ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Espejo de navegantes Expertos en arqueología naval

La muerte de Drake. En sarcófago de plomo arrojado a la mar…

La muerte de Drake. En sarcófago de plomo arrojado a la mar…
Javier Noriega el

“Sic parvis magna”

Debió ser un tipo muy inteligente. Al menos su escudo de armas, con lo que pasó a la historia deja traslucir una verdad inmutable.

“Sic parvis magna”. “Lo grande comienza por lo pequeño”. 

Escudo de armas de Drake. “Sic parvis magna”.

 

Hes hombre rojo de gracioso gesto

menos en estatuto que mediano

mas en proporciones bien compuesto

y en platica,medido cortesano

en negocios mayormente de guerra

muy pocas o ninguna veces yerra

Descripción de Drake por Juan de Castellanos.

 

Pensó que era mejor ser derrotado que regresar a Inglaterra, donde caería en desgracia a los ojos de la reina y sus favoritos. Eran demasiadas idas y venidas por los mares del mundo, a lo largo de demasiado tiempo. Para ellos, para la corte lo más fácil era hacerlo responsable por el fracaso de la travesía y olvidar sus éxitos anteriores. Así de dura era la vida.

 

Docklands y el London Bridge en el siglo XVI

 

El caso es que a los viejos y carcomidos docklands de Londres llegó la noticia de su muerte. Y ya se sabe. Como ocurría con los mitos. Al principio todo era confusión. Existían varios rumores. El más extendido es que murió de disentería en el Caribe. También teníamos la versión clásica, en la que se decía que le mató un gobernador de una plaza a la que estaba asaltando en un duelo a espada.Con el tiempo se han tejido hipótesis, por parte de los historiadores que sostienen que en realidad Drake fue envenenado por alguno de sus hombres. Una carta inédita de Andrés Armenteros al duque de Medina Sidonia, informaba de que el cuerpo de Drake, embalsamado, fue traído de vuelta a Inglaterra en un barril de cerveza, de 1596.Al más puro estilo Nelson, cual cereza metida en un barril de Brandy. Sobre este al menos y, aunque fuera tres siglos después, si hubo cuerpo y funeral de Estado. Sobre el protegido de la reina Tudor hasta que la pifió tras la invencible y desobedeció sus órdenes al asaltar la ciudad de La Coruña. Aquel que tras volver de la primera vuelta al mundo realizada por un Inglés, fue nombrado caballer0. A pesar de sin pudor alguno, exclamar que fue el primero, y así jactarse que la reina Isabel, tras cenar con él a bordo del Golden Hind en Deptford, en el río Támesis, le otorgaría tal distinción. Para el resto de su vida fue conocido como Sir Francis Drake. Y con ese título, se lo llevaría a la muerte. Conozcamos como parece que ocurrió, pues no tuvo la oportunidad de tener un funeral de Estado…

 

Cata y descripción del Español Armenteros sobre la muerte de Drake

 

