Carmen de Carlos el 24 ago, 2009 A veces hay que leer las noticias dos veces para estar segura de que lo que lees es lo que está escrito. La última vez que me pasó fue cuando vi que Cristina Kirchner comparaba los goles con los desparecidos. Al día siguiente me quedé de nuevo sorprendida cuando, entre otras, la presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, justificaba la frivolidad de la señora Presidenta. Unos días antes, -lo recuerdo ahora- volví a sentir vergüenza ajena ante la salida de un grupo de intelectuales siempre tengo dudas de lo que significa esta palabra- que reivindicó el odio a los ricos y la oligarquía declarado a gritos por Luis D´Elía, un maestro sin colegio que enseña, con su cuadrilla, el arte de la violencia para agradar a los K, sus generosos protectores. El grupo de intelectuales, incondicionales a Néstor y a Cristina Kirchner, se agrupa en una organización bautizada Carta Abierta. Desde ese pedestal, estos amantes del pensamiento libre también justificaron el descomunal enriquecimiento del matrimonio gobernante, capaz en seis años de aumentarlo en más de un quinientos por cien y sólo en el último un 158 por ciento, lo que equivale a más de doce millones de dólares. Dicho esto, me voy a comprar otra radio. Acabo de escuchar repetidos los lamentos de la presidenta porque la gente y la Iglesia se empeñan en contar pobres en Argentina. La mujer, indignada, se preguntaba por qué no se dedican a elaborar un padrón de los ricos para ver cual es la brecha real entre los que más y menos tienen. Pues si no lo sabe ella, no lo sabe nadie. Política Tags abiertacarlottocartaeliaestellaluis Comentarios Carmen de Carlos el 24 ago, 2009