No es cierto que el G20 pasó sin pena ni gloria por Buenos Aires, como las lenguas viperinas, a día de hoy, insisten. Basta recordar que la cumbre de presidentes, con mas poder del planeta, pasará a la historia por ser en ese escenario, pacífico a diferencia de ediciones anteriores, en el que se firmó el nuevo acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México. También fue en la capital argentina donde Donald Trump y Xi Jinping firmaron la pipa de la paz, o tregua, de su odiosa guerra comercial aunque fuera por 90 días. Esto, sin contar con que hubo un documento algo que, aunque parezca increíble, no siempre se logra. Y, en ese documento, que necesita el consenso unánime, la única letra chica añadida fue la consabida de EE UU sobre los acuerdos de París del cambio climático. El peso de la ideología o la pluma facilona y automática de los prejuicios mantiene su vuelo en picado cuando se trata de analizar los aciertos de Gobiernos identificados (y si se mira con lupa, con escasos motivos) con la derecha. Una pena.
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