Ves aquí a grande máquina do mundo, etérea e elemental, que fabricada assi foi do saber, alto e profundo (…).Luis de Camoes. Os Lusíadas, X, 80.
No se lo que piensan de my; sino que soy de yerro o de piedra; y en verdad, que aunque calló, que ando tan cansado que presto han de ver que soy mortal como los demás”
Felipe II, en conversaciones privadas con Mateo Vázquez
Felipe II ordeno aprestar la escuadra en Lisboa el 12 de Febrero de 1586. Dos años antes de su partida. Logró reunir 130 barcos y 19.000 soldados en Lisboa, junto a 300 embarcaciones menores. La bandera expedicionaria en esta misión divina, se realizo con toda la pompa y boato que requería el 25 de Abril. El 9 de Mayo se realizaba en Lisboa una revista general de la flota. Sorprende muchísimo que el monarca no estuviera presente. Desde su austero despacho en El Escorial, imbuido en su rutina diaria, misericorde, contable y escribana. Todo estaba preparado. al menos todo lo que dió tiempo hasta la fecha elegida. Los gastos. Incalculables. La economía se desangra en Flandes, además del gasto del mantenimiento del Imperio. A esto hay que sumar la nueva partida, para la nueva cruzada. Y en cuestión de números el rey prudente hacía mil cálculos. Incluso los hacía a puño y letra al margen de los documentos oficiales que la tesorería le suministraba. Eran miles de caudales diarios en el gasto de aquella armada. Pero era “designio de Dios”, y llevaban años planeandola.
El 28 de Mayo de 1588, el duque de Medina Sidonia levantaba anclas, y toda su poderosa flota navegan imponente por la ribera del tajo. Tal como nos narra Parker, ” el mundo contuvo la respiración”. El San Juan de Portugal, modernísimo y construido en 1586, considerado como “el barco mejor armado de toda flota” hacia gala y honor de Portugal. Hace 426 años zarpaban desde el puerto de Lisboa la Grande y Felicísima Armada de Felipe II con el propósito de invadir Inglaterra, destronar a Isabel I, y eliminar su apoyo a las provincias holandesas rebeldes. Eran varias escuadras las que formaban aquella flota de la cristiandad. La que analizamos hoy es la que daba nombre a la tierra de partida. La de Portugal. Esta se integraba en un principio por ocho galeones y dos navíos menores. Y este es su nhistorial. Tras el esfuerzo que requiere la Felicisima Armada, se hace aumentar los navíos y en seis meses la escuadra suma doce galeones al mando directo del marqués de Santa Cruz. Tras dar de baja por antigüedad y mal estado los galeones “San Lucas” y “San Rafael”, en el último momento, el galeón “San Francisco” del duque de Florencia se agrega a la formación, siendo por tanto ultimada la escuadra de Portugal por doce navíos. Sus bordas y hombres de la mar estaban acostumbrados en buena medida a las aguas del Atlántico. Esto les sería de gran ayuda posteriormente en la misión de la “Inglaterra”. Tras diferentes suertes, combates, valentías y revueltas, tres fueron los naufragios acaecidos en la presente escuadra; la de los galeones San Filipe, San Marcos y San Mateo. Tres historias. Como siempre que acaece un trágico desenlace. Estas son sus historias. Todas las comenzamos desde el trágico desenlace de los brulotes de Calais, donde comienza a fraguarse la tragedia.
Galeón San Marcos
Era un navío considerado nuevo. Salió del astillero de Lisboa en 1585. Desplazaba una eslora de 32, 50 metros y una manga de 9,70. Aunque parezca sorprendente en este espacio convivían 500 tipos, 108 de mar y 278 de guerra. En abril de 1588 traía a bordo 16 piezas de artillería de bronce, es lo que dió tiempo para armar y se conseideraba suficiente. Tras el fondeo en Caláis el día 6, la capitana española tenía que estar a la altura y mantuvo un intenso duelo artillero con el enemigo. En el sarao se enfrentó al Mary Rose de Edward Fenton y el dreaghnout de George Beeston, dos de las naves capitanas de la armada inglesa. A raíz de este combate moriría Felipe de Córdoba ,hijo de Don Diego, un balazo le volo la cabeza.
