La última vez que rediseñaron las páginas de The Economist en 2001, George W. Bush se había instalado en la Casa Blanca, un jurado de Los Ángeles (California) condena a la empresa Philip Morris (fabricante de los cigarrillos Marlboro) a pagar 3.000 millones de dólares a un fumador de 56 años de edad con cáncer de pulmón irreversible, la empresa estadounidense Apple lanza al mercado el sistema operativo Mac OS X, se inicia Wikipedia en español, ocurren los atentados de las Torres Gemelas (en Nueva York) y El Pentágono (en Virginia). Acontecimientos que han marcado la vida de miles de personas y han cambiado el mundo para no ser igual nunca más.
Los cambios suelen producir algo de vértigo, en publicaciones son necesarios para que el lector no se canse, y así que no tenga la sensación de que está viendo siempre casi lo mismo. Creo que en The Economista han tardado un poco en realizar esos cambios, pero tampoco se han vuelto muy locos en el rediseño. Dirigido por el jefe de diseño Phil Kenny y el director de arte Stephen Petch, la nueva renovación de la revista se convierte en un diseño para un consumidor de pantallas. Todas las páginas de la publicación están a todo color y equipadas con nuevas tipografías personalizadas, la Eco Sans y la Milo serif, que mejoran tanto la lectura impresa como en pantalla y le dan a las páginas una sensación más aireada y menos densa, afirma Petch.
The Economist se actualiza para su audiencia con una visión de futuro puesta en las nuevas narrativas, en la que invluye una nueva sección semanal titulada Graphic detail, que cuenta las historias a través de la industria emergente de la visualización de datos, cobrando un mayor protagonismo así el alcance visual, y dotando a la revista de un aire más fresco, renovado y actual. Por tanto, los gráficos están de vuelta y vuelven desde que en la década de 1980 hubiera páginas completas de datos en la revista, pero que a lo largo de los años han ido menguando, perdiendo así protagonismo. Pero que con el nuevo rediseño se recuperan. Esta nueva sección dividirá el periódico cargado de texto con más imágenes infográficas para una mayor variación visual a la vista del lector.
Alex Selby-Boothroy, Jefe de datos en The Economist, entra a analizar esta nueva sección y su evolución en la publicación, ya que los gráficos -aunque no lo parezca y como decía antes- siempre han sido parte importante de The Economist. Selby-Boothroy afirma que «siempre ha habido un lugar para los datos en las páginas de The Economist. En la edición inaugural del 2 de septiembre de 1843, el editor juzgó claramente el estado de ánimo de una nación amante de los números y colocó una mesa directamente en la primera página. Y las estadísticas figuraban en gran medida en otras partes del papel. Siete de las dieciséis páginas del primer número contenían tablas, y al final del primer año, varias páginas se dedicaron por completo a franjas de datos metidos en tablas.»
Cuenta Phil Kenny que «el último rediseño fue en 2001. Normalmente, una publicación se actualiza cada siete años aproximadamente. Llevamos 17 años. Estaba empezando a parecer obsoleto. Esa era nuestra opinión, pero también escuchamos que decían desde fuera. La edición impresa es nuestro producto estrella, pero es solo la parte final de un ejercicio mucho más amplio para modernizar y alinear nuestro diseño. Por lo tanto, nuestro sitio web ya utiliza la nueva marca y los nuevos tipos de letra, todas nuestras aplicaciones también lo utilizan, y la revista es solo el último producto en alinearse con eso.»
Las nuevas identidades de sección han sido diseñadas por Noma Bar con quien trabajan mucho y ha realizado muchas de sus portadas. Edenspiekermann, ha sido agencia de diseño que ha formado parte del equipo de trabajo desde un principio.
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