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Como un támpax usado (Leído en @HerreraEnCOPE)

Salvador Sostres el

Una agente de la Guardia Civil se ausentó de su puesto de trabajo diez minutos y su superior la reprendió porque ni ella ni su compañero de patrulla le avisaron de que abandonaba el servicio que le había sido adjudicado en el puerto de Barcelona, dentro del despliegue policial previsto para el actual nivel 4 de alerta antiterrorista.

La agente denunció a su superior por acoso laboral y se dio de baja por motivos psicológicos. Cuando supo que le habían abierto un expediente, y sólo entonces, usó en su defensa que se había ausentado de su puesto porque repentinamente le había bajado la regla.

Cuando una o uno piden la baja por motivos psicológicos es que no tienen la camisa limpia. Si ante una bronca por un fallo en tu disciplina tienes problemas psicológicos es que no estás preparado para ser policía ni militar.

El modo tan oportunista que ha tenido la agente de apelar a su menstruación hace sospechar de que sea una artimaña para inculpar a su superior más allá de la verdad y de la razón, pero en cualquier caso, la multa no le fue impuesta por la regla sino por no avisar ni ella ni su compañero de que dejaban su puesto de control, sobre todo en un contexto de alerta antiterrorista de nivel 4.

Todo el mundo tiene derecho a ir al baño pero la policía y el ejército son instituciones jerárquicas que se basan en el escrupuloso cumplimiento de las órdenes: y más en tiempos tan oscuros como los nuestros. La frivolidad con que sin ninguna comprobación ni ningún respeto la prensa de izquierdas ha criminalizado al teniente, acusándolo de machista, tiene que ver con el desprecio y la falta de gratitud con que los españoles tratamos a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad.

Contrasta todo ello con el homenaje que el lunes le tributaron en Londres al policía Keith Palmer, asesinado por el islamista que atropelló y mató a cinco personas el pasado 22 de marzo en aquella ciudad. Una multitud de ciudadanos británicos acompañó a los miles de policías de todo el Reino Unido que acudieron al funeral vestidos de uniforme negro. Por expreso deseo de la reina Isabel II, los restos del policía descansaron la noche anterior en la capilla de St. Mary Undercroft, en el palacio de Westminster, un honor que suele reservarse a jefes de Estado.

Un país que honra a sus policías y soldados puede sangrar pero volverá a levantarse. Un país que trata como a delincuentes a los que dan la vida por los demás tiene el único de morir desahuciado, tirado a la papelera como un támpax usado.

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