Salvador Sostres el 19 jun, 2017 Mi hija me pregunta por qué soy casi el único padre que la lleva y la va a buscar cada día o también casi cada día al colegio. La respuesta es clara y simple: porque quiero. Es mi elección. Ella es mi elección, su tiempo es mi elección. Podría hacerla ir en autocar arriba y abajo, podríamos tener doméstica por las tardes, podría ir a Madrid algunos días a la semana, ganar más dinero del que gano participando en tertulias bien pagadas. Podría alargar las sobremesas de los almuerzos que es el momento del día que más me agrada. Pero mi elección es mi hija y su tiempo, mi hija y su vida y su conversación mientras paseamos del colegio a casa o a la clase de danza. Ésta es mi elección concreta y no quiero dar a entender que creo que soy mejor padre que los demás. Ni sé ni me interesa saber si soy mejor o peor padre que los demás. Sé el tipo de padre que quiero ser y sé que todos somos nuestras elecciones. Elegimos esto o aquello y luego pasa lo que pasa. Excusas hay mil. Y mil más para cada una de ellas y así sucesivamente. Elección hay una con todo lo que de ella depende. Es importante saberlo. En el camino de ir a buscar tu hija al colegio, en los padres que abandonan a sus esposas o al revés, en las horas en que está con la doméstica en el parque o está contigo, cuando dices que tú también necesitas tu tiempo para ti o que la maternidad es más absorbente de lo que esperabas y estás decepcionada. Todo cuenta, todo computa en una contabilidad que muchas veces parece que no existe pero existe: y permanece. Todo cuenta y permanece y es absurdo que intentes vivir como si lo que haces no tuviera consecuencias, como si las excusas pudieran servirte de bono de descuento, como si la diferencia entre lo que esperabas y lo que hay alguien fuera al final a reembolsártela. De mis días más inquietos he aprendido a calmarme. Y esto no es poco cuando cuesta respirar. También he aprendido que el amor es siempre la única respuesta y la única medida y que cuando la zozobra y lo tempestuoso nos confunde, sólo conservamos el equilibrio si dejamos que el amor sea nuestra guía, nuestra divisa. Ni siquiera que dejen de quererte es motivo para que tú dejes de querer. No podemos borrar el amor y el resentimiento es una muy pobre y estéril alternativa. Somos nuestras elecciones y cuando son generosas y firmes, bondadosas aunque cueste, podemos cambiar el curso de la historia aunque en aquel momento creas que todo se desmorona sin remedio ni solución. A veces buscamos consuelo en las drogas o en alcohol, en el odio, que es igual de adictivo y destructivo, cuando el único consuelo es el amor, el amor que nos salva y que cura cuando da miedo la soledad y no sabes qué va a pasar. Somos nuestras elecciones, nuestra elección diaria y concreta, la palabra que usamos, el gesto, la ternura o el desprecio, ir o no ir, la excusa o el acto, el mal humor justo antes de someterlo o justo después de soltarlo. El día de hoy con todas sus horas que tarde o temprano volverán para interrogarte. Nuestra vida es solitaria y la desolación es una tentación diaria y con ingredientes que por supuesto son reales. Podemos sucumbir a ella, rendirnos, cubrir la esperanza con una sábana como los muebles de la casa que cierras para una larga temporada. Pero no creo que merezca la pena vivir así, ni que puedas permitírtelo si tienes hijos y sus vidas que no se detienen porque te haga pupita el dedito. Mi hija me pregunta por qué soy casi el único padre que casi cada día va a buscarla y yo le digo que porque quiero, porque quiero estar con ella todo el tiempo que pueda y a veces me abraza y otras no me dice nada pero me mira y yo sé que está contenta y se siente importante y me cuenta lo que ella quiere, lo que ella elige. Y evidentemente todo al final puede salir mal, pero aunque sólo sea en esta pegajosa tarde de junio, un padre y una hija que han decidido estar, jugar, cenar y dormirse juntos hemos sido el resumen de aquello en lo que Dios pensaba cuando nos ofrendó con la libertad y el amor, que son una cosa y lo mismo. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 19 jun, 2017