Ayer inauguramos el primer parque Disney en China, concretamente en Shanghai. Hemos ganado. Hemos puesto la primera piedra de la libertad en el corazón de la bestia. Caerá el comunismo chino como cae la nieve cuando Bambi asume que han matado a su madre.
Los chinos aprenderán a ser libres como Dumbo aprendió a aceptar sus grandes orejas, y a sacar provecho de ellas. Un parque Disney que abre es una dictadura que empieza a claudicar, y la luz de Blancanieves puede contra el imperio de las tinieblas.
Walt Disney denunció a comunistas e hizo de sus Estados Unidos un paÃs menos cÃnico y más libre. Hay una ética de la libertad, y una moral que subyace.
Un parque Disney es una victoria del sistema. Sus cuentos y sus personajes son la metáfora perfecta de que sin responsabilidad no hay libertad, y que sin trascendencia somos carne amontonada.
Caerá el comunismo en China como cayó el Muro y como desembarcamos en NormandÃa. El Rey León es la jerarquÃa en la que se basa nuestro modo de vida libre.
Resulta una paradoja, y tendrÃa que hacernos reflexionar, que Disney se abra paso entre la miscelánea tenebrosa del comunismo y que aquà estemos retrocediendo a la dinámica de votar a populistas y de asaltar capillas.
Espero que no nos haga falta volver a padecer una tiranÃa para recordar el inmenso privilegio de vivir libres.
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