Salvador Sostres el 15 may, 2017 Lo significativo no son los presidentes Puigdemont y Rajoy sino la potencia de este Salón del Automóvil y la clara recuperación de la economía española. Lo fundamental somos nosotros, que pese a la propaganda de la izquierda -que preferiría nuestra miseria para hacerse con los votos de la desesperación- vivimos muy bien y con la expectativa de ir a todavía mejor. Rajoy lo sabe y la gente cree que no hace nada porque se da muy poca importancia. Puigdemont no lo sabe y juega a parecer un superhéroe y algo menos de dos millones de catalanes resbalan hacia frustración en la que inevitablemente varará este proceso. España es una historia de éxito. Cataluña es una historia de éxito. Barcelona es una historia de éxito y mientras independentistas e indignados fuerzan la pantomima del “no podemos estar peor”, Europa revisa al alza nuestro crecimiento, se llenan los bares y los restaurantes y el dinero se mueve a la velocidad del talento, que lo hay y mucho y es la promesa de prosperidad de un nuevo tiempo que ya es una realidad y espera lo mejor de nosotros. A pesar de Puigdemont y de Podemos, los empresarios catalanes y españoles han sabido superar las dificultades y con la ayuda de las prudentes reformas del Gobierno han vuelto a asegurar la creación de riqueza. Mucho esfuerzo, demasiado esfuerzo como para jugárselo al caos del golpismo y la desobediencia. El independentismo no será derrotado por los añorados tanques entrando por la Diagonal (añorados por los catalanistas, que ansían cualquier pretexto para regodearse en el victimismo) sino por un pletórico coche Telsa flamantemente presentado en Barcelona y por cientos de miles de vecinos y turistas llenando las playas y los chiringuitos, hartos de broncas y de líos, felices de tumbarse al sol y del toque de lima en los labios de un mojito, o tal vez tres. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 15 may, 2017