Ya es Navidad. Buen momento para retomar a los clásicos de la literatura y redescubrirlos en su esencia, o para tener un acercamiento primario a ellos. Buen momento de lecturas tranquilas de las que podamos disfrutar de la quietud (si se puede) de un tiempo de vacaciones, y así tener momento de lucidez y reposo intelectual.
Para ello, existen múltiples clásicos de la literatura llamada contemporánea, como la famosa obra escrita por Charles Dickens Canción de Navidad, Cuento de Navidad o El cántico de Navidad —cuyo título original en inglés es A Christmas Carol—. Una novela que cuenta la historia de un hombre anciano, avaro, egoísta y explotador llamado Ebenezer Scrooge y de su transformación tras ser visitado por una serie de fantasmas en Nochebuena. En ella Dickens nos muestra un Scrooge que no era muy feliz por estas fechas, en un relato entre lo fantasmagórico y lo mágico. El anciano es visitado por el fantasma de su antiguo socio, Jacob Marley, y luego por los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura. Todos los espectros le muestran los errores que ha cometido en su vida y además le enseñan que estas fechas deben ser vividas de forma diferente, con generosidad y buena voluntad, en la que se demuestran más buenas acciones que a lo largo de todo el año.
Publicada seis días antes de la Navidad de 1843, las 6.000 primeras copias se vendieron con gran éxito en la víspera navideña. Una obra que ha sido adaptada, versionada y que ha sido influencia para todo tipo de audiencias y soportes artísticos. La novela de Dickens fue uno de las principales influjos en el resurgimiento de las viejas tradiciones navideñas en la Inglaterra de la época, pero a la vez que transmite imágenes y sentimientos de optimismo, alegría, calidez y vida, también transmite elementos de oscuridad, misterio, desesperanza, frialdad, tristeza y muerte. El propio protagonista, Scrooge, es la personificación de esa frialdad y tristeza y, al igual que la luz oscura del invierno es sucedida por la luz del sol, la alegría y las flores de la primavera en el resurgimiento de la vida, por lo que el corazón frío y triste de Scrooge es restaurado hacia las buenas acciones, la empatía y la buena voluntad que conoció en su infancia y juventud.
A esas adaptaciones debemos añadir la que ha hecho el magnífico y consagrado autor de cómics Carlos Giménez (Madrid, 1941). Con su Canción de Navidad (Reservoir Books) Aporta su distinguido y original punto de vista que nos presenta con su Canción de Navidad. Una obra que podríamos calificar como autobiográfica y sugerente de la que desprende todo un modo de vida por y para el trabajo gráfico, pero sobre todo, algo que es muy definitorio y característico de los trabajos de Giménez, la humanidad de las personas. Su aflicción y miedos, sus alegrías y comportamientos, su solidaridad ante una fecha que es especial al reunirnos la mayoría de los mortales occidentales alrededor de una mesa en una noche concreta del año. Una noche que para muchos no es diferente pero para otros significa mucho más, además de poder salir posibles fantasmas del pasado, del presente o todavía no conocidos.
En la particular visión de Carlos Giménez del clásico de Dickens tenemos como protagonista al tío Pablo, -que podría ser el alter ego del propio Giménez- dibujante de profesión, quien a las puertas de Nochebuena no quiere saber nada de celebraciones sentimentales ni atenciones familiares, como si de un nuevo Ebenezer Scrooge se tratara. Ignora a todos aquellos que le ofrecen pasar esa noche tan especial rodeado de gente, pero sobre todo ignora que se le presentará su querido amigo Raúl como fantasma que le anuncia la presencia de los tres Espíritus de las Navidades para obligarle a hacer recuento de su pasado, su presente y su futuro durante varios días (o eso se pensaba él) y a la misma hora.
Una obra costumbrista con la esencia dickensiana, entre lo dulce de la navidad y lo fantasmagórico de una historia que no deja de lado el foco de denuncia social al que estamos acostumbrados del autor. Mostrando temas como la propia soledad de muchas personas, no solo en estos días, además está la migración de las personas y el sufrimiento y las muertes que sufren por el hecho de querer buscar una vida mejor, más segura y con un futuro para ellos y sus familias. Con un dibujo expresivo en su magnitud que acerca ese sufrimiento con el poder evocador del blanco y negro, y la gran expresividad de los rostros elaborados por Giménez, consigue golpear la conciencia del lector para que se centre no solo en la fiesta sino también en todo aquello que le rodea y está pasando, para que así no le pase desapercibido y pueda tomar nota y conciencia de todo ello.
En definitiva, Canción de Navidad. Una historia de fantasmas de Carlos Giménez, es una obra esencial a añadir a toda su brillante carrera gráfica, por su dibujo particular y diferenciador que le ha dado un estilo sin igual en el cómic español.
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