Grabado de Fancis Drake allá por 1560
Isabel Tudor nombrado caballero a Francis Drake tras la circunavegación por el mundo
Su tripulación, al mejor estilo vikingo, saqueó y quemó la indefensa ciudad de Portobelo en su honor tras su muerte. Borrachera redentora y vengadora de alguien que hizo del saqueo, su sustento vital. Su vida. Ni más ni menos. Sin ningún tipo de remordimiento y a la yugular. Sino juzguen ustedes mismos en el discurso previo a la batalla que dio en el precio ataque a la ciudad de Cartagena;
Pues el que por acá se me bolviere.
Y de cualquier calidad que fuere
lo tengo colgar en una entena
por ser justo castigo del covarde
Cuestión de modales y de cortesía. Que eso si, de sibarita complacencia y trato cuando se trataba de agasajar a un prisionero de alta alcurnia. Por la cuestión de cobrar el rescate, y sobre todo. No lo olvidemos. Trato y finura por si le tocaba estar a él, con los grilletes a cuestas. Que con capón regado de vino y oropeles,también se podía estar encerrado hasta que te sacaran del trullo. Cuestión de élites y de visión de la cosa. Así no es de extrañar, que tras su muerte, las campanas de las iglesias de Castilla replicaron como símbolo de celebración. Miguel de Cervantes y Francisco Quevedo dedicaron versos a la muerte del mayor enemigo de Felipe II. Los Españoles lo consideraban un pirata, los ingleses, en ocasiones como uno de sus más célebres marinos. La fama de Drake y sus aventuras se extendió por todo el mundo. El escritor español Lope de Vega se hizo eco de ello, con  su poema “La Dragontea”, donde el navegante es descrito casi como una encarnación del demonio.  Que es como quedó para nuestra cultura hispana. Los epítetos y calificativos que le dedicaban desde los muros pétreos de las ciudades españolas, al conocer una y otra vez los intentos de saqueo de sus ciudades, no tenían que ser demasiado lindos. En el caso de su muerte, que es la que traemos hoy aquí a colación, resulta paradójico como aconteció y sobre todo, como ocurrió.Uno de esos casuales guiños del destino, que una de las primeras acciones de Drake, allá por los setenta, fuera saquear el puerto de Nombre de Dios, en Panamá. Justamente la tierra que en sus idas y venidas, le vería perecer. Su alfa y su omega. Y es que el el final de la carrera y vida Drake fue inesperado. No debía estar pasándolo bien económicamente a un “manirotas” como él. El documento que adjunto un poco más abajo, muestra un aspecto de este último viaje. Se trataba de una empresa conjunta. Para recaudar fondos para su inversión, Drake vendió  una casa llamada “La Herbar” en la zona del Dowgate de Londres. El documento es el que Drake recibió como su registro de la transacción; está firmado por el comprador, el concejal Paul Banninge. El Herbar era un edificio muy interesante y suntuoso. Había sido una residencia real. Y además ostentaba una pequeña historia que se relacionaba con su vinculación hispana. Es es muy posible que dicha Hacienda la comprase con el dinero del botín de la captura del Rosario durante la campaña de la Armada Invencible. Capítulo en donde “inexplicablemente”, en su periplo a la conquista de Inglaterra, dejó Medina Sidonia tirado a uno de sus capitanes, además de los que tenía mando, voz y voto. Sería por eso.O mejor dicho por el odio cainita, muy español el, que tenía con su primo. A la sazón principal asesor en la mar de Sidonia. Y como apuntan Hutchinson en su último libro (periodista por cierto que se ha sumergido magistralmente en el mundo de la historia) o el propio Geoffrey Parker, en “La Gran armada”, traen a colación y centran con particular interés una historia. La del Nuestra Señora del Rosario y su captura a manos de Drake. A Valdés le enfureció que lo abandonaran delante del mismo enemigo. Como nos describe el periodista inglés Hutchinson, “quedó sin consuelo a la vista de toda la flota, con el enmigo a tan solo una cuarta de mí…El Margaret and John, de 210 toneladas, un corsario financiado por la ciudad de Londres- se echó sobre el Español siniestrado, al rico y dulce olor del botín”. Y así le birlaron 50.000 ducados de oro que trasladó rápidamente al Revenge en bolsas de lienzo.
Documento de compra venta de la vivienda “Herbar”.

Barco de guerra inglés del siglo XVI
Es lo que había hecho toda la vida. Saquear. Y aquel golpe de fortuna del Rosario, supuso para Drake liquidez económica. Que como no. Invirtió en inmuebles. Que luego volvería a vender ( el ejemplo del Herbar es perfecto), para poder sufragar sus expediciones, para así…conseguir más botín. El día a día del corsario. Todo un ejemplo de vida familiar y hogareña. Y en este  último viaje, la suerte no le acompañaba a Drake. El ataque planeado a las Canarias terminó en fracaso; los españoles causaron la pérdida del buque de Drake, el Francis.  Además, en noviembre moría Hawkins, su inseparable amigo, que a la sazón se movía con sus mismos escrúpulos y pasos de corsario al mando de su majestad, La reina. Toda una vida saqueando a fuego y hierro las posesiones, especialmente Españolas por el mundo. Su epitafio, tras largo curriculum de sangre, llegaría en el Caribe. Curiosamente ambos morirían de disentería. La shigella o disentería bacilar era la causante de epidemias en los barcos a troche y moche en aquellas épocas. Es lo que tenía navegar durante meses en alta mar, y no disponer de las condiciones higiénicas básicas. El intestino se les ponía como un trombón debido a la infección y solían morir con fiebres, deshidratados y con fuertes diarreas. En América, las primeras noticias de las disenterías, eran  que mejoraba con la ipecacuana. Estas alusiones se remontan al siglo XVI, específicamente en 1516, y lo hacían de mano de nuestros Españoles conocían de aquel mal y lo detallaba en esta ocasión  Pedro Mártir. Algún día aquí en espejo de navegantes hablaremos sobre los tratados de farmacopea y herbolarios. Que en época de Felipe II eran bien hermosos y apasionantes, y que como vemos, ya conocían aquello de la disentería.
Retrato de Francis Drake
El corsario inglés John Hawkins. Inseparable en el devenir del siglo XVI de Drake
Citrus medica. Dibujo del Atlas de historia natural de Felipe II

