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Menos máquinas y más peso libre. Descubre las ventajas de entrenar con discos olímpicos

Que no te deslumbren las carísimas y sofisticadas máquinas de «cardio». Te contamos por qué los discos para barras olímpicas pueden marcar la diferencia en tus entrenamientos

Menos máquinas y más peso libre. Descubre las ventajas de entrenar con discos olímpicos
Alfonso M. Arce el

Puede que hayas tenido la oportunidad de ver un documental llamado «Strongland». A lo largo de su metraje narra la profunda relación que ha tenido el ser humano con el levantamiento de peso desde épocas ancestrales. Si no lo conoces y rápidamente has imaginado una sala de un gimnasio repleta de gente mirándose al espejo, nada más lejos de la realidad. «Strongland» habla de esos tipos duros con aspecto de vikingo agresivo que han aprendido, generación tras generación, a entender que mover peso es algo intrínseco a nuestra naturaleza. Aunque suene raro, este documental deja en el espectador un mensaje casi más espiritual que físico, es mejor verlo que contarlo. Las grandes protagonistas del documental son las piedras y el reto que supone levantar algunas en concreto. Piedras que incluso llegan tener nombres propios.

Fotograma del documental “Strongland”

Nada tengo contra el levantamiento de piedras, de hecho es algo realmente bonito y con mucha más técnica de lo que se pueda llegar a pensar, pero encontrar piedras o troncos de un peso y una progresión que facilite entrenar con ellas, complica la vida a cualquiera que lo intente. Así nacieron las pesas que, inicialmente, tenían esas formas de bolas redondas que habrás visto en muchas fotografías antiguas.

Eugen Sandow, considerado el primer culturista de la historia.

Aunque supuso un avance, este tipo de pesos todavía tenía sus limitaciones así que la evolución natural de la industria deportiva llevó a la creación de los discos que ahora vemos con total normalidad en los gimnasios. Inicialmente la fabricación de estos discos era de hierro puro y duro, ahora se fabrican con todo tipo de materiales, diámetros y diseños. Al igual que explicamos por qué la compra de una barra olímpica está más que justificada y que tu gimnasio las tenga es una buena noticia, hoy vamos a hablarte de las virtudes y características de los pesos que las acompañan: los discos olímpicos.

Juego de discos olímpicos del fabricante «Singular Wod»

En qué se diferencian y qué tipos de discos olímpicos existen

Estos discos tienen como denominador común un orificio central con un diámetro diseñado específicamente para que puedan ser introducidos en las «mangas» de 50mm que tienen en sus extremos las barras olímpicas. Partiendo de esa característica indispensable, podemos encontrarlos de diferentes pesos y diámetros y fabricados en metal o en goma, siendo estos últimos los más utilizados dado que tienen como gran ventaja que son bastante más respetuosos con el suelo al soltar o tirar la barra cargada con ellos. Al ser un material técnico que se utiliza en dos disciplinas deportivas, halterofilia y powerlifting, el reglamento de ambas establece que el diámetro externo de los discos no exceda de 45 centímetros. En halterofilia, este diámetro debe ser común para los discos de diez, quince, veinte y veinticinco kilos. Los discos de menos peso son los llamados «discos fraccionales» que tienen un diámetro inferior. En powerlifting su normativa solamente especifica que el diámetro del disco mayor no debe superar los 45 centímetros.

Si no estamos en ninguna competición regulada por una federación deportiva, podremos utilizar discos para barras olímpicas que no se ajustan a esta descripción. De hecho es normalísimo encontrar discos de 5 kilos con un diámetro de 45 centímetros, en lugar de su versión reglamentaria en competición. Este tipo de discos son los llamados discos de entrenamiento:

Discos de entrenamiento del fabricante «Singular Wod». El disco de 5kg mantiene el diámetro de sus hermanos mayores. Estos discos también se pueden comprar con diferentes colores para identificarlos fácilmente al cargar la barra.

El grosor de los discos también tiene una regulación marcada por las federaciones deportivas, por ello los discos de entrenamiento suelen ser algo más anchos que los de competición. Salvo que seas profesional, este aspecto no debe preocuparte especialmente ya que el principal motivo del menor grosor es permitir que entre más carga en la barra. Para la gran mayoría de las personas, el peso que podemos poner en una barra olímpica con discos de entrenamiento normales, excede y por mucho lo que somos capaces de mover.

Son para todos, que no te confunda su aspecto

Aunque estos discos, por sus tamaños y pesos, pueden intimidar a muchas personas, sus dimensiones te van a ayudar a que partas de unas posiciones técnicas adecuadas para realizar muchos ejercicios compuestos. Si no has probado nunca un peso muerto con este tipo de material, hazlo y verás la diferencia. Además, estos discos introducen un elemento de seguridad en tus entrenamientos que a simple vista pasa desapercibido: en caso de caer o fallar un levantamiento, la altura del disco deja un espacio libre entre la barra y el suelo suficiente para evitar que el peso caiga sobre nosotros. Esta característica es muy importante y aunque pasen semanas o incluso meses sin que tengas ningún incidente que te permita comprobarla, con que solo te ocurra una vez, es más que suficiente.

Qué discos y cuántos me compro

En general, y más en particular si vas a entrenar en casa, los discos de goma son mucho más versátiles y respetuosos con el suelo, cosa que puede ser muy importante como comprenderás. Dentro de las gamas disponibles, hay discos con mayor o menor dureza. Aun así, una barra cargada con mucho peso cayendo no es para tomárselo a la ligera, piensa en añadir un pedazo de suelo técnico acolchado o unos cojines donde apoyar los discos.

No descartes comprar discos fraccionales. Completar tu juego de discos olímpicos con algunos de ellos puede ser una opción inteligente.

El siguiente paso sería elegir pesos. Aquí hay tantas opciones como personas, mientras que para alguien con dos discos de cinco kilos puede ser suficiente, otros u otras no tienen ni para empezar. Lo que sí que es importante es que le dediques un tiempo a pensar las fracciones de peso que necesitas. Si compras dos discos de veinte kilos y es todo lo que tienes, pasarás de una barra vacía a una barra cargada con 40 kilos de golpe, que igual te vale perfectamente para un peso muerto, pero no para una cargada. Si dudas, empieza poco a poco, no te lances a comprar el disco más pesado sin más, por muy fuerte que te sientas.

Como en cualquier otro producto, lo barato puede salirte caro. Los núcleos de un disco barato suelen ser frágiles y con el impacto al caer la barra, hacen que sea más que posible que el disco se agriete o incluso se rompa. Ten en cuenta que una barra olímpica ya es pesada en vacío por lo que, al contrario de lo que pueda parecer, cuanto más ligero sea el disco que lleve, más frágil es frente al peso de la barra. Yo personalmente utilizo discos del fabricante Singular Wod, que ofrece una amplísima gama, desde los discos de entrenamiento a los de competición oficial, con una fantástica relación calidad-precio.

Haz la prueba

Si sigues pensando que esto no va contigo, pruébalos. No es raro recelar al ver una barra olímpica con sus discos, cuesta lanzarse. Pero si vences ese miedo inicial, verás que ya no quieres otra cosa. Que prácticamente todos los atletas de élite utilicen este tipo de material (tanto las barras como los discos olímpicos) no es casualidad. Busca siempre todo aquello que optimice tus entrenamientos. Y que la fuerza te acompañe.

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