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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

Algo falla en tu «tabla de ejercicios»

Tener una rutina escrita en un papel o descargada de Internet, puede no ser de tanta ayuda como piensas

Algo falla en tu «tabla de ejercicios»
Alfonso M. Arce el

Conversación típica:

Persona A: «Deberías empezar a hacer ejercicio. Te lo digo por tu salud, no es por estética».

Persona B: «Sí la verdad. A ver si me pones una tabla y empiezo, si eso…».

Si eso, ¿qué? Es cierto que para que exista la comunicación entre seres humanos necesitamos ciertas coletillas que nos permitan enlazar conversaciones, aun cuando son incómodas. Sabes que debes hacer ejercicio, vale. No empezar porque necesitas «una tabla» no es un error en si mismo, pero las tablas de ejercicios están por algo y, en general, no suele garantizar el éxito en el logro de tus objetivos a largo plazo. Vamos a analizar el por qué de estas tablas o rutinas, su aspecto positivo y su lado negativo.

El lado positivo de las tablas de ejercicios

Ninguna persona tiene por qué saber qué ejercicios -ni cuántos ni cuáles- debe realizar para empezar a ponerse en forma. Desde luego, es una malísima idea entrar en cualquier instalación deportiva y lanzarte a entrenar exclusivamente por sensaciones, o elegir máquinas en función a lo espectaculares que parezcan. Este perfil autodidacta suele acabar molido a agujetas o medio lesionado. Si lo que sabes de entrenamiento lo aprendiste tras haber visto a Rocky entrenar en sus películas, o a la última «influencer megafit» de más éxito en Instagram, e intentas replicar los tres o cuatro ejercicios que piensas que son los perfectos para ti, algo va a ir mal. Una tabla te ayudará a que la selección de ejercicios y el volumen de trabajo (series y repeticiones) esté ajustado a tu nivel. Idealmente debe incluir las anotaciones técnicas necesarias para que el ejercicio se haga correctamente. En general, una tabla intenta conseguir que cada persona tenga cierta independencia a la hora de entrenar. Por ejemplo, es muy habitual que en tu primera «tabla» todo el trabajo de pesas se realice con máquinas, dado que tienen la virtud de añadir bastante seguridad a los ejercicios. Resumiendo, las tablas son necesarias y útiles para cualquiera que no sepa de acondicionamiento físico. Deben ser seguras y permitir cierta progresión a quien las siga, que no se estanque al poco tiempo. Bueno, y son muy cómodas, ahí está su punto flaco.

El lado negativo de las tablas de ejercicios

Creo que todos lo tenemos claro, pero conviene insistir en ello. Una cuota de un gimnasio, sobre todo si son de esas tipo «chollo», es imposible que cubra el coste de una atención personalizada. Por eso si quieres un entrenador personal se paga por separado y a un coste/hora que puede ser igual al de la cuota de todo el mes. Las tablas de ejercicios, pese a tener las virtudes antes descritas, han pasado a convertirse en una fórmula con la que gestionar la masificación de los gimnasios, aunando una mínima atención al cliente con unas recomendaciones bastante seguras en cuanto a riesgos de lesión y/o accidente.  No hay un solo profesional de la actividad física y el deporte que no corrobore esto cuando hablas con él o ella en privado.

Dicho de otro modo, si quieres una tabla, puedes tener miles a golpe de clic o bajarte una App. Y que conste que hay tablas buenas y bien estructuradas, pero si necesitas una tabla porque no sabes de entrenamiento ¿Cómo vas a poder distinguir cuál es la buena y adecuada para ti y cuál no? Todavía hay opciones más cómodas, como por ejemplo los circuitos de máquinas. Haces un poco de todo. En cada máquina hay un gráfico que te explica el movimiento, incluye el dibujo de un monigote con una zona muscular en rojo para que sepas qué estás trabajando. En líneas generales está bien, no creo que te hagas daño, efectivamente «tonificas» todos los grupos musculares y en dos meses te habrás aburrido, los resultados serán escasos y empezarás a no ir al gimnasio. A ellos les da igual porque seguirás pagando cuota porque es barata y, oye, calma tu conciencia. La tabla ha funcionado: te has apuntado, has hecho ejercicio con escasa supervisión en unas máquinas que hay que amortizar y todos felices. Salvo tú, que si sobrevives a la desilusión, volverás a pedir una tabla cuando pase el tiempo. Y que conste que el problema no es la tabla, sino tu concepción de lo que es hacer ejercicio físico.

“Rober tío, creo que nos hemos pasado ¿La tabla ponía esto?”

Una tabla sin un plan, no vale para nada

Supongo que no empezarías a sacar ingredientes para cocinar si no sabes qué platos vas a hacer ni cuántos van a estar en la mesa. Una tabla de ejercicios es algo parecido. Necesitas saber cuál es tu plan, el círculo vicioso de todo esto es que el plan habitual suele ser «adelgazar». Casi el cien por cien de las personas que se proponen adelgazar lo consiguen, su problema es que lo recuperan una y otra vez. Te animo a que tu plan sea más concreto, con un objetivo específico, puede ser lograr completar una ruta de montaña, participar en una carrera, compensar algún problema físico que tengas derivado de una lesión, ser capaz de levantar a tu nieto… Lo que cada cual prefiera.

Como su propio nombre indica, un plan requiere planificación, saber cuántos días vas a hacer ejercicio a la semana, saber si son seguidos o alternos, de cuánto tiempo dispones, valorar cómo comes, establecer correcciones si la exigencia de tu entrenamiento se queda corta o es excesiva, valorar en qué flojeas y en qué destacas, detectar con qué tipo de rutina se saca lo mejor de ti o si, por el contrario, te aburre y hay que cambiar o abandonarás.

Si todas estas cosas te abruman, es normal, por eso hay que ir paso a paso y no pretender obtener el cuerpo o las marcas de atletas que llevan años dedicándose profesionalmente al deporte. Las prisas de la operación bikini son siempre malas. Y lo que es más importante, al menos al principio invierte en un entrenador personal. Las diferencias en los resultados son tan evidentes que no hará falta que lo cuentes tú, serán las personas que te rodean las que te lo digan a ti. Si quieres una tabla, me parece muy bien, pero que no sea por comodidad. Las buenas tablas te aprietan y avanzan en sus exigencias como cualquier otro sistema que funcione. Con tabla o sin ella, tendrás que salir de tu zona de confort o no habrá premio al final. Que la fuerza te acompañe.

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