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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

La ilustradora Albertine gana el Premio Hans Christian Andersen

La ilustradora suiza ha recibido el prestigioso galardón, considerado el Nobel de la literatura infantil y juvenil

La ilustradora Albertine gana el Premio Hans Christian Andersen
Pablo Delgado el

El Premio Hans Christian Andersen es el reconocimiento internacional más alto otorgado a un autor e ilustrador de libros infantiles. Entregado cada dos años por la International Board on Books for Young People (IBBY), los premios reconocen los logros de toda una vida profesional, cuyas obras han hecho una contribución importante y duradera a la literatura infantil. El Premio al autor se ha otorgado desde 1956 y el Premio del ilustrador desde 1966. La patrona de los Premios es la Reina Margarita II de Dinamarca.

Los ganadores son seleccionados por un distinguido jurado internacional de especialistas en literatura infantil y los criterios de selección incluyen las cualidades estéticas y literarias de la escritura y la ilustración, así como la capacidad de ver las cosas desde el punto de vista del niño y la capacidad de estimular su curiosidad e imaginación.

Albertine nació en 1967 en un pueblo de Ginebra. Estudió en la École des arts décoratifs y en la École supérieure d’art visuel de la misma ciudad. Obtuvo su diploma en 1990 y abrió un taller de serigrafía en el mismo año. En 1991, se convirtió en ilustradora de prensa y comenzó a colaborar con muchas publicaciones en Suiza y en Francia, como Le Nouveau Quotidien, L’Hebdo, Bilan, Femina, Le Temps y Les Carnets de Versailles. Más tarde conoció al escritor Germano Zullo con el que se casó en 1996 y su relación pronto se convirtió, además de personal, en profesional. Sus primeras obras comunes se publicaron ese mismo año y sus trabajos pronto recibieron varios premios, entre otros: Golden Apple de Bratislava, 1999; New York Times Book Review Mejor libro ilustrado, 2012; Premio Crescer de Sao Paulo, 2014; Premio Bolonia Ragazzi / Ficción, 2016.

Albertine es una ilustradora que admite abiertamente que nunca piensa en un público joven cuando trabaja en un libro. Su atención está más bien dirigida a ser creativa, dibujando instintivamente, consiguiendo así una rico y polifacético estilo. Cada vez que parece establecerse en uno concreto, se va a otro. Si bien, cada nuevo dibujo nunca se parece a uno antiguo, y las huellas de todas las obras que ha ido imaginando, son evidentes en los nuevos. Es como si estuviera jugando cada vez que realiza un nuevo proyecto. Argumenta la ilustradora que con demasiada frecuencia olvidamos la importancia de jugar y de los juegos.

Durante veinte años, Albertine ha estado desarrollando su propio estilo personal, que ha ganado un reconocimiento en Suiza y en el extranjero. Habiendo alcanzado su madurez artística, es sin lugar a dudas una figura expresiva para el arte de la ilustración, de carácter alegre y desenfrenada. Sus obras se han liberado de las limitaciones del arte tradicional y los cómics, que fueron fases de su propia evolución, para dar lugar a su propio universo, instantáneamente reconocible. Sin embargo, «alegre» y «desenfadada» no significa que sus obras sean frívolas, sino que utiliza sus dibujos como trampolín hacia un mundo imaginario, formado por sueños y cuestionamientos constantes. Su audiencia ha desarrollado una afición por su perfecto dominio de la imagen que da paso a una cierta audacia e irreverencia. De hecho, sus lectores no solo son jóvenes, ya que todos están encantados con el universo imaginado de Albertine, donde el ser humano es sin duda el protagonista principal.

En las historias creadas por la pareja creativa, la relación entre el texto y la imagen está perfectamente ligada. La poesía presente en uno, se repite en el otro, y el humor que emerge del trazo de Albertine, surge en los textos de Germano. Este dominio del arte de la ilustración lleva a los lectores a otra parte; a un lugar donde pueden disfrutar de una gran cantidad de emociones y sentimientos que se ven exacerbados por la narración inspirada.

Albertine usa formas, composiciones en página, trazos, colores y tipografías para contar una historia. En sus obras, todo adquiere un nuevo significado. El potencial polisémico de su arte le permite entregar álbumes que son coherentes a la vez que inesperados.

Durante varios años, Albertine ha dominado la capacidad de capturar el momento presente; sus finos dibujos, casi caricaturescos, poseen dimensiones poéticas, filosóficas e incluso existenciales; mientras que Zullo cincela sus textos hasta su esencia, haciendo de la elipsis el motor de su narración. Ya sean sobrios o excéntricos, discretos o extravagantes, los mundos de Albertine son siempre elegantes; sus imágenes están orquestadas en una coreografía suave en la que se mezcla la realidad y la fantasía, lo trivial y lo sublime, el sueño y la memoria.

Albertine ha ilustrado más de cuarenta libros infantiles y gran parte de ellos han sido traducidos a muchos idiomas. En España su obra la podemos encontrar en editoriales como Siruela a través de las aventuras de la vaca más intrépida y soñadora, Marta y la bicicleta, Marta en el país de los globos, Marta en el fondo del mar; en Libros del Zorro Rojo con Los pájaros; o en Ekaré con Dadá y SOS Televisión, entre otros.

La autora galardonada ha sido la estadounidenses Jacqueline Woodson.

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