Una librería puede tener varios significados, uno puede ser material y otro simbólico. Dentro del significado material, una librería es un local en el que se tienen libros, es una tienda en dónde se venden dichos libros e incluso es un mueble con estantes para colocar los libros que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida. Pero todos los amantes de los libros, los lectores devoradores de historias, saben que para ellos una librería es algo más que todas esas acepciones materiales. Una librería significa entrar en un lugar en el que el conocimiento está vistiendo las paredes de múltiples colores, las historias repletas de aventuras y realidades reposan en forma de libro de pie o tumbados a que alguien llegue, lo elija, y empiece a cobrar vida en la mente del lector al ser leído.
Pero la librería se compone de más agentes que forman todo su entramado. El agente principal es el librero que como dice Lola Larumbe de la madrileña libreria Rafael Alberti “un librero tiene en su mano la capacidad de filtrar la oferta editorial”. Es el principal responsable de hacer llegar a los lectores una oferta literaria de calidad.
Jorge Carrión, Doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona que tiene en su haber varias novelas, retrata en un ensayo excelente a las “Librerías” editado por Anagrama. Se hace preguntas como ¿cuál es el significado de las librerías en el imaginario colectivo? ¿cuál es su papel en la historia de las ideas y de las letras?. Cuando tienes el libro en tus manos y empiezas a leer las primeras páginas sabes que va ser un viaje muy interesante, didáctico y sobre todo muy práctico con datos de referencia de librerías que se encuentran en lugares del mundo a los que muy pocos podremos acceder a ellos, pero que Carrión nos traslada a dichos lugares de forma brillante, transmitiendo a la perfección el lugar en que se encuentra la librería y su entorno, formando sensaciones que transmite al comprador-lector al traspasar el umbral de la puerta para descubrir un nuevo mundo o adentrarse más en las raíces profundas de ese lugar del que forma parte la librería.
Cuenta Carrión que al principio de los tiempos en los que la cultura iba evolucionando el impresor era el propio librero, pero pronto hicieron sus aparición los vendedores ambulantes que iban de ciudad en ciudad ofreciendo los libros comprados a los impresores. Pregonaban por las calles la lista de títulos en su haber y anunciaban la posada dónde se alojaban e instalarían su mercado nómada. También los había con puestos fijos en las grandes ciudades.
Todo lector, cita Carrión, es crítico pero sólo aquellos que de algún modo hacen pública su opinión sobre lo que leen se convierten en críticos literarios. Expone además un diálogo muy interesante entre biblioteca y librería. La bilblioteca como elemento de almacenaje del conocimiento en los que se guardan y mantienen los libros para que el público pueda acceder a ellos, pero cuidado, las bibliotecas suelen estar al servicio del Estado, por lo que pueden condicionar los contenidos de dichas bilbliotecas, por eso son necesarias las librerías independientes en las que la oferta es variada y más enriquecida que incluso en las grandes cadenas de librerías que la oferta será siempre la misma.
En China comenta Carrión, mantiene cadenas estatales que abren librerías gigántescas en las principales ciudades del país y que velan por la moral pública y que surten abundantemente la sección Estudios del Éxito, para alentar el trabajo duro y la superación individual, que es la base de la colectiva.
“Librerías” es un recorrido en el que se hace un viaje para descubrir pero también para reconocer. Las librerías casi siempre son una apuesta segura en donde encontrar refugio cuando estamos fuera de nuestro lugar de rutina, por su estructura tranquilizadora, por su familiaridad, su orden y disposición, podrás buscar y conseguir un libro, cuyo texto podamos entender, si conocemos el idioma, un texto que es una realidad atada a un determinado momento de producción fundamental para calibrar la importancia del libro del que forma parte comparándolo con el contexto al que pertenece y estableciéndose jerarquías entre los que tiene alrededor, por lo que la librería es un lugar físico perfecto en el que los lectores pueden tocar,ver y comparar los textos. Toda librería es un lugar de encuentro: entre libreros y libros, entre lectores y libros, entre lectores y libreros, entre lectores viajeros.
Carrión establece una distinción entre las grandes librerías del mundo y las librerías de urgencia. No hay duda de que la librería de grandes dimensiones es una tendencia importante en nuestra época, en interacción con la instalación y otros dispositivos propios del diseño que se hacen visibles en las grandes superficies. Las nuevas librerías tienen muy claro que lo táctil es un valor añadido en su oferta. En la actualidad la librería debe ofrecer todo aquello que no puede satisfacer a través de la web, un lugar físico en donde poder palpar el papel, disfrutar de su fondo literario, arquitectura, interiorismo. Todas las librerías están divididas al menos entre dos mundos y se ven obligadas a pensar mundos posibles.
La librería es el lugar donde la literatura se vuelve más física y, por tanto, más manipulable.
Jorge Carrión crea en definitiva, una cronología del desarrollo de las librerías y de su representación artística. Cómo se transformaron en mitos culturales, en centros de tertulia o en atalayas de resistencia política. En ese recorrido nos encontraremos con La Strand de Nueva York, las parisinas Shakespeare and Company y La Hune, la Librairie des Colonnes de Tánger, Bertrand y Ler Devagar en Lisboa, Stanfords en Londres, El Virrey en Lima, Lello en Oporto, La Central y Laie en Barcelona, la Librería de Ávila y Eterna Cadencia de Buenos Aires, Antonio Machado en Madrid, City Lights y Green Apple Books en San Francisco, las librerías del Fondo de Cultura Económica en Ciudad de México o Bogotá… Esas y muchísimas otras librerías supervivientes junto con otras que fueron emblemáticas y luego desaparecieron. Todo un mundo fascinante, muy duro para el librero, que se está reconvirtiendo a pasos agigantados cuya topografía compartimos todos los amantes de los libros y que esperemos no desaparezcan nunca por la maldita ignorancia que suele predominar en el ser humano y estemos abocados como escribia Ray Bradbury a los hombres libro.
Fué finalista 41.º Premio Anagrama de Ensayo
“Librerías” // Jorge Carrión // Editorial Anagrama // 19,90 euros
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