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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Un cómic con una presentación gráfica rompedora

«El color de las cosas» de Martin Panchaud atrapa desde el primer momento con su planteamiento rompedor y sus sorprendentes giros. Algo alucinante para un autor al que le cuesta leer por su dislexia.

Un cómic con una presentación gráfica rompedora
Pablo Delgado el

Si a día de hoy pensabas que estaba todo visto en el cómic, te equivocas. Hay un chico nuevo en el panorama del cómic internacional que ha roto los códigos tradicionales por aquello que entendemos como el arte secuencial denominado por el genuino Will Eisner. Si todavía no lo has visto acude a tu librería física u online más cercana y adquiere El color de las cosas (Reservoir Books) del autor e ilustrador Martin Panchaud (Ginebra, 1982). Al principio cuando lo abres puedes pensar que es una broma, pero nada de eso, es toda una visión gráfica diferente de cómo se puede contar una historia a través del cómic en el que que confluyen el diseño gráfico, la infografía y una muy buena estructura narrativa.

Panchaud cuenta la singular historia de Simon Hope, un muchacho inglés de 14 años, un poco rollizo, del que los chavales del barrio se burlan a menudo. Un día, después de que una adivina le revele cuál será el caballo ganador de la Royal Ascot, decide apostar ingenuamente todos los ahorros familiares… ¡y gana 16 millones de libras! Hay un pero, y es grande: para cobrar el premio hay que tener más de 18 años, o al menos contar con el consentimiento de los padres. Cuando Simon vuelve a casa con la noticia descubre que, al contrario de lo que pensaba, sus problemas no han hecho más que empezar…

Una historia gráfica que se convierte en un apasionante thriller visto y leído; como si estuvieras en el típico juego de mesa -me viene mucho a la cabeza el genuino Cluedo- por su perspectiva rompedora y original en la que el lector a vista de pájaro sigue a unos personajes que no tienen forma, simplemente son figuras circulares de color. Una genialidad gráfica llevada a la máxima expresión del menos es más. Un enfoque gráfico sencillamente increíble que con la visión de un grafista crea imágenes puras que transmiten emociones en el plano visual y evitan cualquier tipo de florituras, así transmite las emociones y el mensaje de la forma más clara y directa dando sentido a las formas.

Aunque este extraño proceso narrativo resulta muy desconcertante al principio, poco a poco y a medida que el lector se acostumbra, se vuelve hechizante, impactante y muy atrayente. Como por arte de magia, el lector empieza a imaginar lo que no está representado rellenando los espacios vacíos y completando la historia quedando así atrapado en ella. De hecho, este desafío gráfico completamente disparatado sólo podría tener posibilidades de funcionar si el autor consigue expresar una narrativa ágil y fácil de seguir. Y es este reto de claridad narrativa el que Panchaud ha superado con éxito.

Una receta del éxito que se basa en algunos ingredientes hábilmente mezclados: códigos de color muy legibles para los personajes, fondos meticulosos y gráficamente bellos, pero también, y casi sobre todo, la adición a esta meticulosa construcción gráfica en una dosis nada desdeñable de locura creativa (la ingeniosa historia de la ballena, por ejemplo, en la que piensas ¿qué pinta ahí?, pero al final todo tiene su porqué y resuelto de forma impactante y maravillosa).

Es el cómic más original y sorprendente de los últimos años que he podido leer, además de uno de los más premiados con el Fauve d’Or del Festival de Algoulême, Gran Premio de la crítica Francesa ACDB… Es un potente thriller que se va abriendo nuevos caminos narrativos y estilísticos para el panorama actual del cómic. Un viaje por carretera increíble, una mezcla de acción, humor y emoción, una trama al estilo de los hermanos Cohen, una tragicomedia esperpéntica, todo ello con un telón de fondo de crónica social que lo convierte en una experiencia de lectura única, porque si bien el fondo es familiar -una familia disfuncional en un suburbio deprimido, las emociones de la adolescencia, etc.- la forma nos lleva a un territorio desconocido.

También es una descripción muy precisa de los colores de la adolescencia: la torpeza, la necesidad de afirmarse, las primeras aventuras amorosas y su lado florido, pero también el despertar a la sexualidad con sus lados a veces muy crudos o, por el contrario, muy oníricos.

En definitiva, Panchaud ha logrado una genialidad, por su condición de disléxico que le hizo situar la lectura, así como la interpretación de las formas y sus significados, en el centro de sus investigaciones, y le impulsó a elegir un estilo de dibujo muy particular para expresar su creatividad y contar historias y así compensar esa dislexia que sufre. Una genialidad que casi me atrevería decir que está muy cerca de famoso Chris Ware, el guionista de cómics estadounidense que ha roto todos los códigos del cómic moderno imponiendo unas reglas narrativas bastante asombrosas. Y con Chris Ware, como con Martin Panchaud, estamos en presencia de artistas que ven el cómic como algo más que una historia que contar. Ponen una cantidad considerable de talento en hacer de estos cómics verdaderas obras de arte.

El color de las cosas // Martin Panchaud // Reservoir Books // 2024 // 29,90 euros

 

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