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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

Baltasar Garzón, de Madrid a Argentina

Carmen de Carlos el

A Baltasar Garzón le investigan por atribuirse competencias, a sabiendas de que no las tenía, para investigar los crímenes de la guerra civil española (1936-39). También por, presuntamente, cobrar más de trescientos mil dólares del Banco de Santander y luego no admitir, a sabiendas de que debía hacerlo, a trámite una querella contra el mencionado banco. El cohecho -también le adjudican esta figura- habría tenido como resultado que los directivos del Santander, incluido su presidente, Emilio Botín, sortearan un grave proceso penal por las denominadas “cesiones de crédito”.

Hay una tercera causa en la lista contra Garzón por ordenar escuchas de las conversaciones entre presos y sus abogados, pese a conocer de antemano que esa decisión era ilegal. Se trata del caso Gurtel, red corrupta de financiación del Partido Popular (PP). En los tres casos el Tribunal Supremo español ha puesto la lupa en el magistrado por, presuntamente, cometer el delito de prevaricación, el peor del que puede ser acusado un juez.

En Argentina dos descendientes de españoles víctimas de distintas asociaciones de derechos humanos, presentaron una querella por genocidio y crímenes de lesa humanidad del Franquismo, que abarcan el periodo de 1936 a 1977. En este último año se celebraron las primeras elecciones libres y democráticas tras la muerte de Franco. El gesto se enmarca, fundamentalmente, en el cuadro de agradecimiento infinito que le dispensan a Garzón los argentinos que sufrieron la tortura, desaparición y asesinato de sus seres queridos durante la última dictadura militar (1976-83). Garzón es admirado en Argentina, en Chile y en buena parte de los países de América Latina que padecieron terribles dictaduras en los años 70 y hasta los 90. El magistrado logró que Augusto Pinochet se sentara en el banquillo de los acusados, aunque fuera en Londres. Su intervención puso entre rejas a conocidos ex represores o cómplices de los regímenes castrenses, como Scilingo. Gracias al juez, sin duda de ningún género, los damnificados por aquellos años de plomo vieron un resquicio de luz primero y un destello de justicia después tanto fuera como dentro de sus fronteras. Las sucesivas intervenciones de Garzón, amparado en la figura imprescriptible de los delitos de lesa humanidad, supusieron un importante referente a la hora de intentar hacer justicia en estas latitudes.

Dicho y reconocido el pasado histórico de Baltasar Garzón sólo queda recordar algo que se aprende antes de llegar a la Universidad, aunque ésta sea la de Medicina: Nadie está por encima de la ley. Te llames Baltasar Garzón, Manolo López o Jorge Rafael Videla.

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