Salvador Sostres el 21 abr, 2016 El impresentable goteo de estos documentos robados en Panamá que se dedica a filtrar El Confidencial, un digital conocido por su escaso rigor y su absoluta falta de escrúpulos, lesiona el secreto bancario, señala por igual a personas que no han cometido ningún delito con aquellas que podrÃan haberlo cometido, y especula sin motivo con la intimidad de ciudadanos libres que es un escándalo que sean atropellados de este modo. Y en el colmo de la infamia, se ha llegado al vergonzoso extremo de señalar a personajes públicos por lo que hacen sus familiares. Es el caso de Felipe González. Al parecer. su esposa, incluso antes de serlo, tuvo una sociedad en Panamá. Evidentemente, El Confidencial no aclara si era una sociedad legal o ilegal, opaca o transparente. Simplemente se mete en la intimidad de una señora sin ninguna prueba de que sea culpable de ningún delito, y lo hace recurriendo al amarillismo intolerable de agitar el nombre de su marido. Explotar comercialmente el botÃn de un ladrón es ser cómplice del robo. El periodismo es otra cosa, o tendrÃa que serlo. Ensuciar deliberadamente el buen nombre de las personas no es investigación: es ser un canalla, y todo el peso de la Justicia tendrÃa que caer sobre quien lo haga. Y por último, intentar perjudicar a alguien a través de sus familiares es La Vida de los Otros, aquella siniestra pelÃcula sobre la Stassi. No es de extrañar que El Confiencial, para esta tropelÃa, se haya aliado con La Sexta. Hay una cenefa moral perfectamente descriptible que une dramáticamente a los dos medios. Esta forma de pasar por la quilla a la gente sin matizar que no todos cometieron delito es repugnante. Son los la carreta de la guillotina, un divertimento primario para una épica marcada por el rencor, con Ferreras repartiendo hortalizas para que la gente las arroje al reo. Todo ello se vuelve todavÃa más repulsivo cuando encima proteges a tus patrones, que también salen en los papeles, y no das sus nombres. Los que más lecciones pretenden dar de transparencia suelen ser los que más tendrÃan que callar, y tarde o temprano siempre caen, como la cúpula de Manos Limpias, que ya está en la cárcel. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 21 abr, 2016