Uno de los tipos más peligrosos del mundo me parece este Josep Corbella, el violento comentarista científico. Lo conocí hace años y siempre me ha dado miedo. Habla de la ciencia con la ofuscación de quien cree que el mundo tiene una explicación científica. De la Historia hemos aprendido a dónde llevan tales trenes. La rabia con que en este vídeo pronuncia las palabras que él considera claves es la enajenación del que no quiere destruir el puente sobre el río Kwai porque es su obra de ingeniería. Habla de “interacción social” como si esto fuera lo que hacemos cuando vamos a los restaurantes. Habla del contagio como si la muerte no formara parte de la vida. Habla de la vida como si mantenerla a cualquier precio fuera el objetivo. Hay un fanatismo de fondo en sus palabras que constituye un profundo desprecio al Hombre. Habla de la Navidad como si estuviera al caso del tipo de victoria al que se refiere. Habla del virus como si disfrutara el ambiente en que considera que sus consejos son necesarios. Hay un tipo de apologeta de la hecatombe que disfruta dando malas noticias para hacerse el sabio en el caos. ¿Cerrar quince días cada vez que tenemos un problema? Es difícil tener un plan más estúpido. El mundo está destruyéndose por los parones y los encierros mucho más que por el Covid, y el pelotón de los que odian a Trump jamás han pagado una nómina ni saben cómo se paga. ¿Qué nómina ha pagado Corbella? Yo creo que no ha pagado ninguna nómina. Tal vez la de la asistenta. Cuando gracias a los recursos invertidos y al empeño político del presidente Trump -al que Corbella no se ha cansado de insultar- tengamos las primeras vacunas, que no tardarán en llegar, parecerá que todo fue casualidad. Corbella dirá que el fármaco no es del todo eficaz y cuando las cifras de contagiados caigan en picado volverá a ser casualidad, y el odio a todo lo que nos hace prósperos y libres continuará estando en el fondo de sus palabras. Me horroriza la gente que habla de las cosas sin saber cómo se pagan. Cuando se canse de hacer el ridículo insultando a Trump y exigiendo los encierros de la miseria, dirá que la vacuna tiene que ser para todos y gratis, y se quejará de que no tengamos suficientes médicos ni suficientes hospitales. ¿Cómo vamos a pagarlos, Corbella, con los restaurantes cerrados? ¿Cómo pagaremos tu nómina? Yo es que no sé cómo vamos a hacerlo. ¿Tienes ahorros? Porque si no los tienes, en el mundo que tú promulgas, no sé de qué van a comer tus hijos.
Los científicos son importantes. Pero son nuestros empleados. Tal vez nuestros empleados más importantes. Pero las decisiones las tenemos que tomar nosotros. Corbella no puede tomar decisiones. De hecho, Corbella no es un científico, aunque lo pretenda en sus delirios. He visto algunas veces este vídeo y tiene el tono, las palabras y esa mirada del loco que hicieron temblar al siglo XX de hambre y de muerte. La Europa cobarde retrocede como los del apaciguamiento. “Apaciguar” fue entonces lo que hoy es “confinamiento”. Como siempre tendrán que ser los americanos quienes acudan a nuestro rescate. Pero esta vez en la playa no les recibirán los alemanes, sino un vídeo de Corbella.
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