A partir de aquí empezaría su particular duelo. Como toda la armada Española que a partir de ese momento comenzaba su atribulada huída. En el caso del San Marcos, ell oficial John Popham en carta manuscrita a su compañero Burghley aseveraba “que habiéndose avistado cuatro navíos grandes hacia la bahía de Galway; uno de ellos, posiblemente el galeón de San Marcos” . Su situación era calamitosa. Sus tripulantes, atemorizados y heridos veían como su navío hacia agua entre Mutton Island y Lurga Point. Del naufragio tan sólo quedaron cuatro supervivientes. Entre las altas olas y la debacle escasos supervivientes que eran arrastrados por el fiero mar a las playas. Los supervivientes de ambos navíos fueron conducidos ante Boccius Clancy, shérif del llugar, tal y como tenían estipuladas las ferreas normas venidas de Londes, y pasaron a ser ahorcados, como muchos Españoles supervivientes de los naufragios. La colina paso a llamarse “La colina de las horcas”. Por orden real inglesa se debía: “aprehender y ejecutar a todos los españoles que pudieran ser hallados, de cualquier estado que fueren. Puede emplearse la tortura en el seguimiento de esta causa“.Se trata de uno de los episodios más conocidos de la crueldad para con los prisioneros que lograban sobrevivir. Parker se hace también eco de aquella crueldad; ” Se informo al vicepresidente de Munster que habían naufragado, dos navíos grandes en la costa de Thomond, de los que se ahogaron 700 hombres y fueron hechos 150 prisioneros”. También naufragaron Gonzalo del Álamo y Hernando de Torres, ambos de la compañía de Jesús. Iban a evangelizar Britania y quedaron con sus crucifijos bajo el agua. “La colina de los ahorcados”, entre el viento y las verdes lomas. Uno de los mitos tenebrosos de la invencible.
El galeón San Felipe
Fue construido en Portugal en 1583. Mantenía la misma eslora y larga que el San Marcos. También un tipo parecido. El 16 de Abril de 1588 tenía a bordo 40 piezas de artillería, iba bien pertrechado, le dio tiempo en Lisboa a batir los cañones de bronce. Llevaba a bordo a unos cuantos grandes de España, Francisco de Toledo. El capitán del galeón, el habilidoso Juan Gordon, el maestre; el portugués Gaspar Gocalvez. De Lisboa salen con 415 hombres en la nave.Tras la tragedia de los brulotes de Caláis, se dio el momento de la verdad. Un escuadrón inglés al mando de Drake, y con El Revenge, el Nonpareil, el Victory, el Mary Rose, el Dreaghnouth y el Swallow se dirigieron a todo trapo para atacar a la retaguardia Española. Las naves británicas vociferaban victoria tras el desastre estratégico de los brulotes. No sabrá la historia que acierto significo la táctica de Hawkins con aquellas barcazas cargadas de brea y combustible incendiario quedesarbolo a toda la armada y significo el verdadero punto de inflexión de la invencible y su aventura a la “Angalaterra”. En mitad del desorden y el toque de huida de las naves Españolas, las capitanas, los mejores barcos hispanos tuvieron que estar a la altura del reto y disponerse como escudo de toda la flota. Sabían perfectamente quienes eran y que se esperaban de ellos. Es ahí donde posiblemente donde se dio lo mejor de la batalla, con un enfrentamiento encarnizado entre ambas flotas y era un momento crítico. Debían parar el ataque frontal de las naves inglesaqs que buscaban la victoria rápida. Y así fue como la nave de Juan de Recalde se encontraba atacada enfurecidamente por los insignias Ingleses. Posiblemente fue uno de los intercambios de artillería más duros de todo el enfrentamiento. En apoyo de Recalde acudieron nuestro galeón portugués, el San Mateo y la nao María Juan. Y consiguieron rescatar al capitán general de la armada. Aun así, el Ark royal, Golden Lion y el white bear alcanzan a nuestro navío portugués de nuevo y en esta ocasión, fueron a su rescate, como no, el bravo de Recalde tuvo que volver al combate, no quedaba otro, y le seguia el San Martín y los navíos Españoles que estaban a la vista. Con esta maniobra lograron de nuevo frenar a los barcos británicos.
El San Philippe debía ser uno de los barcos fuertes. Su capitán, Francisco de Toledo, se armo valiente y arremetió contra la vanguardia sólo, incluso intentando el abordaje por sorpresa. Resultas de la refriega y el ardor guerrero. Rápidamente fue rodeado por el Rainbow, el Elisabeth bona y el Vanguard. Y aquí ocurrió lo que nos narra Recalde “dicho galeón y la nave vizcaína se tomaron otra vez a meterse dentro de la armada del enemigo, de suerte que de muchos de los cañonazos quedaron desparejados y de manera que pareciese que no podían a volver a navegar. Y viéndole de esta manera, ni la capitana, ni ninguno de las demás naos lo socorrerían, y queriéndolo hacer el almirante general”. Se refería como no; a Recalde.
El San Felipe se defendió bravamente contra los dieciséis navíos enemigos. Al caer el sol estaba destrozado por los impactos de bala, y sobre la cubierta tenía más de 100 muertos. La Doncella vino a su encuentro para salvar a su gente, pues la nave hacia aguas. Al finalizar la operación de rescate y debido al hacinamiento de los hombres, corre a bordo el grito de que la urca se va a pique. Todo era demasiado rápido y las urgencias muchas.Toledo vuelve a su buque, “pues para anegarse allí, era mejor en su galeón”, compañandalos a su suerte los más fieles, unos veinte o treinta hombres. Desarbolado y sin gobierno el navío Español llega de milagro a las playas entre Nieuwpoort y Ostende, donde embarranca el día 9. Allí es descubierto rápidamente por marinos ingleses pertenecientes a las guarniciones de Flandes, quienes se apoderan del galeón. En una maniobra rápida, y teniendo que salvar la vida, Toledo parte hacia la playa con una barca, trasladándose a Neoporto. Con no pocas fatigas llega a presentarse al duque de Parma….Mientras, los holandeses tratan de llevar la presa hacia Flessinga. Su deterioro, hundimiento y daños hace que se hunda a la altura de Rammekens. Se saqueo previamente todo lo que hubo de valor en el barco. Incluso ornamentos. También se salvo parte de la artillería, que con el escudo de España, defenderían la ciudad de Bergen op Zoom. Aquel naufragio engrosaria los naufragios casuales existenes en las costas de Zelanda.
