El relato basado en un hecho o un personaje real, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración es lo que conocemos como leyenda. En literatura, esta narración que se convertía en popular, describe un hecho real o fabuloso que se transmite de generación en generación de forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico. Las leyendas presentan elementos sobrenaturales como los milagros, la presencia de criaturas feéricas, de ultratumba, etc. y estos sucesos se presentan como reales, formando parte de una visión del mundo propia o de una comunidad en la que se origina esa leyenda.
En su proceso de transmisión a través de la tradición oral las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o modificaciones culturales que dan origen a todo un mundo lleno de variantes. Contrariamente al mito, que se ocupa de dioses, la leyenda se centra en esos hombres que representan arquetipos (tipos humanos característicos), como el del héroe o el anciano sabio, como se aprecia por ejemplo en las leyendas heroicas griegas y en las artúricas.
Héroe y sabio
Los mitos y leyendas no solo los podemos encontrar en la literatura, también los podemos extrapolar al deporte. Es el caso de un sabio como Press Maravich (1920-1987) y su hijo Pete (1947-1988), el héroe. Estas dos figuras se convirtieron en leyendas –sobre todo Pete- de un deporte amateur en el que se enfrentan cinco contra cinco jugadores, en una cancha en dónde corren y se pasan unos a otros botando una pelota, para llegar a encestarla dentro de un aro que defiende su contrincante. Estas dos figuras hicieron que este juego evolucionase y cambiarlo de forma definitiva, en su forma y estrategia, y así contribuir a lo que hoy está llamado a ser uno de los “showtime” del momento, el baloncesto.
Press Maravich fue jugador y sobre todo entrenador durante 20 temporadas en diferentes universidades de la NCAA (Men’s Division I Basketball Championship), conocida como la Liga Universitaria de Baloncesto de los Estado Unidos. Desde el conocimiento de este deporte inventado por James Naismith, un profesor canadiense de educación física en diciembre de 1891, Press puso en práctica, a través de su hijo Pete, una forma de juego mucho más vistosa y alegre, dando paso a los contraataques frente a un juego estático.
“El 6 de junio de 1946, la Asociación de Propietarios de Estadios de Estados Unidos, se reunió en el Hotel Commodore de Nueva York con la intención de fundar una liga nueva (…) La mayoría de ellos se ganaba la vida con el hockey, los espectáculos sobre hielo y los rodeos. Sin embargo, ahora buscaban una manera de llenar esas noches de invierno oscuras y vacías. La idea era elegir, desarrollar a estrellas universitarias y explotar la fama que les precedía. Aquellos chicos pulcros jugarán un baloncesto más rápido que los viejos zorros y los veteranos de guerra que poblaban las competiciones regionales. Los equipos nuevos no jugarán en Sheboygan y Oshkosh. Sus nombres serían Knickerbockers, Celtics y Warriors”. El baloncesto no tardaría en convertirse en el equivalente invernal del béisbol y el fútbol americano cuenta el periodista Mark Kriegel en su obra Pistol. La increíble historia de Pete Maravich (Editorial Contra). En ella recoge de forma brillante la historia familiar de una figura convertida en héroe de una universidad, la de Luisiana y leyenda del baloncesto profesional estadounidense.
Baloncesto, segregación racial y NBA
Desde el comienzo, Kriegel narra una historia increíble, con un trasfondo histórico del que forma parte una historia familiar en la que sus miembros vivían por y para el baloncesto, por lo que dieron todo por un deporte en el que no llegaron a tocar el cielo completamente. Un deporte que cuando llegó el ocaso en la carrera de Pete ya se había convertido en ese “showtime” buscado por los grandes empresarios de los equipos que formaban la ya potente NBA de finales de los años 70.
A mediados de la década de 1960, el baloncesto era un híbrido estilístico que evolucionaba en dos mundos paralelos. Había dos deportes diferentes, nacidos de “dos Norteaméricas: la blanca y la negra, la rural y la urbana. Uno se jugaba en patios de asfalto rodeados de alambradas. El otro se practicaba en aros montados en los patios delanteros de casas separadas por vallas de estacas”. Pero a Pete -en aquella época- le daba igual con quién jugar, fuera blanco o negro (estaba prohibido compartir cancha con personas de color) para él era baloncesto.
