Tánger, es una de las ciudades míticas del mar Mediterráneo que ha gozado a lo largo de su historia como ciudad de un estatus especial. Situada en el extremo norte de Marruecos, en el estrecho de Gibraltar su ubicación geográfica la convirtió a finales del siglo XIX y comienzos del XX en un centro para la diplomacia europea y para la actividad comercial de Marruecos. Fue un enclave estratégico en el norte de África desde la Antigüedad, convirtiéndose en el centro del tráfico mediterráneo. No en vano fue denominada “la puerta de África”.
Ese estatus de ciudad internacional, la convirtió en el punto de encuentro de las culturas árabe, cristiana y judía, y su permisividad fiscal – lo que hoy denominamos como paraíso fiscal-, propició que allí instalasen su sede muchas empresas multinacionales de aquella época.
El papel clave de la ciudad en el control de la navegación por el Estrecho en los años de la Segunda Guerra mundial la convirtió conforme una frase acuñada por los corresponsales de prensa en un “nido de espías”. Bajo este contexto, aunque unos años antes, Arturo Pérez-Reverte nos devuelve a la primera línea a Lorenzo Falcó. Tras el éxito internacional del primer libro Falcó, con más de 300.000 ejemplares vendidos en español, el espía revertiano vuelve a enlazarse en Eva (Alfaguara) y Tánger sirve como decorado perfecto en dónde se desarrolla la nueva aventura de este agente secreto.
Es marzo de 1937. Mientras la Guerra Civil española sigue su trágico curso, una nueva misión lleva a Lorenzo Falcó hasta la ciudad de Tánger, con el encargo de conseguir que el capitán del barco con bandera republicana, el Montle Castle, atracado en el puerto y cargado con oro del Banco de España cambie de bandera. Bajo esta premisa surge una trama trepidante y entretenida a la altura del mejor Pérez-Reverte, en la que el lector es totalmente enganchado a una narrativa elocuente y descriptiva de una época y un estilo de vida en el que su principal personaje Falcó, encarna a uno de esos espías anónimos que les da igual bajo qué bandera servir, solamente quiere hacer bien su trabajo, y sobre todo, que no le maten.
Vista de Tánger.
Esta segunda aventura de Falcó supera a la primera en intriga. Además, enlaza muy bien con la continuación de su primera aventura, con el reencuentro con Eva Neretva que pasa de ser amante a su principal adversario en un abrir y cerrar de ojos. Ella sigue siendo una comunista de convicciones y fanática a las órdenes de Moscú, mientras que Falcó sigue siendo ese ser oscuro, duro, cruel e intratable, fanático de sí mismo y de las mujeres. Un actor perfecto, un truhán redomado y un criminal peligroso. Hasta la sangre parece resbalarle por encima sin dejarle rastro, como una tela encerada.
“Falcó era un individuo por el que los años vividos, las incertidumbre, los peligros y el adiestramiento fraguaban en un compacto bloque de reflejos útiles y rutinas defensivas. Su visión del mundo era simple en la forma y compleja en las causas: un mecanismo de relojería hecho de reacciones automáticas, egoísmo vital, realismo descarnado, sentido del humor oscuro y fatalista, y la certeza intelectual de que el mundo consistía en un lugar hostil, regido por reglas implacables y poblado por bípedos peligrosos, donde era posible, con voluntad y ciertas aptitudes, ser tan peligroso como cualquiera. Todo esos daba a su carácter una ecuanimidad cruel que su jefe el Almirante, ante terceros, solía denominar frialdad (…) Las subidas de adrenalina en la sangre, la sequedad de la boca ante cada nuevo desafío, la incertidumbre de moverse por lugares donde las reglas del juego eran ritual de vida o muerte, le inspiraban una claridad de juicio extraordinaria; una sensación de bienestar semejante a la de los analgésicos cuando, diluyendo el dolor y acompasando los latidos en las sienes, le permitían mirar el mundo con serena distancia”.
Pérez-Reverte introduce en la acción una intriga más vaporosa, al hacer especial hincapié en las relaciones de los personajes, en el drama que experimentan a raíz de cumplir con las obligaciones que les han encomendado. Destacando el enfrentamiento entre los capitanes de los barcos republicano y el nacional Martín Álvarez, que le está esperando -también fondeado en el puerto- a su salida para poder apresarlo o hundirlo. El capitán Quirós del barco republicano, se siente más capitán de su barco que otra cosa por lo que hace memorable a un marino mercante que asume la responsabilidad de su valiosa carga y, sobre todo, de su tripulación.
Eva, es en definitiva una novela de espionaje en la que su autor no deja nada al azar ya que se aprecia que todo está muy bien documentado, pensado y realizado, siendo todo un gran juego descriptivo de una ciudad como Tánger y de ese estilo de época, en dónde se suceden intrigas y conspiraciones de trasfondo histórico, pero sobre todo, es una novela en la que se aprecia al ser humano desde el punto de vista del deber, y sobre todo el de lealtad.
Bajo una atmósfera al más puro estilo de cine clásico, cargada de matices que se nos meten en la memoria recordando esas películas como Casablanca, en la que la fuerza del blanco y negro junto con la niebla que enfría una atmósfera exterior, crean un ambiente dramático, gélido y convulso que ensalzan el relato al más puro estilo noir.
En ella Pérez-Reverte hace suya las siempre contructivas críticas hacia las guerras, unas guerras que son organizadas por unos y libradas por otros. Una guerra sucia como fue la española, en el que su personaje Falcó juega en un tablero de ajedrez lleno de improvistos, de riesgos y probabilidades. Una guerra que se libraba tanto en los campos de batalla de España como en las respectivas retaguardias, y también en lugares extranjeros oscuros y sórdidos. Lances sucios, propios de un oficio sucio, como es el de espía, en el que los peones son totalmente desechables de un tablero en el que juegan la partida otros.
Ya lo dije en la primera novela de Falcó, cuando terminas de leerla te quedas con ese sabor de boca de querer saber más de Lorenzo y de lo que va a hacer al día siguiente, o en la siguiente misión. Así que, toca esperar a la próxima entrega.
Eva (Serie Falcó) // Arturo Pérez-Reverte // Alfaguara // 20,90 euros // 2017
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