Acaba de publicarse un libro, de nuestra autoría, que trata de algunos aspectos de nuestra Historia Naval, desde el siglo XVI al XX, centrado no sólo en batallas o campañas navales, sino intentando dar un por fuerza limitado reflejo de todo lo que los españoles hemos hecho en la mar y en ultramar, tarea ímproba por lo inmensa, y que en diversos capítulos (algunos de ellos han tenido ya una escueta cabida en este blog, como recordará el lector) abarca desde los descubrimientos y navegaciones oceánicas, las aportaciones en todos los campos de grandes hombres, hasta hechos bélicos e incluso misiones humanitarias, con atención preferente a su gran y casi olvidado reflejo en nuestras letras y cultura.
Editado por la editorial Sekotia de Madrid, el prólogo está firmado por D. Juan Escrigas Rodríguez, Capitán de Navío de la Armada y jefe de los patrulleros que, con base en la milenaria ciudad portuaria de Cartagena, cumplen a diario, tan esforzada como calladamente, misiones que van desde la ayuda humanitaria y el rescate de naúfragos a la lucha contra la piratería y el narcotráfico, buen amigo que une a su condición de marino la de ser Doctor en Historia y autor de excelentes trabajos sobre nuestro pasado naval y marítimo.
Miguel de Cervantes
Pero tal vez la mejor idea de lo que contiene esta miscelánea sea dar cuenta de su índice:
Prólogo
Introducción
El Pacífico español.
La expedición de Loaysa: una guerra en las antípodas.
Un soldado de Marina llamado Miguel de Cervantes.
Lope de Vega: infante de Marina y poeta del mar.
Antonio Barceló: un líder naval hecho a sí mismo.
Trafalgar: antecedentes, la campaña y la batalla.
Corsarios franceses en las costas de Málaga en 1810.
La goleta Cantabria llevó al Nuevo Mundo la primera Constitución española.
La faceta navalista de Gustavo Adolfo Bécquer.
Todo un lobo de mar del siglo XIX.
Prólogo a una colonia: la Estación Naval del Golfo de Guinea (1858-1900).
La Crisis de las Carolinas.
El último defensor de Manila.
Santander en la crisis del 98.
La Armada en las campañas de Marruecos (1909-1927).
Jaime Janer Robinson.
Una misión humanitaria: el crucero Princesa de Asturias ayuda a las víctimas del terremoto de Mesina.
Conclusión.
Lope de Vega
Aunque los temas tratados hayan sido tan diversos como la faceta marinera de personas tan centrales en nuestra cultura como Cervantes, Lope de Vega o Bécquer, las heroicas luchas de los expedicionarios a las Molucas o de un modesto teniente en las Filipinas de 1898, el significado que tuvo Barceló en la Armada, como se superó a si mismo un capitán mercante en el siglo XIX, la llegada de la primera constitución española al Nuevo Mundo, un análisis de la campaña de Trafalgar y lo que supuso para nuestra historia, la vida y obra de un marino ilustrado del siglo XX, o como por dos veces, en 1885 y 1898 crisis en ultramar supusieron un gravísimo riesgo para los mismos territorios peninsulares, etc, muestran, a nuestro entender, aunque de manera forzosamente muy incompleta, la honda importancia de todos estos hechos, ocurridos en la mar o en ultramar, sobre nuestro pasado.
Bécquer
Si con ello hemos conseguido interesar al lector en profundizar sobre su conocimiento y poner en cuestión demasiadas afirmaciones apresuradas, creemos que ha merecido la pena el esfuerzo.
Trafalgar
Para entender nuestro presente eso es vital, y para ello es indispensable conocer nuestro pasado, incomprensible sin aceptar y valorar la enorme proyección española por todo el planeta y la inevitable corriente en sentido contrario, que tanto nos ha influido y en tantos aspectos.
Como recogen los mismos símbolos de España, aunque tantas veces se olvide: la bandera, que no es otra que la que Carlos III dió a la Real Armada a fines del siglo XVIII, y el escudo, que junto a los de los antiguos reinos, exhibe las columnas de Hércules y la guirnalda con el “Plus Ultra” como recuerdo de la sensacional gesta colectiva de un pueblo, con pocos paralelos en el mundo, si es que los tiene.
Y todo ello justamente porque somos muchas veces los primeros en olvidar o menospreciar ese inmenso legado. Cosa que nos agradecen inmensamente otros pueblos, por cierto, encantados de poderse así adornar con plumas ajenas. Que ese es otro riquísimo patrimonio, sumergido en el mar del olvido, que conviene conocer, valorar y preservar, tanto o más que el material, y sin el cual éste carecería en buena medida de sentido.
Fragata Numancia
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