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In memorian. Jose Luis Casado Soto. Historia y mar

In memorian. Jose Luis Casado Soto. Historia y mar
Javier Noriega el
Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza.
Pául Geraldy. Poeta y dramaturgo Francés
El fallecimiento en accidente de tráfico del historiador José Luis Casado Soto  ha causado inmensa tristeza en el mundo de la arqueología y de la cultura Española. Sirvan estas humildes y breves palabras, entre las otras muchas existentes, para recordar modestamente  la trayectoria vital y de pensamiento de uno de los principales investigadores y divulgadores de la historia y la arqueología naútica de nuestro país.
Don José Luis Casado Soto, fue uno de nuestros más eminentes historiadores navales que ha tenido España recientemente. Quienes tuvieron la fortuna de su trato y su amistad, reconocen siempre al hombre de talante amable, generoso, tolerante, ponderado y lleno de sentido común. A un caballero en el sentido más honroso de esos términos; a un historiador ecuánime, lleno de sabiduría  que sabía preguntar, escuchar, trasmitir y escribir. Conocimiento y sabiduría, en el estrito sentido del término, que como han puesto de manifiesto muchos de sus colegas y amigos,  se basaba en el detalle, en la facilidad para llegar a la esencia. La erudición y la humildad eran fieles compañeras de camino de Jose Luis. De ahí el hondo sentir ante su pérdida, entre sus compañeros de ciencia y de mar. De letras y de aventuras. Muchos de los arqueólogos náuticos, estudiantes e investigadores de este país han sido testigos del manantial de sabiduría que atesoraba, en una disciplina científica compleja; la arqueología, historia marítima y arquitectura naval. Muchos de ellos le han rendido sentido homenaje en distintos foros, siendo unánimes en el importante legado personal y profesional que nos deja. Muchos de esos compañeros e investigadores, han sido testigos de su inestimable ayuda y sus palabras de aliento, ya fuese en el seno de un congreso científico, de un postgrado o donde fuese requerida su generosa presencia. Todos ellos les estarán eternamente agradecidos siempre por su inmensa amabilidad, son muchos los nombres y las personas que han tenido la suerte de aprender de él y con él. Como decía Geraldy, del cual me he servido a modo de prólogo en el presente y breve artículo. Su recuerdo ya es nuestra riqueza. El recuerdo de su prolija y profunda obra,  así como el de su ejemplo. Todo un acicate para el futuro de la investigación y la puesta en valor d la historia y la arqueología.

Historiador, arqueólogo y licenciado en bellas artes. Fue director y fundador del Museo Marítimo del Cantábrico y correspondiente de la Real Academia de la Historia. Director y fundador del laboratorio para investigaciones arqueológicas subacuáticas. También fue Premio nacional del mar. Más de veinte excavaciones arqueológicas y más de 40 exposiciones temáticas en su horizonte. En su estela.
Reconocido historiador naval y mente singular en los mares septentrionales de Europa, publicó  desde la década de los 80 hasta la actualidad, un buen número de reseñas críticas, así como una treintena de artículos y ensayos históricos. Igualmente una serie de libros de singular importancia. Todos ellos de profunda y vasta sapiencia, especialmente relacionados con la época moderna, de la que era consumado especialista. En su “Política naval y tecnología en el mundo Mediterráneo”, “Los barcos del Atlántico Ibérico en el siglo de los Descubrimientos” y “Construcción naval y navegación: Historia de la ciencia y de la técnica en la corona de Castilla”, ya dejaba buena parte de su importante legado como investigador de una época en la que había mucho que esclarecer, trabajar y publicar. Tal y como nos decía en su propia obra:
“Durante los primeros siglos modernos, la nación española protagonizó en primera línea el proceso de expansión europea por los confines del planeta. Aquella ruptura de todos los horizontes oceánicos conocidos se pudo llevar a cabo gracias a que el país disponía de los barcos y sistemas de navegación más apropiados. No obstante, el conocimiento implícito en aquellos medios de comunicación y guerra, deja aún mucho que desear.
Con su voz y pluma rigurosa, contrastada, dejaba bien patente desde el punto de vista científico la importancia de la puesta en valor del impresionante reto económico, cultural y sobre todo, tecnológico, de las monarquías hispánicas en la mar de los siglos XVI y XVII. También asumió Casado Soto algunos trabajos que describían el pasado, desde las biografías de importantes personajes cercanos al poder de su época. Sus resultados, apasionantes. En su “Discurso de Bernardino de Escalante” acerca al lector, curioso y al investigador a este importante personaje de Laredo. Tal y como nos lo describe; “paradigma de español universal en la madurez del período de la gran expansión oceánica, uno de los que, con la inteligencia, la espada y la pluma, colaboraron vivamente en construir y  mantener viva la monarquía hispánica. Hombre de mar y hombre de letras”. Y así de esta forma, nos acerca a un Escalante, que toca, en todos sus discursos e informes hechos para el gobierno que representaba Felipe II,  los asuntos más importantes del poder en aquella época. Desde los asuntos tocantes al arte de navegar por parte de los portugueses a las Indias Orientales, y que eran secreto de estado en aquella época. Muy pocos eran por aquel entonces los que conocían el arte de navegar al nuevo mundo.  También sus discursos nos hablaban de la cuestión de Flandes y la Inglaterra, aquella que se preparaba para recibir a la “felicísima armada”. En sí toda una vorágine de estudio y de disfrute para el curioso e investigador de la época que el docto Soto nos transcribió a la perfección para su posterior estudio e investigación.
