Ahora resulta que el delincuente es la vÃctima. Ahora resulta que un ladrón que huye es un pobrecito. Ahora resulta que un insensato salta de un tercer piso y es culpa de la policÃa. No nos merecemos nada. No nos merecemos la democracia, no nos merecemos la libertad, no nos merecemos la propiedad privada. Nos merecemos ser tratados como un rebaño de ovejas, con perros que nos intimiden y pastores que nos lleven de excursión por las montañas.
Un mantero es un ladrón y uno que huye de la policÃa es nuestro enemigo. Si no entendemos que la policÃa somos nosotros, nuestro derecho a vivir en democracia y en paz, nuestro código cÃvico y la garantÃa de nuestras garantÃas, estamos perdidos como sociedad y no merecemos ni el nombre ni la consideración de ciudadanos. Tirarse de un tercer piso es una decisión que yo no comparto en absoluto, pero de la que en modo alguno puede culparse al policÃa. ¿Dónde iremos a parar?
Jaume Asens, el tercer teniente de alcalde de Barcelona, ha dicho que el fallecido es “la primera vÃctima de la criminalización de la pobreza del verano”, y que todos somos “cómplices” de su muerte. La concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin, ha escrito que “cuando alguien muere en una persecución policial por estar en situación de precariedad, tenemos un problema como sociedad”.
No deseamos la muerte ni siquiera de los que desean la nuestra. Pero nadie es ni puede ser acusado de cómplice de la muerte de uno que salta de un tercer piso por huir de la policÃa. Yo soy cómplice de la policÃa y de su defensa del orden y de la Ley. Yo soy cómplice de los artistas y de su obra que alegra mi vida, y de su derecho a cobrar por el trabajo que tan excelentemente hacen. Yo soy cómplice de las marcas de la moda y de sus fabricantes, que emplean a cientos de miles de personas y hacen de este mundo un lugar mucho más agradable. Yo soy cómplice de la libertad, de la propiedad privada y del respeto entre ciudadanos libres y articulados.
Esta izquierda salvaje que ocupa el poder en Barcelona, y que puede acabarlo ocupando en Cataluña, es en cambio cómplice de los que roban, de los que atentan contra la creación artÃstica. En una demostración más de su inconsistencia, a la vez que se quejan del IVA cultural, justifican a los que roban discos y pelÃculas y los venden fraudulentamente, perjudicando de un modo terrible a los artistas y poniendo en riesgo que se continúen dedicando a su oficio si nadie les paga por ello. En una demostración más de su ignorancia, dicen luchar contra la pobreza y legitiman a los que con su delincuencia debilitan a la industria y ponen en riesgo tantos y tantos puestos de trabajo. La izquierda salvaje es cómplice de la barbarie que es y representa, vienen a por lo nuestro, y en su mundo lamentable los policÃas son los verdugos y los ladrones las vÃctimas.
Las vÃctimas somos nosotros, que pagamos nuestros impuestos. Las vÃctimas son los artistas, las tiendas de moda y sus fabricantes, los empresarios que se juegan la vida con provecho y con sentido para hacer del mundo un lugar mejor, y no este chico que saltó porque quiso de un tercer piso, cuando todo el mundo sabe que, por desgracia, nada grave le hubiera ocurrido de haber sido detenido.
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