Galeón San Matheo
De los naufragados de la escuadra de Portugal era el más antiguo. En su interior. Don Diego Pimentel, maestre de campo del tercio de Sicilia. El capitán del galeón, el que llevaba el oficio, Don Juan Iñiguez Maldonado. En Lisboa reclutaron a 277 hombres (repartidos entre las compañías de Ávalos, Pimentel y Francisco Marquez). Resulta que el historial del navío rendía fiereza. En la conquista de Portugal por parte de Don Alvaro Bazán, en el castillo de Setúbal ya ofreció resistencia a las tropas castellanas. Su maderas. Genuinamente portuguesas. Y de allí al episodio de la “Inglaterra”. Como siempre, y como punto de partida de nuestro análisis de los naufragios de la Invencible; el desastre de Calais. En donde se dispersó la armada y perdieron buena parte de su futuro. Al amanecer de ese 8 de Agosto, la columna inglesa, al mando de Drake, y con los más fuertes de su escuadra (arropado por su capitana, El Revenge, el Nonpareil, el Victory, el Mary Rose, el Dreadnought y el Swallow) se dirigió como “lobo que persigue” a presa hacia la parte más débil de la escuadra. Su retaguardia. El San Matheo tuvo que hacer acto de presencia, consiguiendo sacar del tremendo apuro al San Juan de Recalde, que mas retrasado estaba a pleno cañonazo con la vanguardia del enemigo. Y así estuvo, revuelta tras revuelta, pegandose cañonazos una y otra vez. Metido en la boca del lobo, e incluso rodeado por el Ark Royal, el Golden Lion y el White bear. Y el San Matheo nos ofrece una estampa de esas que pueblan los libros y las novelas de combates épicos navales. Don Francisco de Toledo fue combatido por diez o trece navíos a intervalos durante horas. Al caer la tarde y dado el mal estado del navío, Medina Sidonia ordenó a varios navíos de la flota que acudiesen a salvar a su gente, estaba desvencijado. Y ocurrió lo que por aquel entonces ocurría con estas cosas del honor. Diego Pimentel se niega a abandonar el galeón y envío a dos de su confianza al San Martín para rogar al capitán general le enviase “algún piloto para poder seguir navegando y un buzo para estancar el casco de la nave”…pero por ser “ya tarde y los mares muy grandes no pudieron llegar” a nave. Al anochecer se perdió de vista el galeón llevado por el viento y las corrientes hacia la costa. Entre Ostende y Sluis. Aquí no acabarían sus penurias. Dos buques holandeses pertenecientes al escuadrón de Pieter van der Does, vicealmirante de Holanda y bailío de la ciudad de Leiden, atacaron al San Mateo el día 10, apoderándose de él, como no, tras furioso combate de varias horas. No pudiendo con él, tuvieron que participar tres navíos ingleses mandados por William Borlas. El galeón Español había recibido 350 impactos de cañón. Fue deshecho por la artillería enemiga a causa de la falta de balas y pólvora con la que responder. Allí terminaron su servicio la flor de aquel navío. Las maderas de sus bahos y sus cuadernos. En el asalto, parte de la dotación fue arrojada al mar. Los demás fueron muertos al asaltar a la nave. Fueron apresados y conducidos a Rótterdam el valeroso Don Diego Pimentel, los capitanes Juan de Toledo, ávalos y Vargas. La nave fue saqueada hasta sus raíces. Sólo se salvo la artillería, por su significante peso. Las maderas del navío han de descansar en los accesos a la isla de Walcheren. Pieter van der Does llevó a Leiden, donde ahora florece su silenciosa universidad, una gran flámula del San Matheo para exponerlo en la iglesia Pieterschurch donde permaneció tres siglos. Era tan grande que puesta en el tejado llegaba hasta el suelo. Las banderas, descoloridas, ráidas y castigadas por el tiempo; como si pareciesen querer ser olvidadas, de la “Felicísima Armada”, aún impresionan. Como si se tratase de una “divina misión”, es curioso que aún algunas de ellas se atesoran y guardan bajo las bóvedas de algunas santas iglesias. Aún a día de hoy pueden descubrirse, y en algunos casos a simple vista, a pesar del paso del tiempo y de su notable importancia. En este caso actualmente se conserva en el Stedelijik
BatallasOtros temas