El confinamiento nos ha enseñado a disfrutar más del aire libre y la naturaleza, a valorar cosas de la que se nos ha privado de manera forzosa durante tanto tiempo. Al hablar con la gente se nota que hay ansias reales por pasar tiempo en el campo, la playa o la montaña. Y de esta última vamos a hablar, porque la montaña, al igual que el mar, es algo que no se puede tomar a la ligera. Muchos de los accidentes que ocurren se podrían haber evitado siguiendo unas mínimas pautas y precauciones. Si este verano te estás planteando disfrutar de unos días haciendo rutas de montaña y es algo que no has hecho nunca, lo que te vamos a contar te interesa.
Ante todo, respeto
Hablo de un respeto a la montaña en su más amplio sentido. Si has oído hablar muchas veces de lo peligroso que puede ser bañarse en el mar o en un río, la montaña no es menos peligrosa. El hecho de que no estemos escalando el Everest no quiere decir que no existan riesgos. En la montaña la climatología cambia de manera rápida, una tormenta que en tu casa es relajante, en la montaña puede ser una pesadilla, la entrada de niebla puede despistarte, las temperaturas pueden descender bruscamente. Ir a la montaña no es ir a pasear a un centro comercial. Además de entender el peligro, debemos ser conscientes de que la montaña no está para que abandones botellas de plástico, una bolsa de patatas o colillas. Todo el mundo es muy ecológico para decir que quiere un coche eléctrico y luego va a haciendo el cerdo por el monte… Cosas de esta sociedad rara en la que vivimos.
Planifica tu ruta y conoce dónde te metes
Nos han dicho que hay un Parque Nacional precioso con unas vistas impresionantes y hemos reservado una alojamiento por la zona, enhorabuena, una gran elección. Entiende que si llevas quince años sin hacer ejercicio o la última vez que fuiste al gimnasio con veinte sentadillas tus agujetas duraron cinco días, igual hay que descartar las rutas con esas vistas tan impresionantes porque, en general, son las que implican más altura ¿Cómo puedes saber esto? La respuesta fácil es consultando en Internet, pero he aquí el problema, si no tienes experiencia o nada con lo que contrastar la información, verás que aparecen rutas que pone `dificultad media´ y sin que te estén mintiendo, son desaconsejables para cualquiera que esté fuera de forma. Hay un montón de blogs personales que exponen rutas con mil y un detalles, además puedes descargar coordenadas con Wikiloc para tener un control perfecto del recorrido, pero si antes quieres tener una selección más o menos clara de qué se puede y qué no considerar para tu nivel de resistencia física ten en cuenta estos datos:
- Duración. Si ves que las horas estimadas para una ruta son considerables, tienes un primer aviso de su exigencia, pero no lo fíes todo al tiempo. Una ruta de una hora puede ser un infierno y una de cinco un paseo y esto es debido al siguiente punto.
- El desnivel acumulado. Supón que sales del punto cero, asciendes mil metros y desciendes otra vez a ese punto cero. El desnivel acumulado de la ruta será de dos mil metros. Si te fijas en la duración y el desnivel, igual empiezas a atar cabos. Una ruta de cinco horas con cien metros de desnivel acumulado, quiere decir que estás cinco horas caminando por una planicie. Una ruta de dos horas con un desnivel de 200 metros, te está diciendo que prácticamente es escalada vertical. El primer caso es una excursión familiar, el segundo una pared.
- La pendiente. No es suficiente con un cálculo extraído una vez sepamos el tiempo de la ruta y el desnivel. Una ruta de larga duración puede comenzar con una fortísima pendiente que luego pasa a ser prácticamente plana. Para entender la pendiente de la ruta en la que te metes debes ver su perfil o fijarte en las líneas de contorno que aparecen los mapas técnicos de la ruta. Estas líneas que aparecen en los mapas cuando más juntas estén indican que hay más pendiente y cuanto más alejadas más plano es el terreno. Para entender el desnivel fíjate en las dos próximas fotos en las que vamos a ver el perfil y las líneas de contorno de la ruta a la Cola de Caballo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ascendiendo por la Senda de los Cazadores, que es una ruta que se caracteriza por su fuerte y continua pendiente inicial, para luego pasar a descender poco a poco todo ese desnivel que se alcanza en pocos metros:
- La altitud. Una ruta puede tener mucha altitud y poca pendiente o al revés. Es raro que puedas caminar a gran altitud sin que hayas cubierto un gran desnivel, pero existen algunos casos en los que hay posibilidad de subir en coche hasta puntos de salida que evitan gran parte del desnivel. Este factor, introducir un coche que nos quita sensación de enfrentarnos al monte, puede hacer que te metas en una zona con nieves perpetuas donde una actitud desenfadada puede conseguir que te mates. La nieve que está blanda cuando subes, al avanzar el día y entrar la sombra puede congelarse, sin el equipamiento adecuado acabas de meterte en un problema muy serio.
No pagues la novatada y ten cuidado con las bajadas
Una vez tengas claros todos los puntos anteriores, no hay que ser pardillos y pensar que si algo es cuesta abajo ‘está chupado’. Una gran cantidad de accidentes de montaña se producen en las bajadas. Cuando consultes las duraciones de las rutas chequea si el tiempo de duración es solo el de ida o incluye la vuelta, o si la ruta es circular en cuyo caso puede haber un sentido de marcha que sea recomendable. Tus piernas no responden igual tras tres horas caminando, cuando regreses el cansancio acumulado se nota siempre, un simple tropezón bajando por una pendiente pronunciada puede acabar con un golpe considerable. Nunca creas que el tiempo estimado de bajada ‘no cuenta’ porque es fácil.
Equipo adecuado e hidratación
Esas zapatillas carísimas para hacer un maratón de poco te van a valer en la montaña. Lleva calzado técnico específico, algo de ropa de abrigo aunque parezca que hace bueno, mejor si es impermeable y transpirable, un móvil bien cargado de batería protegido con una bolsa de plástico que evite que se moje si llueve. Ponte crema protectora y al menos lleva alguna tirita por si aparecen las ampollas. No escojas comidas demasiado saladas, te vas a dar cuenta de que necesitas mucho más líquido que comida, huye de bebidas carbonatadas excesivamente dulces, tu mayor aliado es el agua, lleva de sobra. Incluso un poco más de lo que crees que es de sobra.
Un turismo diferente
El turismo de naturaleza tiene su atractivo precisamente por eso, no vas a encontrar tiendas, ni restaurantes, ni conexión a Internet y en el caso de la montaña, cuanto más esfuerzo físico añadas a la ruta, menos gente encontrarás. Quizás esto nos da información del resto de las cosas de esta vida, aunque lo que hay arriba merezca la pena de verdad y sea una maravilla, la gran mayoría de las personas prefieren renunciar a ello tan solo por el esfuerzo que hay que hacer para conseguirlo. Una pena, aunque por otro lado una fantástica noticia porque no necesitamos masificar territorios que siguen en muchos casos prácticamente vírgenes. A quienes se animen y descubran que merece la pena, bienvenidos. Entrena antes para disfrutar más y mejor de la montaña, agradecerás unas piernas bien fuertes. Que la fuerza te acompañe.
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