En diferentes publicaciones científicas, Don José Luis, tuvo la oportunidad siempre de arrojar luz, tanto a título personal,y junto a los principales investigadores españoles y europeos. Así entre otras en “Política naval y tecnología en el mundo Mediterráneo”, de la Historia Militar de España, trabajó bajo la coordinación de Hugo O´Donnell, junto con Enrique García Hernán y José María Blanco Núñez. En  “La invención del galeón oceánico de guerra español” y en “Barcos utilizados por Colón para descubrir y volver”, trabajó con Carlos Martínez Shaw, en tan importante campo del saber. En “Diálogos del Arte militar”,  lo hizo junto al conocido historiador anglosajón Geoffrey Parker. De nuevo en materia de arquitectura y tipología naval, en “La construcción naval hispana en época moderna”‘ trabajaría con Xavier Nieto, con el cual pudimos disfrutar de su vasto y profundo conocimiento, no sólo en varios estudios y publicaciones marítimas, sino muy especialmente en diferentes congresos, programas de formación y postgrado universitarios dirigido a investigadores y futuros profesionales de la arqueología náutica hispana. Fueron muy numerosas las publicaciones, especializadas en tan importante materia que nos legó.
Dada su cercanía a la arqueología náutica, de la cual también era conocedor, perdemos a una de las principales vanguardias de la historia marítima actual, especialmente en lo referente al Cantábrico. Igualmente a un hombre lleno de sentido común que siempre que podía, en público o en privado hablaba con un criterio sobresaliente acerca de la importante necesidad de medios para tan importante disciplina científica en España.  Obras como, “El patrimonio marítimo y la Carta Arqueológica Subacuática de Cantabria (CARSUCAN). Arqueología subacuática en Cantabria” ,”El laboratorio para investigaciones arqueológicas subacuáticas (LIAS), con Miguel Cau Ongiveros y Xavier Nieto, así como, “Museos y centros dedicados al Patrimonio Marítimo que jalonan la costa norte de España”, nos lega en forma de letras, un vasto camino lleno de proactividad en lo relacionado a la arqueología subacuática.
Casado Soto tampoco dejó de admirar a su tierra,  sus habitantes,  historia y sus paisajes. Los parajes de las tierras del norte, fueron su pasión. Su hogar, del cual además fue uno de sus principales conocedores. Bien lo saben las instituciones culturales, investigadores y directores de toda la franja del mar cantábrico que tuvieron la fortuna de trabajar con él y conocer su intensa sabiduría.  Su mente y actitud proactiva era sinónimo de garantía en todo proyecto en el cual se requiriese su presencia. En este sentido nos encontramos de nuevo con uno de los eruditos claves del momento en Cantabria. Fruto de ello,  entre otras obras nos encontramos con una serie de obras de obligado estudio como son; “La provincia de Cantabria, notas sobre su constitución y ordenanzas”, “Cantabria vista por viajeros de los siglos XVI y XVII” o “Santander, una villa marinera del siglo XVI”. Por todo ello, por su profundo amor a su tierra, el Ayuntamiento de Santander le nombrará hijo predilecto de la ciudad  a título póstumo. En reconocimiento a su labor investigadora y de difusión en el ámbito de la historia. No podía ser de otro modo.
Al recordar su voz, grave y profunda como ese mar Cantábrico tan bello y tan impresionante. Es muy difícil precisar la importante influencia de Casado Soto en la historiografía marítima y naval. Su influencia y sabiduría, en un campo, el de la era moderna, en el que era uno de sus principales puntales. Descanse en paz. Al igual que deseamos a sus amigos, seres queridos y familiares (especialmente a su mujer y sus dos hijas), nuestro pésame y el mejor de los deseos de cara al futuro.
“Pioneros en la gran expansión oceánica con que se inauguró la edad moderna. Aquel hechos son precedentes fue posible porque entonces sus gentes de mar, poseían lo que en aquel tiempo constituía la más avanzada vanguardia tecnológica, es decir la  mejor técnica naval disponible, tanto para construir buques como para conducirlos sobre las olas. Entonces como ahora, los saberes prácticos más eficientes se concentraban en la “carrera del espacio”. España y Portugal habían contado y contaban con los barcos y los hombres capaces de navegar por todos los mares del mundo con más eficiencia que cualquier otro de los países…  A estas altura del conocimiento histórico, y dado en interés por la tecnología naval hispana suscitado por los pecios de embarcaciones que va sacando a la luz del conocimiento la arqueología subacuática, parece necesario el emprender estudios más amplios y rigurosos de aquellas complejas máquinas (los barcos) y del papel que jugaron para transformar la realidad. Las enormes cantidades de documentos útiles a este respecto  que atesoran los archivos españoles, con mucho de los más ricos de Europa para las centurias XVI y XVII,constituyen un fuerte acicate para que se emprenda con prontitud la tarea pendiente. Sólo si tendremos ocasión de acceder a la mejor comprensión, sobre bases firmes, del instrumento cambiante más trascendente de aquel periodo histórico, el barco”.
(José Luis casado Soto. “Barcos para la guerra. Soporte de la Monarquía hispánica.”).
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