final sólo querrán servir los que ni tengan nada ni sean nadie, y estos indignados que tanto se quejan serán los más perjudicados, porque la derecha siempre podremos acudir a lo privado.
Yo ya admito que María Seguí podía haber sido más cuidadosa a la hora de conceder la subvención, pero ¿puede decirme alguien qué hemos ganado con su dimisión? ¿Es razonable que nos hayamos quedado sin su brillantez por una tontería magnificada por los insufribles mediocres que han ido a por ella?
También sobre esto tendremos que reflexionar si no queremos acabar reducidos a tribu gobernada por incapaces que nos maten de atraso y privaciones mientras -eso sí- no paran de darnos lecciones.
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