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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

¿Nos ayuda o perjudica el ponernos grandes objetivos?

Analizamos por qué la excesiva motivación es un arma de doble filo

¿Nos ayuda o perjudica el ponernos grandes objetivos?
Alfonso M. Arce el

Seamos sinceros, nadie empieza un deporte fijándose en los mediocres. Los más pequeños cuando juegan al fútbol repiten los gestos y los regates de sus ídolos. Los de las grandes estrellas. Si lo tuyo es la fuerza y levantar grandes pesos, por muy lejos que estén, las referencias de los grandes récords están claras. ¿Lo tuyo es la carrera? Da igual tu nivel, tienes claro que hay keniatas que corren la maratón en dos horas. Si empiezas en un gimnasio porque estéticamente no estás conforme con tu cuerpo, el patrón al que aspiras nunca será el de alguien como tú. Puede que fuera en un anuncio, en una película o viendo algún deporte, da igual, tienes claro lo que para ti representa lo ideal o casi perfecto.

La cuestión es que no tardarás en entender que por mucho que te esfuerces, es poco probable que te conviertas en el nuevo Nadal. Pero no alcanzar el número uno, no implica que no puedas tener tus propias metas, más ajustadas a la realidad, pero inspiradas en los más grandes. Lo que debes evitar es caer en una especie de depresión o que abandones cuando choques contra el muro de la realidad. O ser de ese tipo de personas que piensa  «llevo seis meses entrenando y todavía no he ganado una competición. Creo que esto no es lo mío». Este último grupo es el peligroso. Su problema fundamental es que tienen una seria disonancia entre los logros a los que aspiran y la cantidad de esfuerzo y tiempo que quieren dedicar para conseguirlo.

Atletas de élite. Modelos incuestionables de perfección en sus deportes. La inspiración para muchos.

Puedes aspirar a ser el mejor, pero si pretendes hacerlo sin años y años de esfuerzo y sacrificio, el fraude eres tú. Tienes que entender que cuando lleves mucho tiempo dándolo todo, todavía seguirás estando a años luz de tus ídolos. Es lo habitual, es ley de vida. Por otro lado, tampoco hay ninguna persona que alcance la élite, da igual si es en el mundo de los deportes o en el de los negocios o la ciencia, que no haya tenido unas expectativas muy elevadas y se haya auto impuesto unos objetivos audaces.

Aquí reside la dificultad de este asunto, mientras que necesitamos que nuestros objetivos a corto – medio plazo sean realistas, si quieres alcanzar metas importantes a largo plazo, quizás debas plantearte algún objetivo descabellado. La cuestión es intentar dar una idea general de lo que puede o no ser un objetivo alcanzable. La mayoría de contenidos que puedas encontrar al respecto, ya sean de entrenadores o de estudios científicos, abordan la cuestión desde rangos y medias estadísticas «normales» y no incluyen en la ecuación el hecho de que tu destino biológico te haya dado una naturaleza de campeón. Una manera de racionalizar este punto sería que te marques un objetivo que te sitúe en el rango más alto de lo que se considera normal. En teoría siempre será exigente y te puede dar una idea de lo fácil o difícil que es para ti estar por encima de la media. Igual ahí tienes información de tu potencial real.

De cualquier manera si hay que quedarse con una manera de afrontar esta cuestión piensa qué prefieres ¿Sentirte sobre estimulado porque te estás marcando un objetivo que en un tiempo verás que no puedes conseguir o, por el contrario, sentirte cómodo con la mediocridad y reírte de la gente que aspira a grandes cosas? Es tu decisión. Que la fuerza te acompañe.

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