Uno de los hitos que contribuyó a la aparición de La National Basketball Association o NBA (Asociación Nacional de Baloncesto) fue el fin de la segregación racial en 1964 que revolucionaria el baloncesto más que ningún otro deporte y cambiaría así la forma de jugar definitivamente.
“Pistol” Pete
Pero no todo era baloncesto. Kriegel retrata la relación de un padre con su hijo y viceversa. De cómo desde unos comienzos duros en la acería de Aliquippa (Pensilvania), su padre Press luchaba por dar una vida mejor a su familia y conseguir a través del trabajo y el entrenamiento de un hijo, para que se convirtiese en el primer jugador de baloncesto en cobrar un millón de dólares. Pero como muchas exigencias, le llegó a pasar factura a una familia en la que la figura de la madre se desmoronaba.
Aún así Pete y Press continuaban. Pete no quería acabar en la acería, por lo que se aplicó desde el principio. “En los partidos llegaba a controlar el ataque de su equipo y sabía perfectamente cuándo había que correr y cuándo parar. Todo lo que hacía era exagerado, vibrante. Se pasaba el balón por detrás y por encima de la espalda, entre sus piernas y entre las piernas del defensor”. Con un porcentaje altísimo de anotación en cada partido de su época universitaria, el pistolero, “Pistol” Pete era un apodo perfecto para él. No solo era aliterado, sino que identificaba a un personaje, una realidad exagerada y un punto cómica. “El balón le salía de la cadera como un pistolero que desenfunda y nunca, nunca dudaba en tirar”.
Ocaso y leyenda
El salto a la NBA, a través de su fichaje por Atlanta Hawks, fue el principio del fin. Le llevó a enfrentarse a una realidad: la de las envidias –profesionales y raciales- acompañadas de las lesiones y sus salidas de tono con el alcohol. “Pistol fue un elegido, el misionero que había llevado el baloncesto a buena parte del sur profundo”. Un jugador blanco con su talento es lo que la NBA necesitaba en esos años. Iba a ser la mayor atracción de la liga. “A principios de los años sesenta, los Hawks eran un equipo de blancos que no aceptaban a un virtuoso negro. Al final de la década era un quipo de negros obligado a aceptar a la sensación blanca”.
Pete jugó varios años a gran nivel siendo un año máximo anotador de la NBA con 31 puntos de media y dando espectáculo y asistencias imposibles que como reconocería años más tarde por ejemplo Magic Johnson fueron de inspiración para muchos jugadores. A pesar de sus problemas personales era respetado y tratado como un genio o alguien muy especial por los equipos de la NBA por los que pasó: Atlanta Hawks (1970-1974) New Orleans Jazz (1974-1979) Utah Jazz (1979) Boston Celtics (1980). Los Celtics fueron su última esperanza para conseguir el ansiado anillo de la NBA, pero no lo logró y justamente al año de su retirada, fueron campeones con el jugador de segundo año Larry Bird. Pete se retiró bastante pronto. Su padre acaba de morir y él, para explicar su retirada dijo:”no quiero jugar hasta los 40 años y morirme de un ataque al corazón”, palabras que se harían realidad desgraciadamente un año después.
Kriegel ha creado una historia de baloncesto que consigue atrapar al lector -haya visto jugar o no a Maravich, o sea amante del deporte, o no-, con una historia dramática y trepidante, cargada de datos históricos que fluyen de forma acertada en la estructura narrativa de la obra, sin interponerse en una lectura amena y ágil, sobre una figura muy admirada y que se recuerdan a pesar del paso del tiempo. Es una novela sobre el deporte, para el deporte y un fiel reflejo de la evolución de una sociedad, la estadounidense, cargada de prejuicios en una época convulsa y de grandes cambios en el modo de vida norteamericano. Una sociedad especialista en ensalzar figuras para crear espectáculo y que consigan el ansiado sueño americano.
“Pistol es otra reliquia de los 70, como las cachimbas y las películas de Bruce Lee: el flacucho que deslumbró al mundo del baloncesto con sus movimientos de Globetrotter, calcetines holgados y pelazo”.
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