El caso es que en esta última aventura del corsario Inglés, a estos dos parece que de un lado la disentería. Como de otro, la buena defensa de los españoles en los intereses de la isla, les estaban dando bien por saco a los piratas británicos.En el lado español, las defensas en Panamá estaban al mando de Don Alonso de Sotomayor (1545-1610), soldado de mucha experiencia, que fue enviado allí por el Virrey del Perú y nombrado capitán general . Al final la intendencia y la fuerza de las defensas españolas supusieron todo un muro para el pirata inglés. Es lo que hay. Las tropas inglesas fueron las órdenes de Sir Thomas Baskerville. Iban buscando como siempre, el oro Español que viajaría a España. Y así nos encontramos con un Drake que llega a Portobelo a bordo de su navío Defiance y queda fondeado en la boca de la bahía. Pero llega enfermo, muy enfermo. Arde en fiebres. Tiene la boca ulcerada e inflamada. Viste sus mejores galas, capa, bombacho satinado, botas lustrosas y espada engarzada en piedras preciosas. Da órdenes contradictorias entre la palidez de su quejido y las debilidad por las fiebres que le acusan . El pirata que los ha llevado a la gloria ha perdido la razón y la recién muerte de su amigo Hawkins planea en su subconsciente. Lleva días así, caminando entre la vida y la muerte. La razón y la sinrazón. La boca supura pus, una pasta maloliente producto de su maldad interna. Y así, Drake cae desplomado en cubierta. Sin auxilio de Dios. No sin antes pedirle a su contramaestre, Thomas Baskerville, no perdonar vida alguna en Portobelo. Fueron sus últimas palabras; lo que más placer le producía en vida. Saquear ciudades Españolas. Ni en muerte se reprimió de ello. Y así hizo.

 

Saqueo holandés de ciudad Española n el Caribe

 

Se puede decir que Drake murió con las botas puestas.Lo amortajarían con la bandera inglesa, lo meten en una caja de madera y parece que dentro de una sellada caja de plomo. Como historiador me pregunto de donde sacarían aquel sarcófago de plomo en aquella muerte inesperada.En medio de una suntuosa ceremonia fúnebre, que daría el final al primer inglés que circundó el mundo. Cargado de elogios por lo tanto la figura del corsario, lanzan el cajón al mar próximo a un yermo islote que los españoles llamaban “mogote” (luego islote Drake). Como si se tratase de una digna película de piratas. Uno de los más famosos de la historia mundial, acabó como tal. En alta mar y sin que ningún gentilhombre pueda llorar en su tumba en los años venideros. Durmiendo para siempre en el frío mundo azul de las profundidades marinas. Y acto seguido lo prometido es deuda. La exigua tripulación que quedaba, entran a sangre y fuego a Portobelo cumpliendo la última orden de Drake.

La noticia de su muerte llegó a España por una misiva del general Español Bernardino Delgadillo de Avellanada dirigida a Pedro Flores. Que bien lo conocía por haber sido preso suyo en 1588. Al capturar la Nuestra Señora del Rosario, que antes comentábamos. Las cosas de la vida, ahora, en el momento de recibir la noticia de su muerte, era el director de la casa de contratación de Indias. Como habían cambiado las tornas. De ser prisionero en la torre de Londres. A tener lacayo y fruta fresca. Tratamiento y distinción. Las ganas de salitre del sr Drake, seguramente.

 

Vista de la bahía de Portobelo. Famosa por su forma de herradura y descanso de flotas de las Indias en el Caribe

 

El sarcófago de plomo de Drake en la actualidad. Un recóndito pecio muy codiciado

