Educar es una tarea tan inmensa como apasionante. Es importante que entendamos que la educación es un proceso en dos direcciones y que al mismo tiempo que estamos educando a nuestros hijos éstos nos obligan ser mejores. De hecho en más de una ocasión he escuchado a alguna persona decir “desde que soy padre soy mejor persona…”. Y es que ser padres nos obliga a mejorar porque queremos darles lo mejor.
Lo que ocurre, y no debemos perder de vista es que nuestros hijos también nos enseñan y no podemos perder la oportunidad de aprender de ellos. Como afirman Carlos Goñi y Pilar Güembe “Cada hijo nos trae el mismo mensaje: a partir de ahora todo va a ser al revés: aprende el que enseña, recibe el que da, queda lleno el que se vacía”. Para poder hacerlo debemos dejar a un lado nuestro ego, aquel que nos dice: “¿A mi qué me van a enseñar? Son ellos los que tienen que aprender de mi”. Aléjate de esta actitud y muéstrate abierto a aprender de tus hijos, con humildad.
Pero, ¿qué nos enseñan estos “pequeños maestros”? Pues muchísimas cosas:
- Alegría.
- Humor.
- Ilusión.
- Optimismo.
- Ganas de descubrir el mundo.
- Generosidad.
- Felicidad.
- Amor.
- Perdón.
Podría seguir el listado pero quiero ilustrar esto que te cuento con una breve historia sacada del libro “Aplícate el cuento” de Jaume Soler y M. Mercé Conangla:
Estamos en un parque. En un banco hay dos mujeres observando a los niños mientras juegan y hablan tranquilos, aparentemente, alegres. De repente, oyen que uno dice a otro:
– ¡Te odio. No quiero volver a jugar nunca más contigo!
Durante dos o tres minutos, cada uno de los niños juega por su cuenta, prescindiendo del compañero, sin hablarse.
Al poco tiempo, las mujeres observan cómo los dos niños ya vuelven a jugar juntos. Una de las mujeres comenta:
– ¿Cómo pueden hacer esto los niños? Pasan de estar furiosos y pelearse, a volver a jugar como si no hubiera ocurrido nada.
– Es fácil- comenta la otra mujer-. Prefieren la felicidad y la alegría de compartir, a la intransigencia y la soledad.
¿Qué te parece? Menudo aprendizaje. Fantástica lección la de estos dos niños. Si la pusiéramos en práctica los adultos cuánto cambiarían las cosas. Cómo cambiaría el mundo… Y esto es lo realmente importante de la vida. Estas pequeñas cosas son en sí las más valiosas e importantes y las que son capaces de producir grandes cambios. ¿Y quién nos las enseña? Nuestros pequeños maestros: nuestros hijos. Aprovechemos la oportunidad y aprendamos de ellos. Tienen mucho que enseñarnos. Mucho más de lo que realmente piensas…
Imagen: <a href=”https://www.freepik.es/fotos/chicos-jugando”>Foto de chicos jugando creado por pch.vector – www.freepik.es</a>
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