Ignacio Gil el 16 oct, 2018 “Buenas tardes, Sr. MacFarlane-Barrows. ¿Usted a qué se dedica?” comenzamos la entrevista a este enorme escocés, con mirada penetrante y compasiva a la vez. “Cada día doy de comer a 1.361.586 niños en edad escolar” contesta sin pestañear. Definitivamente hay héroes que nos devuelven la esperanza en un mundo mejor. Magnus es uno de ellos. Continua explicando que “15,60 euros es todo lo que cuesta proporcionar una comida al día a un niño durante todo un año académico.” Nos deja perplejos. Comenzó en 1992, solo tenía pensado un pequeño proyecto de ayuda humanitaria para Bosnia. “Los donativos no cesaron de llegar. Nos abrumó la bondad y la generosidad de la gente, nos hizo sentirnos responsables frente a ellos. Eso fue lo que motivó que vendiera mi casa, dejase mi trabajo estable y me dedicase totalmente a esta causa. Entonces era soltero, no tenía responsabilidades familiares, y mis padres eran personas de mucha fe y tremendamente comprometidas por lo que en todo momento me apoyaron. No me parecía una decisión para toda la vida, pensé que seguiría en esto mientras hubiera una necesidad, mientras la gente siguiera colaborando…” y no ha parado en 25 años. En el 2002 Magnus conoció a Emma en Malawi. Estaba tendida en el suelo de su choza, rodeada de sus seis hijos, el SIDA le arrebataba la vida. Magnus le preguntó al mayor, Eduard, que le gustaría hacer en el futuro, respondió “tener suficiente comida e ir al colegio”. Sus palabras ayudaron a inspirar la fundación de Mary´s Meals, cuyo objetivo es proporcionar una comida en cada día lectivo a niños con hambre crónica. “A diario observo la bondad de la gente. Me conmueve ver a tantos voluntarios que colaboran con nosotros, en tantos lugares, que no buscan agradecimiento, ni notoriedad, solo les mueve el compromiso con los que más necesitan”. Este es su motor. “En nuestro trabajo sobre el terreno implicamos a la comunidad. Son los dueños del proyecto. Son responsables de preparar y repartir las comidas todos los días. Es un sacrificio para ellos emplear su tiempo, lo hace voluntarios. Nosotros intervenimos comprando la comida siempre que sea posible a los productores locales, para así generar mayor impacto y sostenibilidad”. Están presentes en 17 países y su prioridad es localizar los lugares donde realmente la necesidad es mayor, los más pobres de entre los pobres. Nos cuenta ejemplos como el de Verónica de Malawi que está terminando la universidad. “Era huérfana. No hubiera podido ir nunca al colegio. Solamente porque ahí le daban la comida pudo continuar con sus estudios. Fue de las primeras beneficiarias del Mary´s Meals. Ahora es una mujer que habla con valentía no solo de su realidad, sino de un futuro mejor para su país. Nunca deja de sorprenderme el alcance del proyecto”. Añade, “caminamos a su lado por un tiempo, pero el futuro es de ellos, deben convertirse en agentes del cambio social y la herramienta más potente para resolver el problema de sus comunidades es la educación”. Los niños hambrientos tienden a quedarse dormidos en clase, y en última instancia es fácil que dejen de ir. La falta de educación se traduce en la perpetuación de la pobreza. Romper este circulo vicioso es fundamental para el desarrollo. Dándoles de comer, Magnus les está diciendo a cada uno de ese millón y pico de niños que “son importantes, que si estudian podrán luchar por una vida mejor”. Rocío Gayarre ÁfricaOtros temas Tags AfricaHambreMalawiMary´s MealsNiñosONG Comentarios Ignacio Gil el 16 oct, 2018