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Blogs French 75 por Salvador Sostres

El Periódico y El País contra los bancos

Salvador Sostres el

He leído cómo El Periódico se hacía la indignada por la decisión del Supremo de obligar a pagar el impuesto de las hipotecas a quienes las contraten, como así tiene que ser. También he visto cómo El País se hacía la estrecha, usando los calificativos “aberrante” y “bochornoso” para referirse al fallo. Aunque seguramente nadie tan cursi como El Mundo, con un juego de palabras de Carlos Segovia que tendría que ser motivo de cese: “El Alto Tribunal cae muy bajo”. ¡Con lo que fuimos!

El Mundo agoniza entre demasiadas angustias como para hacer bromas con los bancos, pero tiene un pase porque Cairo paga, y cuando tienes a un empresario que responde, no es tan grave debérselo casi todo a los bancos. Es cierto que los juegos de palabras son imperdonables y más cuando son tan penosos como el de Segovia, y es muy de la indigencia de Pedro Simón y de Lucía Méndez negar aquello de lo que vives, pero lo que resulta un escándalo es que El País y El Periódico se atrevan a hacerse los insurgentes, los subcomandantes Marcos, cuando ellos viven de los bancos, ellos son los bancos, y sin los bancos tendrían que declararse en quiebra antes de que yo terminara esta frase. ¿Cómo se puede ser tan cínico? ¿Cómo pueden sentirse cómodos engañando de este modo a sus lectores? Son los hermanos Dalton dando lecciones de pureza en una escuela de piano para señoritas aficionadas. Son aquellos mafiosos que cada día iban a misa para rezar la misma oración: “Señor, danos salud y fuerza, nosotros robaremos el resto”.

El Periódico tendría que haber celebrado más que la Navidad el fallo del Supremo, porque si La Caixa se hubiera tenido que replantear los gastos, su director me estaría pidiendo trabajo mañana mismo como fregona de mi escalera. Brillo, Enric, brillo. Soledad Gallego-Díaz se quedaría igualmente sin panfleto si el Banco de Santander tuviera que ajustar su caja chica. Tanta afectación para qué, ¿verdad, Sole?

De verdad que no puedo entenderos: ¿de dónde sacáis el nervio para ser tan cínicos? ¿No se os escapa la risa tonta?

Es la vieja historia de siempre. Son las eternas lecciones de la intelectualidad de izquierdas, siempre a punto de hablarte desde su pretendida superioridad moral, tan fraudulenta, tan hiriente para los pobres idiotas que van de fracaso en fracaso porque tienen las pocas luces de creérsela y de tratar de vivir según sus sentencias. Vieja chatarra que nunca funcionó, así son los preceptos de la izquierda, y por detrás los hermanos Dalton. Son la mayor vergüenza que el periodismo y la literatura han tenido que pasar a lo largo de los siglos. Entre las fake news y su cinismo, entre sus fraudes y su cursilería.

El País y El Periódico tendrían que ser las chachas líricas de los bancos. Tendrían que ser los que quitan la alfombra cada noche y vuelven a ponerla cada mañana. Su propaganda de ayer y hoy contra el Supremo, por haber tomado al fin una decisión sensata, es un insulto a nuestra inteligencia, pero también a la suya propia porque hay pocas cosas tan estúpidas como morder la mano que te da de comer. Sus lectores tendrían que estar indignados y exigirles un power point sobre cómo sobreviven, sobre cómo se financian, para volver a leer entonces los pasquines antibancarios que han puesto en circulación.

Tú lee lo que quieras pero si te gusta El País o El Periódico has de saber que los que escriben para ti creen que eres un idiota, que no te enteras de absolutamente nada, y que pueden apedrearte con el más burdo agit-prop porque están tan convencidos de tu brevedad mental que no tienen ninguna duda de que todo vas a tragártelo, como esas bocas que salen en algunos vídeos de Internet. Compra el periódico que quieras, pero que sepas que los escribientes de El País y El Periódico se imaginan sus páginas como unas grandes orejas de burro para ponértelas en tu cabecita vacía cada mañana. Y oye, no pasa nada. Hay señores solventes que pagan mucho dinero para que señoritas vestidas de látex, con una vela en una mano y un látigo en la otra, les hagan sentir sus esclavos, su mesa o su perrito. ¡Tú podrías ser uno de ellos! Leyendo El País y El Periódico, llevas ya mucha práctica.

Haz lo que quieras, naturalmente, pero que sepas lo que pareces. Cuando ya creas que más bajo no se puede caer, lee El Periódico y verás.

Somos criaturas a la merced de un Dios vengativo que nos hizo a su semejanza, pero definitivamente imperfectos. No le exijo nunca a nadie nada que yo no pueda dar ni levanto jamás la voz contra quien hace algo que yo en su lugar es probable que también hiciera. Pero creo que nos debemos que nuestros artículos se parezcan a nuestra vida, y que entre lo que escribimos y lo que vivimos no se establezca una relación inevitablemente cínica, despreciativa, porque si nuestro cometido consiste en que los lectores confíen en nosotros, no parece muy inteligente insultarles, burlarse de ellos, tomarles por catetos de aldea como han hecho País y Periódico con esta sentencia del Supremo. Tendrían que disculparse, aunque muy probablemente, si dejaran de dejaran de comportarse así, perderían su razón de ser.

A fin de cuentas, el gran business de la izquierda -intelectual, política y mediática- ha sido siempre mantener igual de tontolabas a sus adherentes, porque saben que a la que se vuelven ni que sólo sea un poco inteligentes, enseguida compran el ABC, se bautizan de emergencia si no lo estaban, y se hacen de derechas, como Dios manda.

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