Estamos inmersos en una crisis cuyo fin y consecuencias todavía no llegamos a imaginar. Ante tales circunstancias, es real que las prioridades han de cambiar y para intentar salir cuanto antes de este atolladero, son ya muchas zonas de España las que han optado por el cierre de todos los servicios «no esenciales». Para cualquier familia, aquello que lleva a casa el sueldo que paga sus facturas y su comida, es esencial. Estamos enfocando la importancia de las cosas en función al producto que ofrece, pero olvidamos que tras algo supuestamente «no esencial» hay personas. Desde aquí mi apoyo a aquellos sectores profesionales, sobre todo a los que habiendo hecho un esfuerzo por cumplir las normas, se ven obligados a echar el cierre dejándoles heridos de muerte. Pero desde este humilde blog, permitidme centrarme en aquello de lo que va, el ejercicio físico y la salud, y defender firmemente el NO al cierre de los gimnasios e instalaciones deportivas varias.
¿Frívolo? En absoluto. Las decisiones que se parapetan en argumentos indiscutibles son muy peligrosas, ¿alguien puede decir que no, que la salud no es lo primero? Por supuesto que la salud es lo primero y debe ser que gracias a este principio absoluto, un gimnasio no es esencial. Un estanco sí. Que un fumador pueda ir por su dosis es esencial, que alguien haga ejercicio, prescindible. Y por favor, mis máximos respetos a los que tengan un estanco porque, como decía al principio, sí, son esenciales dado que llevan el pan a su casa como cualquier otra persona. Pero algo no encaja en la defensa a ultranza de la salud y considerar el ejercicio físico como ocio o como algo que siempre se puede dejar para otro momento.
Factores agravantes del covid-19
Se ha contado en todos los medios, no es ningún secreto que la obesidad, la hipertensión y la diabetes son factores que tienen una influencia muy importante en el agravamiento de los síntomas del covid-19. El ejercicio, entre otros muchos beneficios, actúa positivamente sobre los tres. Por supuesto no vamos a solucionar lo que se ha hecho mal durante años apuntándonos a un gimnasio ahora mismo, pero si el mensaje no cambia, seguimos reforzando socialmente que el ejercicio es algo secundario o lúdico o, ya puestos, de postureo. Lo cierto es que debería ocupar un territorio mucho más cercano a ser obligatorio, precisamente porque la salud es lo primero.
Nos hemos hartado a discutir las franjas de edad en las que la mortalidad del virus es más alta. Es un hecho que la edad es un factor determinante, lo que resulta imposible determinar es cuántas vidas se podrían haber salvado si un porcentaje de camas de UCI nunca se hubiesen ocupado por el simple hecho de que la alimentación y el ejercicio físico fuesen tomados mucho más en serio por la población general ¿Se está reforzando este mensaje desde las autoridades sanitarias? Creo que no. La salud no es un derecho, la salud es un bien muy preciado y frágil, incluso estando muy en forma y siendo joven todo se puede ir al carajo de un día para otro, que nadie se engañe y se crea inmune a todo. Precisamente por eso hay que tener una actitud mucho más responsable y no atentar día tras día contra tu salud esperando que «por narices» si algo te pasa, un médico, una enfermera y una sanidad exhausta, tengan que dar una respuesta satisfactoria e inmediata a tu problema. Lamentablemente esto no es así.
El confinamiento tiene un coste en la salud global de la población enorme. Hacemos bromas con los kilos que estamos ganando, con lo incómoda que es la silla de casa para teletrabajar, con que echamos en falta más tiempo al aire libre. Mientras tanto, hay tratamientos que no se pueden administrar, diagnósticos que se retrasan y que pagaremos el precio de ello mucho más adelante, personas con problemas de salud o movilidad previos que acabarán siendo graves. Es un desastre en el que incidir en la importancia de mantener una vida activa y sana es esencial para no incrementar la factura social de toda esta situación.
No al cierre, pero tampoco vale todo
Siempre pagan justos por pecadores. Hemos escuchado a hosteleros indignarse con compañeros que, posiblemente ahogados económicamente, incumplían las normas de aforos u horarios, y quien lo hacía bien, ahora se ve con las puertas de su negocio cerradas posiblemente de manera injusta. Y es que no todo vale y, por supuesto, en un gimnasio o unas instalaciones deportivas se pueden hacer las cosas muy mal y ser cualquier cosa menos un lugar que trabaja por y para la salud. Las normas hay que cumplirlas, si no se hace, sanción y cierre de ese negocio en concreto ¿Es tan complejo? Nosotros, como clientes, somos los primeros que debemos exigir el cumplimiento de las normas, premiando con nuestro consumo o fidelidad a aquellos que se toman en serio la pandemia y castigando a los que se saltan las medidas de seguridad. Igual que pedimos que no se cierre un local, exige a tu gimnasio que tome las medidas oportunas para que se pueda defender su actividad como saludable. He aquí un conjunto de normas básicas, más que conocidas en el sector, para que la práctica del ejercicio físico sea segura y por favor, no toda la responsabilidad es de los negocios, los usuarios tienen también una responsabilidad personal:
Distancia social:
- Haz ejercicio cumpliendo con la distancia social que se utiliza para cualquier otra actividad aún llevando mascarilla, es decir, no menos de dos metros y si es más, pues mejor. Si corres por la calle, no pases pegado a la gente.
- La mascarilla debería utilizarse siempre, incluso en exterior aunque no sea obligatoria. Es un gesto que demuestra que te tomas en serio tu salud y la de los demás y ayuda a que no se vea como inconscientes a los que hacen ejercicio.
- Evita deportes que impliquen contacto físico.
Seguridad:
- Limitación de aforos y, en espacios cerrados, mantenimiento de un área de seguridad para cada persona, si no se está aislado por mamparas, un área personal de entre 10 o 15 metros cuadrados es lo recomendable.
- Evitar las horas de mayor afluencia y/o establecer turnos horarios para poder garantizar las distancias.
- No utilizar el teléfono móvil durante el ejercicio, especialmente en lugares cerrados.
- Favorecer que exista ventilación natural y de no ser posible, asegurar que los sistemas de climatización no estén recirculando el aire del interior.
- Dar prioridad al ejercicio de intensidad moderada y evitar ejercicio extenuante, sobre todo en momentos de máxima concurrencia de personas.
Higiene:
- Algo básico, pero hay que decirlo, no se deben compartir botellas ni material.
- El gel hidroalcohólico u otro producto higienizante debe estar fácilmente disponible para todo el mundo.
- Todas las personas deben limpiar personalmente el material que han utilizado antes de cambiar a otra actividad o al finalizar su entrenamiento.
- En el caso de zonas de clases colectivas, la ventilación durante quince minutos, la limpieza y desinfección entre clase y clase son absolutamente necesarias.
Cuando todo esto pase, ¿habremos aprendido algo? Cuesta ser optimista viendo este panorama, pero por aquí seguiremos intentando poner el foco en la salud desde otra perspectiva. El ejercicio físico es una necesidad, más cuanto mayor es la edad de quien lo practica. Que la fuerza te acompañe
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