Salvador Sostres el 21 abr, 2017 El socio que ahora buscará culpables y pedirá cabezas es el principal verdugo del Fútbol Club Barcelona. El soci. Lo ha sido siempre, votando a los más intolerables candidatos. Votaron a Núñez, con su visión diminuta y mezquina del fútbol y de la vida; entre Joan Gaspart y Lluís Bassat prefirieron a Gaspart; y si Joan Laporta pudo ser presidente del Barça fue porque los Boixos Nois llamaron al boicot de Bassat por ser judío, sin saber que una de las primeras y más valientes decisiones del nuevo presidente sería echarles del estadio y del club, lo que casi le cuesta la vida. Tras el breve e insólito paréntesis, el soci volvió a votar a Rossell, que entre muchas otras indecencias pactó el regreso de los Boixos al Camp Nou y a los viajes organizados por el club. Bartomeu y su banda, también avalados por el soci, son la continuación de esta funesta dinámica, sin ninguna idea, sin ningún criterio, sin ningún proyecto que vaya más allá del fichaje errático y oportunista, del chanchullo disfrazado de valores, del nuevorriquismo de quien tiene más dinero que gusto e inteligencia; todo ello de previsibles consecuencias sobre todo cuando el dinero es de los demás y tú sólo aportas tu poca inteligencia. El gran enemigo del Barça es su masa social, la que por lo menos en su cincuenta por ciento vive del odio a Johan Cruyff. No existe otro club en el mundo que tenga como mínimo a la mitad de sus socios instalados en el desprecio del mejor jugador y entrenador de su historia. El Barça ha vivido desde 2010 de la inercia de lo que Cruyff, Rijkaard, Guardiola, Laporta y Beguiristain crearon. Lo que fue un milagro en la trayectoria del Barcelona, los propios socios se encargaron de destrozarlo votando a Rosell y recuperando con él las tinieblas del nuñismo. El Barça no tiene un problema en la delantera o en la defensa y ni siquiera una puntual eliminación de la Champions tendría que ser considerada más que un accidente si tuviéramos un modelo de club reconocible y ambicioso. Pero estamos en el medio de la nada: sin referentes, sin inspiración y guiados por una insólita colección de farsantes perseguidos por la Justicia que encima se permiten dar lecciones de ética a los demás clubes. Pero naturalmente la culpa es del árbitro, de lo que España que nos roba y de las bolas calientes y de los invitados al palco de Florentino Pérez. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 21 abr, 2017