Suele ocurrir con las celebridades de la historia.  Las muertes rodeadas de misterio y en las cuales se desconoce el paradero de su tumba, atraen a los curiosos que quiern saber donde se encuentra. Y así al corsario Inglés que posiblemente de título a más pubs ingleses del mundo, después de Nelson (nosotros tenemos a un Barceló, que al menos da nombre a un ron) lo han buscado desde la National Geography, la BBC de Londres y un sin fin de aventureros. Hasta la fecha, despues de anunciar en múltiples ocasiones a bombo y platillo su búsqueda, sólo han hallado los restos de un buque se cree es el buque Elizabeth, que naufragó poco antes de su muerte. Y es que el mito de Drake es mucho mito. Algunos atrevidos han puesto una cifra sobre la mesa de lo expoliado por Drake. Y se han aventurado en cifrar nada más y nada menos que en 6,000,000.00  de dólares. Ahí esta la cosa. Sin querer aventurarnos en demasía sobre la cuestión, como historiador si podemos hablar del pasado. El Rey de España le puso una recompensa por la cabeza de 20.000 ducados de Drake. Eso es alrededor de 7 millones de dólares en dinero actual. No esta mal la cosa. Debió ser muy codiciada su cabeza. Es lo que tiene saquear los dominios de un reinado. Que te ponen precio. Y no sería de extrañar, por el repentino y casual dolor de barriga que les dio a estos dos inseparables piratas en tierras, o mejor dicho mares Caribeños.

 

Foto de la búsqueda de uno de los barcos de Drake. Presupuestamente el Elizabeth

 

Y aquí comienza otra interrogante. Nuestro personaje murió en el mar, pero no en mar abierto; se conocen incluso el lugar aproximado y las circunstancias de su fallecimiento.  Sobre la esperanza de hallar restos humanos, hay que decir que estos son muy frágiles en el agua. Especialmente en el agua caliente tropical, donde hay una gran cantidad de organismos y bacterias que dan buena cuenta de la carne humana en poco tiempo. Podría no ser así en el sarcófago de plomo del legendario marino, si es tal. Habría que ver como se encontraba sellado el bueno de Drake.  Que por cierto, se me olvidaba, también fue parlamentario. Y con ese reclamo no es de extrañar que los aventureros se apiñasen sobre el sarcófago como moscas. Y así tenemos una buena lista de estos simpáticos aventureros entre los que destaca el Señor James Sinclair. Entre su curriculum, haber pertenecido a los equipos que dieron con los restos del galeón español Nuestra Señora de Atocha y con los que dieron con el Titanic. El equipo esta financiado por Pat Croce, un millonario estadounidense, ex presidente del equipo de básquetbol de la NBA, los Philadelphia 76ers. Incluso Croce reconoce y nos adelanta que gracias a la tecnología estaban seguros de la autenticidad del hallazgo. “La madera carbonizada, el plomo a bordo, la cerámica inglesa de la época…’. Es lo que tiene la cosa. Sin haber realizado una actividad arqueológica sobre el mismo, se atreven a dar nombre y apellido al féretro de Drake.

Que el féretro estaba así acondicionado lo certifican además los inventarios que quedaron de la expedición, en que consta la diferencia de peso del metal que llevaba el buque a la ida y a la vuelta. Se sabe, por otra parte, que restos humanos pueden conservarse tras un largo tiempo de inmersión si los cubre la arena o el limo. Por lo tanto, sería quizás posible hallar sus despojos, sabiéndose, como se sabe, dónde fueron arrojados. Este dato lo confirman además posteriores testimonios, obtenidos tras la toma de Portobelo en 1601, y publicados junto con mapas bastante exactos de la zona, que muestran además las fortificaciones y la ciudad misma, y mencionan concretamente una roca, la Isla Verde de las cartas marinas del siglo XX, junto a la cual estaban anclados los buques cuando se llevó a cabo la aludida ceremonia fúnebre.

Nuevas búsquedas realizadas a partir de 1975, con instrumental apropiado, detectores de metales y otros medios, hallaron restos de barcos, que pudieron haber pertenecido quizás a la Vizcaína, carabela del cuarto viaje de Colón, hundida en 1503 en las inmediaciones, o al anterior buque de Drake, el mencionado Elizabeth, que naufragó también por esos lugares poco después de la muerte de este, ocurrida en 1596.  De hallarse, ¿Que harían con su féretro?. ¿Y con sus restos?. Un caso interesante de cooperación. De patrimonio cultural submarino. De UNESCO. De Arqueología.

Aquella mañana caribeña. Húmeda y calurosa fue la última visión de un Drake, que nunca podría imaginar. Entre tanta pompa y boato de campaña. Entre sus colegas saqueadores y a la sombre del palo mayor de su barco corsario, que en un futuro sería un pecio subacuático.  Es lo que tuvo que ser el mayor corsario de la historia. Que pasas a formar parte de ella.

Replica visitable del Goldenhind, barco insignia de Drake, en la ribera del Tamesis.


Prohibida toda la reproducción y reenvio del presente e-mail sin la autorización debida del remitente.

ArchivosBatallasCarrera de IndiasCazatesorosOtros temas
Javier Noriega el

Entradas más recientes