Y sigo con Italia, pero sin hacerlo adrede que conste, ya que después de reseñar La Mennulara, tenía muchas ganas de continuar con el espléndido Igort. Dibujante de cómics, ilustrador, músico, guionista y ahora director de cine debutante, Igor Tuveri nos tiene acostumbrados a sus preciosistas y bucólicos dibujos que connotan una expresividad y una quietud que pocos saben transmitir a través de su trazo detallista complementado siempre con una más que hacertada elección del color. Trabajo que se puede apreciar en obras como Cuadernos japoneses y Cuadernos rusos y ucranianos (Salamandra Graphic).
Aprovechando el pasado año con el estreno de la adaptación al cine dirigida por el propio autor de su cómic 5 es el número perfecto. El sello editorial Salamandra Graphic recupera una de las obras más impactantes y experimentales de Igort. El cómic transcurre en Nápoles, en los años setenta. Comienza con calma, a paso lento, dentro de los muros de una casa, en la intimidad entre padre e hijo. Aquí empezamos ya a ver una relación de sangre que se ve como sólida, casi sagrada. Pero este eje pronto se romperá por causas ajenas al duo.
El padre, Peppino, es un gánster retirado y desengañado que ha servido a la Camorra, también un ejecutor, de entre las familias rivales e incluso de la propia a la que ha servido. Ahora sólo piensa en salir a pescar y en su hijo Nino. Pero cuando éste, que también es asesino a sueldo como el padre, muere en una emboscada, Peppino se verá obligado a vengar su muerte.
Parece, a primera vista, que es un hombre anciano de sesenta años, que solo busca ya el retiro de esa paz del descanso y sin responsabilidades que cumplir. Un hombre que ha sobrevivido a su tiempo y a los hechos que han marcado su curso: dos guerras mundiales, la emigración, el auge y caída del fascismo italiano, la economía sumergida, etc. De una generación pasada convencida de conocer el honor, pero tan desactualizada que no puede encontrar un aliado en la próxima. Todo un personaje que ha recorrido casi todo el siglo XX en el que se proyecta parte de la historia de Italia y todavía tiene energía y contactos para desenvolverse en ese Nápoles noir de los años 70.
«Una cultura napolitana, en la que el dolor y la sonrisa se funden en una especie de magma misterioso. Nápoles, al igual que el resto de Italia, es una estratificación de culturas todavía patentes. Italia es un lugar en cuyas calles se respira el arte y la poesía», afirma Igort en el epílogo de la edición.
Es un cómic trepidante al más puro estilo noir conocido, en el que predomina una acción de interiores con pocos personajes y ambientes como si se estuviera ante ese ambiente recogido típico de un teatro, en el que Igort consigue, no solo crear esa obra que siempre le habría gustado leer, sino que con la capacidad de profundizar en la medida de lo posible, en definir a los personajes mediante unos diálogos escuetos y elaborados, transmite su particular visión de la vida. Con un dibujo expresionista y potente retrata un Nápoles duro, en el que la camorra anda a sus anchas, pero con el valor añadido de elegir bien cada uno de los personajes sin proliferar en el tópico camorrista. A través del personaje del padre la obra se convierte más en una historia casi sentimental que de venganza.
El autor recorre caminos inéditos en la narrativa visual, ya que esta obra empezó a germinarla en 1994. La estructura del cómic es más que interesante, por sus variaciones en el ritmo y un registro narrativo en el que se respira una evocación diferente a la clásica historia de género negro, mediante la captación de la atención del lector a través de una gráfica envolvente que transmite la palpitación y la tensión de cada una de las escenas. Mediante una variación en el trazo en la que recoge todo tipo de situaciones diferentes, es decir, Igort trata de compartir la visión que tenían los pintores impresionistas de captar esa realidad que veían con su propios ojos y luego trasladaban al lienzo. Igort lo hace a través de esos cambios de registro en las escenas, ya sea cuando es un sueño, o cuando hay una escena de acción total.
Es en definitiva, una historia negra cargada de atmósferas humanas y también sanguinarias pero no queda exenta de algo de dulzura y empatía por ese «anciano» que fue asesino a sueldo y busca vengar la muerte de su hijo, a través de un renacimiento algo trágico por aquello que le arrebataron. Es un hombre que está en vilo, que vive o muere, invadido por la nostalgia. Una nostalgia que invade la obra, que surge a través de los recuerdos y que se expresa en una elección de paleta de colores que es fría y oscura. Pero Peppino no es solo despiadado y nostálgico, también le empiezan a invadir certezas o debilidades, a replantearse su modo de actuar.
5 es el número perfecto, fue libro del año en la Feria de Fráncfort de 2003, y se ha convertido en una de las obras más celebradas de Igort desde su publicación. Una historia sobre la amistad, la traición, la venganza y el renacimiento humano. Una obra que es capaz de marcar un camino, hacia lo esplendoroso del género y el formato.
5 es el número perfecto // Igort // Salamandra Graphic // 2020 // 20 euros
Cómic