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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Reflexiones en la era Shōwa

Reflexiones en la era Shōwa
Pablo Delgado el

Las eras de Japón son la manera tradicional que tienen los japoneses de dividir el tiempo en unidades comúnmente entendidas, siendo una característica importante de su historia y una gran demostración de su cultura. Consiste en identificar y combinar el año de la era que ha comenzado con el nombre (en japonés) del nuevo emperador y el número del año dentro de la era, es decir, la era Heisei (actual) comenzó en 1989 con el inicio del reinado de Akihito, por lo que estamos en la era Heisei 28 (2017).

Dentro de la historia de Japón está la era Shōwa (periodo de paz ilustrada), hasta la fecha es la más duradera. Es el periodo correspondiente al reinado del emperador Shōwa, conocido como Hirohito. Abarca los años comprendidos entre 1926 y 1989. La era Showa fue la del Trono del Crisantemo, la era de la paz y de la armonía que rigió Hirohito durante 63 años, en los que Japón conoció el imperialismo militarista, la derrota en la II Guerra Mundial y el renacimiento industrial que lo ha convertido en una de las primeras potencias del mundo. Se podría añadir a estas tres eras la etapa en que la democracia Taishō declinó y cayó, así como la etapa en la cual Japón luchó la Segunda Guerra Chino-japonesa y las guerras del Pacífico, aunque estas últimas pueden considerarse parte del período militarista.

La derrota en la Segunda Guerra Mundial trajo consigo un cambio trascendental en el país. Por primera y única vez en su historia, Japón fue ocupada por una potencia extranjera durante siete años. La ocupación norteamericana llevó a cabo amplias reformas democráticas hasta 1952, cuando Japón recuperó su condición de nación soberana una vez más. Las décadas de 1960 y 1970 significaron un milagro económico similar al que experimentó la Alemania Occidental de posguerra. Así, Japón se convirtió en la segunda economía más grande del mundo y pareció por un momento que superaría a Estados Unidos como superpotencia económica.

Pero como toda guerra, el conflicto armado dejó unas consecuencias catastróficas en todas aquellas personas que la sufrieron, tanto en primera persona, como para todas aquellas personas que sufrieron de forma paralela con la muerte de sus seres queridos y cercanos, así como de aquellos que pudieron sobrevivir. En una guerra, por lo general, suele haber dos tipos de víctimas: mortales y psicológicas.

Los muertos ya no pueden defenderse -como es lógico- y la única catástrofe que pueden seguir “sufriendo” es la de caer en el olvido por parte de los vivos. Luego están las psicológicas, que son aquellas personas que conviven con unos recuerdos que les marcaron el rumbo el resto de sus vidas, siempre para mal. Recuerdos traumáticos que muchos no consiguen superar y se sumergen en la más profunda oscuridad.

Nozoe Nobuhisa (prefectura de Saga, Japón, 1949) es uno de los dibujantes japoneses más destacados. Alcanzó gran notoriedad por la adaptación al manga de Shinsei Kigeki, monumental obra del período Shōwa escrita por Kyojin Oonishi. Un trabajo que recibió el gran premio de los Premios de la Asociación Japonesa de Dibujantes de Manga y el Premio Cultural Osamu Tezuka 2007 a la Creatividad. En 2015 publicó Trágica derrota, traducida ahora por Ecc Ediciones. En ella Nobuhisa aprovechando la celebración del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial reflexiona sobre las consecuencias de una guerra que solo llevan a un camino, la muerte. Cada capítulo se centra en un personaje que desde su presente rememora las vivencias de la tremenda contienda: un superviviente de las Unidades Especiales de Ataque que utilizaban kamikazes submarinos (Kaiten) para que se estrellasen contra los grandes navíos estadounidenses y que recuerda una antigua promesa; un anciano torturado por sus remordimientos de haber matado a un hombre durante la guerra, o una anciana que aún conserva el cianuro de potasio que le dieron en Manchukuo para librarse de las violaciones de mujeres que llevaban a cabo los militares tras el final de la guerra. Testigos, partícipes o víctimas de uno de los episodios más dramáticos de la historia.

Nobuhisa creó su propia historia sobre la guerra basada en esos hechos que escuchó a los supervivientes y que también investigó, siendo historias ficticias basadas en un acontecimiento real, retrata con toda la crudeza posible el dolor que puede llegar a sufrir un ser humano. Historias crueles que son acompañadas de humanidad y que con un dibujo en blanco y negro agranda el drama vivido por los personajes.

“Yo que me alisté en la unidad Especial dispuesto a hacer de escudo y sacrificar mi vida para que Japón saliera victorioso y proteger a mi familia, veía cómo en cada encuentro (con Haruko Umeno) mi determinación se tambaleaba y mi apego por la vida crecía”.

Relatos tratados y dibujados desde un humanismo que parecía que se había perdido, Nobuhisa consigue estremecer al lector y atraparlo con estas historias crueles, para que reflexione y sienta lo que pasó años atrás sobre unos hecho que perfectamente pueden haber pasado a lo largo de diferentes guerras -y que a nivel global pasan- por desgracia-. Un cómic recordatorio de una guerra que cobra vida desde un punto de vista certero, en el que se aprecia un sufrimiento desde la perspectiva nipona, y cómo ellos también sufrieron las batallas en el Pacífico. A través de la característica lectura del cómic manga (de derecha a izquierda) consigue crear un contundente alegato antibelicista de lo que fue una guerra que marcó a un pueblo, denunciando cómo ellos mismos eran adiestrados para morir por un país, fuese como fuese, inculcando una cultura sin miedo y cargada de responsabilidad, pero que a la hora de enfrentarse uno a la muerte, sale ese resquicio mínimo de humanidad y de querer seguir viviendo e intentar vivir una vida.

“Trágica derrota” // Nozoe Nobuhisa // ECC Ediciones // 2017 // 16,95 euros

 

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